Noche negra para Pep Guardiola, eliminado por el Liverpool tras un humillante resultado global de 5-1 y, además, expulsado en el descanso por el valenciano Mateu Lahoz, el árbitro preferido por José Mourinho en la Liga española y el trencilla que se equivocó gravemente, a instancias de su asistente, al anular por un fuera de juego inexistente un gol a Sané que debió haber supuesto el 2-0 para los 'citizens' antes del descanso.
Era una jugada determinante pero perdió los nervios el técnico catalán cuando Mateu indicó el descanso y tuvo que ver fuera de la zona técnica la debacle de su equipo en la segunda mitad. Tres derrotas tan duras como inesperadas de los 'sky blues' en una semana, las dos ante los 'reds' y la del derbi ante el United que aplazó la celebración de su Premier. Malos tiempos para Pep.
Sin Agüero al final en el once pero con un equipo netamente ofensivo y sólo tres defensas, el City se fue desde el primer momento en busca de un Liverpool desconocido en el primer acto por defensivo, algo impropio en los combinados que dirige Jürgen Klopp, habitualmente más alegres. Pero el 3-0 cosechado en Anfield justificaba esta vez un planteamiento más timorato. Golpeó enseguida el equipo de Mánchester, fruto de una gran asistencia de Sterling a Gabriel Jesús. Le protestó el gigante Van Dijk a Mateu una posible falta de Sterling en el inicio de la jugada que bien pudo serlo, pero no suelen indicarse en la Premier, ni en la Champions a favor del equipo de casa.
Ederson, Walker, Otamendi, Laporte, Bernardo Silva (Gündogan, min. 74), De Bruyne, Fernandinho, Silva (Agüero, min. 66), Sterling, Gabriel Jesús y Sané
Karius, Alexander-Arnold, Lovren, Van Dijk, Robertson, Milner, Wijnaldum, Oxlade-Chamberlain, Salah (Ings, min. 89), Firmino (Klavan, min. 81) y Mané.
Con De Bruyne, Silva, Bernardo Silva, Sterling y Sané muy activos, móviles con y sin balón, e intercambiándose una y otra vez la posición, los 'citizens' completaron un monólogo en el primer tiempo ante unos 'reds' que echaban de menos a Hernderson. No porque se trate de un futbolista estelar sino porque el mediocentro es pieza clave en este tipo de encuentros. Y el holandés Wijnaldum no es igual de metódico en esa posición. Sin embargo, el indiscutible dominio de los de Manchester tampoco se tradujo en grandes ocasiones.
Más al final del primer acto, cuando un tremendo zurdazo del portugués Bernardo Silva se estrelló en el poste tras desviar ligeramente con la cabeza el croata Lovren y después Mateu anuló ese gol a Sané. Aparentemente era claro pero ocurrió que el balón le llegó de Milner, no de un compañero. De ahí las airadas protestas de los celestes y de Pep Guardiola al árbitro valenciano cuando unos y otros se dirigían hacia los vestuarios en el descanso.
Del Liverpool, aceptable defensivamente, sólo hubo una noticia ofensiva en el primer tiempo y fue casi la jugada final, fruto de una gran combinación entre el egipcio Salah, que jugó tocado, y Oxlade-Chamberlain. Comenzó la segunda mitad sin cambios y sin Pep en el área técnica, expulsado por un juez con excesivo afán de protagonismo. Guiñó el ojo a los cámaras antes de empezar, mostró cinco amarillas en poco más de media hora sin que el juego fuera duro, echó al técnico catalán y sonrió cuando se reanudaba el choque. Creció el Liverpool tras el descanso del mismo modo que fue decayendo el City, sobre todo después de que Salah apareciese por segunda vez e igualase el choque a los 56 minutos, tras picar el balón sobre Ederson con suma tranquilidad.
Faltaba más de media hora pero marcar cuatro goles era un milagro, más que una remontada. Cariacontecido junto su inseperable Manel Estiarte, Guardiola no movió ficha hasta el minuto 66. Fuera Silva, de los mejores sobre el campo, y al fin dentro Agüero. Pero ya nadie creía. El brasileño Firmino cerró el éxito de un histórico al que Klopp ha llevaen en poco más de dos años en semifinales de la Champions. Enorme este Liverpool que le ha derrotado tres veces este curso al City.