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Cristiano celebra la 'duodécima'.
Cristiano Ronaldo reclama el Balón de Oro

Cristiano Ronaldo reclama el Balón de Oro

El portugués, héroe de la final, revienta el muro bianconero y se convierte en máximo goleador de la Champions por sexta ocasión

Óscar Bellot

Sábado, 3 de junio 2017, 22:59

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Cristiano Ronaldo ya puede ir reservando espacio en su mansión de La Finca para el quinto Balón de Oro. El '7' reventó el muro bianconero haciendo gala de una eficacia que no está a la alcance de ningún otro mortal. Ni Messi, cuyo Pichichi no sirvió para que el Barça conquistase la Liga y que sólo presentará una Copa del Rey como mérito menor, ni Buffon, al que los más románticos veían ya entronizado en la recta final de su carrera, podrán hacer sombra al de Funchal cuando lleguen las votaciones del galardón individual más prestigioso del firmamento balompédico. Doce goles en el camino hacia la 'duodécima', los dos últimos y más valiosos ante la defensa más impenetrable del continente, sumada a su decisiva contribución en la consecución de la 33ª Liga que adorna las vitrinas del club de Concha Espina, aseguran el codiciado trofeo para el mayor depredador del área que haya conocido el deporte rey desde Pelé.

Un futbolista irrepetible al que muchos quisieron jubilar prematuramente para encontrarse con la misma respuesta que viene dando desde que aterrizó en Chamartín en el verano de 2009: dianas como churros. Un delantero capaz de reventar registros a ritmo vertiginoso que este sábado alcanzó los 600 tantos en 855 partidos como profesional, 406 de los cuales los ha firmado en los 394 encuentros en los que ha saltado al césped portando la elástica del Real Madrid. Unos números que le colocan en un lugar en la historia blanca en el que únicamente figuraba Di Stéfano hasta su advenimiento.

Fue la encuentro que siempre soñó Cristiano. Sabía el '7' que, sentado en el banquillo el local Bale, todos los focos apuntaban a su persona. Sentía que era su ocasión de ser protagonista por fin en una final de Champions, tras ver mermada su contribución en Lisboa y Milán por la enorme autoexigencia del de Madeira. En la capital portuguesa firmó el cuarto, cuando la 'orejona' había sellado ya su destino, y en la ciudad italiana rubricó el triunfo anotando el penalti decisivo para quitarse a continuación la camiseta y exhibir su cuerpo de Hércules. Cardiff tenía grabado su nombre, por mucho que la figura omnipresente en sus calles fuese la del '11', y Cristiano no iba a permitir que nadie le aguase la fiesta. Ni siquiera el impresionante muro bianconero que sólo había sido franqueado en tres ocasiones en la presente edición de la Liga de Campeones y un Buffon en cuya presencia se hace la noche para los artilleros más reputados pero que nunca ha salido indemne de su pulso con el cuádruple Balón de Oro.

Cinco goles en cuatro partidos había encajado 'Gigi' en los cuatro encuentros en los que había tenido enfrente a 'CR7'. Alcanzado el minuto 19 en el Millennium Stadium la cuenta se elevaba a seis, tras embocar con la derecha y al primer toque el delantero un centro raso de Carvajal. A él le correspondió el mérito de hacer saltar el candado y fue también el encargado de aniquilar cualquier anhelo de remontada de la 'Vecchia Signora', cuando en el 64 se adelantó a los poderosos zagueros de la escuadra transalpina para rematar en el primer palo un centro de Modric.

Dos zarpazos que permitieron a Cristiano Ronaldo convertirse en el primer futbolista que marca en tres finales de la Liga de Campeones -Di Stefano lo hizo en cinco de la antigua Copa de Europa-. Ya había mojado defendiendo los intereses del Manchester United en Moscú, cuando hizo saltar en candado del Chelsea en un encuentro que acabaría empatando Lampard y en el que el de Funchal pasó de la desolación al fallar un penalti en la tanda al júbilo cuando Giggs llevó el suyo a la malla y Anelka marró el último de los 'blues'. Repitió suerte en Lisboa con un tanto más para el póster que para otra cosa. Caso muy distinto fue el que desniveló el choque en Cardiff, con el que el Real Madrid alcanzó el medio millar de tantos en la máxima competición continental. De sus botas había salido también el 400. Y con el tercero del Real Madrid, el segundo en su haber, sellaba otra cifra redonda, el 600 en partido oficial desde que calza las botas como profesional.

El extremo reconvertido en ariete se convertía así en el máximo goleador de la Champions por sexta ocasión, superando a Messi con doce tantos pese a que hasta octavos había estado 'adormilado'. Dos únicos goles antes de la eliminatoria frente al Bayern hicieron proliferar las voces de quienes vienen apuntando desde hace años a su declive. En realidad todo respondía a un plan trenzado por Zidane con la aquiescencia del portugués. Convenció el técnico a su máxima figura de que era preciso dosificar el número de funciones con tal de ofrecer actuaciones inolvidables en los grandes teatros. Recordó Cristiano que jugó en Lisboa lesionado y que hubo de abandonar la final de la Eurocopa también por problemas físicos al término de una temporada en la que, como siempre, se había exprimido más allá de los límites razonables.

Lección aprendida. Se cuidó como nunca, se olvidó de registros individuales y de Botas de Oro. Y se lució cuando tocaba. Cinco goles al formidable Neuer para tumbar al Bayern, un 'hat-trick' al infranqueable Oblak en el Bernabéu para ejecutar al Atlético. Y dos en la final ante 'Superman' Buffon para certificar un doblete que el Real Madrid no conseguía desde 1958. El Balón de Oro de 2017 ya tiene destinatario. Será el quinto de Cristiano, que alcanzará a Messi. Y eso de, según algunos, estaba de capa caída.

«He terminado muy bien. Finalicé muy bien el año. Estoy muy contento porque somos el primer equipo en ganar dos años consecutivos la Champions y por marcar dos goles», señaló el elegido como mejor jugador de la final una vez completada su magna obra en el Millennium Stadium. «Un récord más. Estamos muy contentos y a nivel individual también», agregó, antes de señalar que el objetivo ahora es «ganar la próxima Champions». Y acabó con un mensaje para sus detractores: «Doy siempre la respuesta dentro del campo. La gente que me criticaba, que tiene siempre un porqué de Cristiano, va a meter la guitarra en el saco».

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