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Messi (i) abraza a Neymar tras marcar un gol.
La euforia, el único enemigo del Barça
semifinales

La euforia, el único enemigo del Barça

Tras la exhibición de Messi ante un gran Bayern, Luis Enrique y sus jugadores se centran en la Liga y recuerdan que en Múnich habrá que sufrir pese al 3-0 de la ida

P. Ríos

Jueves, 7 de mayo 2015, 20:50

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El Barça intenta mantener la calma tras la explosión de emociones vivida el miércoles por la noche en el Camp Nou. Los dos golazos de Messi salidos de la nada cuando la ida de la semifinal de la Liga de Campeones parecía más atascada y la puntilla final de Neymar provocaron momentos de euforia desbordada no sólo en las gradas, donde se cantó el himno a capela como en los grandes días, también en el banquillo y en el césped: jugadores abrazados por los suelos, imágenes de júbilo de un Luis Enrique saltarín y descontrolado... El 3-0 al Bayern confirma que el equipo azulgrana llega lanzado al tramo final de todas las competiciones, en el mejor momento de la temporada tanto en lo físico como en lo anímico, pero ya se ha instalado la prudencia tras las escenas de locura colectiva por esos quince minutos orgásmicos en los que el conjunto de Pep Guardiola tiró por la borda un gran encuentro.

Cuando el propio Messi, tras una actuación sublime que le llevó a acaparar las portadas de la prensa internacional, dijo nada más acabar el partido: «Sacamos un gran resultado, pero aún no hemos conseguido nada», significa que el mensaje de Luis Enrique ha calado en el vestuario. O el de Mascherano, que ya señaló: «Estamos muy cerca de ganarlo todo, pero también de no ganar nada». Por no hablar de Neymar, quizás el que podría haberse salido más del guión con ese aire de futbolista algo frívolo. Pero hasta el brasileño avisó: «No estamos en la final, quedan 90 minutos en Múnich en los que tendremos que dejarnos la piel para estar en la final». Pero eso será el próximo martes. Antes el Barça tiene otra final en la que no puede fallar. La Real Sociedad, el verdugo de la primera vuelta, llega este sábado al Camp Nou en la antepenúltima jornada de una Liga en la que el vestuario culé ya se ha mentalizado para sumar los nueve puntos porque ya nadie cree que el Madrid vaya a dejarse nada hasta el final.

Así vive el Barça, reprimiendo un estado de alegría que sólo quiere mostrar en el terreno de juego, como sucedió ante un gran Bayern en uno de los mayores espectáculos futbolísticos que se pueden ver hoy en día: dos equipos que asumen riesgos, que buscan la victoria sin racanería, que quieren el balón... Pero sólo uno tiene a Messi en su filas. Y el mejor jugador del mundo está feliz, hambriento y con ganas de reconquistarlo todo. Pichichi de la actual Liga de campeones (10 goles) y de la historia de la competición (77) superando a Cristiano Ronaldo en ambas clasificaciones (9 y 76). Pero además, cambiando de registro cada día: unos días de futbolista total, casi de interior; otros de finalizador mágico... Leo quiere la Liga de campeones y, como dijo Pep Guardiola, es imparable.

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