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Sergio Ramos (d) pelea un balón con Gámez.
Un secreto guardado por los héroes de la Décima
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Un secreto guardado por los héroes de la Décima

Ramos calló tres días que era el elegido para suplir a Modric y alabó los «huevos» de Ancelotti, al que considera clave en los éxitos blancos

Rodrigo Errasti Mendiguren

Jueves, 23 de abril 2015, 17:57

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Carlo Ancelotti rumiaba en silencio no haber logrado superar en toda la campaña al Atlético. Siete decepciones desde Lisboa. Tras el partido, pese a estar «feliz» sólo mostró entusiasmo sobre el césped con sus jugadores mientras repartía felicitaciones. Dio las gracias a varios pero fue efusivo con dos, a los que abrazó: Chicharito, con el que no ha contado pero le respondió y sobre todo con Sergio Ramos. Mantienen una relación muy estrecha y tras el partido, tanto el entrenador como el sevillano desvelaron que ambos guardaron un secreto a todos: volvería a repetir con Ramos como centrocampista pese a la mala experiencia ante el Barcelona la pasada campaña. «Sí he pensado en lo que ocurrió en el Camp Nou. Muchos me mataron pero no me morí y seguí trabajando. He pensado, puede que me maten otra vez.... », dijo sabiendo que había ganado sólo una batalla gracias a un plan que gestó en silencio. «Me alegra haya confiado en mí. Lo teníamos pensado, pero el mérito es de Ancelotti. Yo ya lo sabía, es un secreto que hemos llevado los dos desde el domingo que me lo dijo. Soy uno más e intento ayudar al equipo», explicó sonriente. «Me gustan los retos y me gusta esa posición. Me gustan los entrenadores que son buenas personas, pero me gustan sobre todo los que tienen personalidad y huevos. Y Ancelotti es uno de ellos», reconoció antes de mostrarse dispuesto a seguir jugando en esa posición los próximos partidos.

De Ancelotti se suele decir que es un alineador, pero ante el Atlético tomó la decisión más complicada: apostar por Ramos en lugar de por un fichaje presidencial, Illarramendi o Lucas Silva. 52 millones en el banquillo, algo que no gustó al presidente como ya pasara cuando lo intentó, de modo fallido, por primera vez. «Si hoy la eliminatoria no se pasa pues hubiésemos quedado retratados tanto Ancelotti como yo», explicó el héroe de la Décima cuando se le recordó que en el Camp Nou salió mal. «Al fin y al cabo ser valiente es lo que te hace ser un jugador y entrenador diferente, por eso le quiero agradecer la confianza al míster en un momento tan complicado y puntual». Además, calificó a su entrenador de «pieza clave en este nuevo Real Madrid que se está construyendo, de esta quinta de ganadores» y recordó que la «humildad» del italiano es una de sus virtudes. Una plaga de bajas le obligó a ser políticamente incorrecto. Avisó que jugaría con los mejores y lo hizo: apostó por lo que más confianza le aportan, aunque ello supusiese colocar alguno fuera de sitio.

Ello sabía que era un riesgo y nadie en el equipo lo sabía, tal y como reconocieron los propios jugadores. «Personalmente no lo sabía, eso es bueno también porque es una cosa de vestuario que se queda dentro. Nadie lo había planteado. Sergio me dijo que sólo lo sabía él. Está claro que la capacidad de Sergio para adaptarse a esa posición ha sido muy buena y ha sido un jugador fundamental para nuestros intereses. Me alegro mucho en lo personal por Sergio y el trabajo que ha hecho en ese puesto», reconoció un Iker Casillas que valoró la medida como algo positivo para evitar filtraciones que hubiesen permitido a Simeone saber el plan de Ancelotti que deseaba «más fortaleza arriba con él, Varane y Pepe. Sergio ha hecho un gran partido y estaba convencido de poder ayudar en esa posición a tener control del juego, evitar contragolpes y faltas inútiles para no sufrir a balón parado. Si no, no le pongo», manifestó.

Isco, declaración desafortunada

Pepe se mostró entusiasmado con la decisión de su entrenador. «El míster sabe mucho de fútbol y por eso optó por Sergio en el centro del campo», aseguró reiterando la importancia de «ganar los segundo balones porque no podíamos permitir que el Atlético tuviese el control del juego en nuestra casa». Eso sí, no todos encajaron igual el plan secreto en la caseta. «Yo no sabía lo de Ramos en el mediocampo, me he enterado hoy. Estoy muy sorprendido y ha hecho un buen partido. No lo hemos entrenado...o yo no estaba», desveló Isco, que fue la nota discordante de la caseta en un día de alegría madridista. «Después de tantos meses jugándolo todo, pues de buenas a primeras no hacerlo no me dejó muy contento. Creía que estaba haciendo un buen trabajo pero bueno», aseguró sobre su ausencia del once cuando James regresó y Bale estaba apto. «No estoy dolido, no estoy muy contento», definió. El malagueño, tras el partido, no saltó con el resto de sus compañeros a agradecer a la afición madridista pero negó que fuera premeditado. «No he podido vivir la salida al campo después porque me ha tocado doping», aclaró en Canal +.

No fue el único que paseó con cara larga por la zona mixta del Bernabéu. Khedira fue el primero en pasar por allí a la carrera y después lo hicieron Illarramendi, con gesto de resignación, y Jesé, que con la mirada fija recorrió el recorrido serpentino entre periodistas con la mira fija al frente y sin saludar a nadie. No todo iban a ser alegrías en el Madrid de Ancelotti, que salvó otro match ball, ya que sabe que sólo la Undécima le asegura cumplir su contrato. «Cuando estamos vivos somos muy peligrosos», recordó el italiano antes de abandonar el Bernabéu con su séptima semifinal continental en el bolsillo, la segunda consecutiva con el Real Madrid. No quiso sacar pecho, sabe que fue sólo una batalla y que aún faltan tres para volver a alcanzar la gloria. En privado confesó que volverá a contar con los mejores. Si Bale y Benzema no se recuperan, no es descartable que vuelva a usar su táctica aunque ya no será tan secreta.

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