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José Mourinho, durante un partido.
Las contradicciones de Mou
FÚTBOL | LIGA DE CAMPEONES

Las contradicciones de Mou

El técnico portugués prefiere abrir las eliminatorias como local, pero ha caído en tres de las cinco semifinales de Champions en las que se dio esta circunstancia

Luismi Cámara

Martes, 29 de abril 2014, 20:46

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«Me gusta jugar el primer partido en casa. Cuando juegas el segundo fuera sabes lo que te espera, qué necesitas y cómo tienes que plantear el choque». José Mourinho lo tiene claro a la hora de elegir turno en las eliminatorias a doble partido. Escoge abrir como local y decidir en campo contrario. Pero las estadísticas en las siete semifinales que ha alcanzado en la Liga de Campeones no le dan precisamente la razón y demuestran que el portugués basa su lógica más en sensaciones personales que en resultados reales.

El luso ha alcanzado ya en ocho ocasiones la penúltima ronda en la máxima competición continental. En cinco de las siete anteriores comenzó el duelo en casa, pero sólo en dos de ellas logró el pase a la finalísima. Cierto es que cuando pujó por el título logró alzar la 'orejona' y que en el par de semifinales en las que se jugó la clasificación ante su afición se quedó con la miel en los labios.

Ante el Atlético de Madrid, Stamford Bridge decidirá tras el empate a cero del Calderón y Mou espera mejorar una estadística que le coloca como 'técnico-récord' en cuanto a participaciones en esta ronda de la Champions pero en la que presenta un pobre balance de dos pases en siete intentos.

El entrenador del Chelsea comenzó a escribir su leyenda hace una década, cuando lideró al sorprendente Oporto para doblegar al Deportivo de La Coruña. Los gallegos habían logrado un valioso empate sin goles en el Estadio do Dragao pero Derlei marcó el penalti cometido sobre Deco para llevarse el triunfo de Riazor y el billete para la final. En Gelsenkirchen pasó por encima al Mónaco gracias a los goles de Carlos Alberto, Deco y Alenichev y se hizo con su primer título en la Liga de Campeones.

Tuvo que venir el odiado Liverpool de su 'archienemigo' Benítez para ensuciar por partida doble su trayectoria, rompiendo de paso su teoría de la ventaja de empezar como local. En 2005 un gol de Luis García resolvió el cruce en la vuelta en Anfield, mientras que en 2007, tras sendos 1-0, Reina se convirtió en el héroe de los 'reds' en la tanda de penaltis, aunque en la final no pudieron repetir el éxito logrado dos años antes.

Con el Inter rompió la racha negativa y logró su segunda Champions. Antes, se ganó el odio eterno de la afición blaugrana en una semifinal en la que defendió con un 'catenaccio' de manual el 3-1 de Milán en un Camp Nou irritadísimo con un adversario que se parapetó ante su portería tras la expulsión de Motta cuando apenas había transcurrido media hora de juego y con un Eto'o ejerciendo de improvisado lateral.

Los culés se estrellaron contra el muro del conjunto italiano (a la postre, campeón ante el Bayern en el Bernabéu), pero se cobraron una dulce venganza en la campaña siguiente. Ya como entrenador blanco, Messi conquistó con sus dos goles la fortaleza madridista ante la indignación de un Mourinho que dejó para su histórico repertorio de perlas verbales aquello de «Me daría vergüenza ganar una Champions así». En Barcelona, el empate a uno resultó insuficiente para optar a su tercera Copa de Europa.

Sus dos últimas presencias en las semifinales de la Liga de Campeones acabaron también con sabor amargo. Son precisamente las únicas en las que contó con el supuesto factor favorable -el preferido por el resto del mundo ajeno al luso- de jugar la vuelta en el Bernabéu. En 2012, el Madrid a punto estuvo de remontar el 2-1 de Múnich en Chamartín, pero acabó cediendo en los penaltis con el recordado lanzamiento a las nubes de Sergio Ramos. La fortuna que acompañó al Bayern en esta ronda acabó por darle la espalda en la final, en la que cayó ante el Chelsea desde el punto fatídico.

Si ante los bávaros Mou se aferró a la excusa de la mala suerte, la campaña pasada no pudo justificarse en las decisiones arbitrarias de los hados del destino después del lamentable espectáculo ofrecido por los merengues en el Signal Iduna Park frente a la exhibición goleadora de Robert Lewandowski y el contundente castigo de Dortmund (4-1) no pudo compensarse con otra esperada y deseada remontada continental, pese al apoyo incondicional de la afición y a invocar por enésima vez al espíritu de Juanito.

Por tercera vez consecutiva, el antes conocido como 'The Special One' y autoproclamado ahora como 'The Happy One' juega en su estadio (otra vez Stamford Bridge) el choque decisivo de semifinales. Simeone intentará que Mourinho mantenga esta mala racha cuando el partido previo a la final se disputa en casa del luso. Si el colchonero lo logra, quizás haya que replantearse el dogma del de Setúbal y pensar que abrir una eliminatoria como local puede que no esté tan mal.

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