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Éder celebra la victoria de Portugal.
Éder roba su premio al pulmón

Éder roba su premio al pulmón

El delantero del Lille destroza el sueño de los anfitriones y deja sin el título al incombustible galo

Juanma mallo

Domingo, 10 de julio 2016, 23:59

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Un diana desde fuera del área le dejó sin premio. Llanto. Éder robó el premio a Moussa Sissoko (Le Blanc-Mesnil, 26 años). El futbolista francés obtuvo todas las papeletas para ser el hombre de la final, hasta que surgió el ariete luso. Porque el galo estaba en todos los lugares. En todos los rincones. Puro músculo, potencia. Incansable. El galo se transformó ayer en un especie de tanque, pero se quedó sin el ansiado título de los anfitriones: surgió la puntería de ariete luso, fichado por el Lille -quizá no sea bien recibido en esta ciudad del norte- para llevar a Portugal a su primer título, a la coronación en París. Firmó, en este sentido, el 'Saint-Denisazo', una especie de redención de lo que le sucedió en la final de Lisboa ante Grecia en 2004.

Éder: «Cristiano me dijo que iba a marcar»

  • declaraciones

  • Sólo había disfrutado en esta Eurocopa de seis minutos ante Islandia y de siete contra Austria, pero Éder ha pasado a la historia al marcar el gol que coronó a Portugal como campeón de Europa. Acabado el choque, el delantero de origen guineano confesó que Cristiano Ronaldo, retirado en camilla a los 25 minutos del duelo ante Francia, le dijo que iba a marcar y decidir la final.

  • «Me dijo que sería yo el que iba a hacer el gol de la victoria. Me pasó esa fuerza, esa energía de él. Fue muy importante marcar, fue muy trabajado por nuestro equipo desde el inicio del campeonato. Fuimos espectaculares. El pueblo portugués se merece este éxito», manifestó a la televisión estatal lusa RTP el delantero cedido por el Swansea al Lille.

  • Había entrado por Renato Sanches en el minuto 79 y anotó el histórico gol que dio el primer título a las 'Quinas' en el 109, de fuerte derechazo. Éderzito António Macedo Lopes, que así se llama el héroe más impensable del duelo jugado en Saint-Denis, ha jugado 29 encuentros internacionales con Portugal y ha marcado cuatro goles.

Y eso a pesar de la actuación del pupilo de Rafa Benítez en el descendido Newcastle. Ganó la lucha en el centro del campo, el pulmón de los anfitriones en un choque en el que Pogba no estuvo fino -se hartó de mirar hacia atrás-, y en el que Matuidi tampoco firmó uno de las mejores noches. Apareció un futbolista que no contaba con el cartel de titular en la Eurocopa, pero que le quitó el puesto a N'Golo Kanté en los cuartos por la sanción del hombre del Leicester. Desde ese duelo indiscutible, y en la final, ofreció un paso adelante, puro músculo, para tratar de enlazar el juego galo. Ya había avisado en el inservible choque frente a Suiza, y confirmó su fuerza, su ímpetu. De hecho, en el minuto 83, cuando el depósito se acercaba a la reserva, se sacó un potente disparo que Rui Patricio, el hombre que sostuvo a los lusos con su paradas, salvó por los pelos.

No obstante, todos los elogios quedaron eclipsados en el minuto 108. Cuando Éder, suplente, casi sin minutos, acertó en la meta de Lloris para provocar la depresión gala. Las lágrimas. La decepción de un país que había asumido el papel de favorito. Estaba en el banquillo, pero su técnico echó mano de él y no decepcionó este delantero nacido en Guinea-Bissau, de 28 años. En la que iba a ser la noche del lesionado Cristiano, se convirtió en el actor principal, en el protagonista. Las luces le enfocarán para siempre. Historia lusa.

'Coast to coast'

Aunque su escuadra sufrió las embestidas de Sissoko. Pasaban cinco minutos, y ya mostró que se iba a dejar todo, comía kilómetros con el balón. 'Coast to coast'. No había manera de frenarle. Se tragó a Adrien Silva, superado, y Fernando Santos reclamó a Renato Sanches, otro portento de la naturaleza, otro portaaviones, que le tapara.

En cierto modo, ya sin CR7 en el campo, lo consiguió. Aunque, de vez en cuando, se lucía con otra arrancada en la que dejaba atrás a los oponentes que osaban perseguirles. Sin embargo, con su inmensa zancada, desbordante, no solo trazó enormes muestras de fortaleza, también deleitó con alguna muestra de calidad: en el minuto 31, se dio la vuelta con elegancia en el área en una jugada que luego se diluyó sin el acierto de la diana. Carrera tras carrera, carecía de límite. Sinfonía.

Nadie le frenaba. Y como se ve en la imagen que ilustra esta página, con su robustez dejaba a sus oponentes en el camino, caían exhaustos. Es más, en los últimos instantes del tiempo reglamentario fue el que se echó el equipo a la espalda. Y en esos minutos, cuando no aparecía, contó con la colaboración de Coman, que salió por Payet, el hombre que provocó la lesión de Ronaldo. El joven futbolista del Bayern buscó bien los huecos, supo revolucionar una pizca el estático ataque francés, en el que Griezmann tampoco es que brillase en exceso, y donde Giroud estaba perdido. Y luego Gignac careció de suerte.

Es cierto que en la prórroga bajó su rendimiento. Ya no le quedaba tanta gasolina. Y coincidió, de hecho, este bache de Sissoko con los mejores momentos de Portugal. Entonces, el que pasó a lucirse fue Lloris, el meta galo: en un remate de cabeza de Éder cerca del descanso del tiempo extra, atrapó la pelota por los pelos para permitir a los galos respirar. Nada pudo hacer, en cambio, el meta del Tottenham en el minuto 108, cuando Umtiti le dio el aire suficiente al ariete del Lille para disparar. Premio para Portugal. Depresión en Francia. Y el pulmón se quedó sin premio.

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