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Leo Messi (izda.) celebra con Denis Suárez el gol que abrió ayer la goleada del Barcelona al Eibar en el estadio de Ipurua. :: REUTERS
Ipurua es territorio Messi

Ipurua es territorio Messi

El Barça, al que ni la prematura lesión de Busquets hizo tambalear, no falló ante el Eibar en su persecución por el liderato

JESÚS BALLESTEROS

Lunes, 23 de enero 2017, 00:31

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Volvió a bailar el Barcelona al compás de Messi. Quién sabe qué música resuena en la cabeza del argentino. Gardel, Sosa, Rivero o quizás el tango no tenga hueco alguno en su hilo musical. Lo cierto es que el astro azulgrana movió cual metrónomo a los suyos y marcó el ritmo del Barcelona en la victoria ante el Eibar en Ipurua. La cuarta consecutiva en lo que va de año (contando también Copa del Rey) y que permite al equipo de Luis Enrique no perder comba en la pelea que mantiene con Real Madrid y Sevilla en lo más alto de la tabla clasificatoria.

Que el Barcelona anda inmerso en una dinámica positiva quedó patente en la primera media hora de partido ante el conjunto armero. Quiso el Eibar imponer un ritmo alto, con una presión en todo el campo y sacar provecho de esos primeros compases que no hace muchas semanas se le atragantaban a los de Luis Enrique. Asumen los rivales del Barcelona, y así lo hizo también Mendilibar, que es la mejor de las formas para equilibrar fuerzas. El camino más corto para reducir el potencial culé. Pero ni los cambios, ni la prematura lesión de Sergio Busquets (fue sustituido en el minuto 9 tras una entrada de Escalante) hicieron tambalear la solidez que está mostrando el cuadro barcelonés en el último tramo de la temporada.

A las primeras intentonas locales reaccionó el equipo catalán con lo mejor de su trío atacante. Neymar mostraba su versión más fresca e incluso pudo quitarse la pesada losa que le persigue de cara a la portería contraria, Messi sacaba a pasear su clase (dio un recital) y sólo la falta de acierto de Luis Suárez evitó un marcador más abultado al descanso. No aprovechó ninguno de los mano a mano que tuvo con Yoel e incluso acabaría estrellando el balón en la madera para cerrar el primero de los asaltos.

El 0-1 era el mal menor para los de Mendilibar en un duelo intenso y de enorme atractivo para el espectador. Bajo una lluvia de ocasiones e intervenciones de los porteros, el partido entraba en un correcalles impropio de la primera media hora de partido. Y fue en una de las respuestas del Barcelona cuando Denis Suárez enganchó un balón suelto al borde del área para romper las tablas. El gallego, que tuvo que salir por el lesionado Busquets, lograba su primer gol oficial con la elástica azulgrana.

Ya sea por la necesidad de no descolgarse en ninguna de las competiciones en las que anda inmerso, o por pura consecuencia de los buenos resultados, estamos ante un Barcelona más sólido, pero también más solidario y comprometido. Ver a Neymar correr para atrás y ayudar en labores defensivas es fiel ejemplo de ello.

Una clase magistral

Dicho esto, es Messi una red salvavidas que rara vez falla en las pretensiones del Barça. Si en la primera mitad dio todo una clase magistral en asistencias y dirección de balón, nada más arrancar el segundo tiempo mostró toda la eficacia que le faltó a Luis Suárez hasta la segunda mitad. Se asoció con el charrúa para dejar una bella jugada y el 0-2 en el electrónico de Ipurua. Cierto es que el delantero uruguayo se pudo desquitar también minutos después con el tercero del equipo en una jugada en la que él solo se cocinó el gol en su presión a Lejeune. Le robó la cartera y no erró ante Yoel.

Aunque Neymar pondría la guinda, la lucha por el Pichichi entre Luis Suárez y Leo Messi sigue en todo lo alto. Y es que viejo es el idilio del astro argentino con el estadio guipuzcoano. En su particular carrera por ser el máximo artillero de Liga, el delantero rosarino volvió a marcar en el feudo armero y ya es el rival al que más veces ha marcado sobre el verde de Ipurua, donde ya se han acostumbrado a las goleadas del Barça. La de ayer ante los guipuzcoanos fue también por 0-4, como la pasada campaña.

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