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RODRIGO ERRASTI
Martes, 11 de octubre 2016, 00:42
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Hace exactamente dos años, Gerard Piqué pidió salir voluntariamente ante los medios en Luxemburgo tras una inesperada y dolorosa derrota en Eslovaquia. El central compareció entonces, el día previo a la fiesta de la Hispanidad de 2014, a reiterar su compromiso con la selección española, puesto en duda por su participación en la Diada junto a su hijo Milan. «No he dicho nada en contra de la selección o de este país. No se puede dudar de mí, vengo aquí desde los 16 años (debutó en 2003 en un sub-15). Lo he dicho mil veces, es un orgullo jugar aquí. Irme sería darle la razón a la gente que no la merece. La otra opción, que es por la que he optado, es seguir, sumar y aportar todo lo que pueda».
En aquella rueda de prensa, en la que explicó de modo brillante su posición respecto al derecho a decidir de Cataluña, Piqué citó por primera vez una posible renuncia y comenzó a luchar contra una espiral mediática que le ha terminado superando. Algo que nadie esperaba, ni siquiera él mismo. Amigos suyos como Carles Puyol y Xavi Hernández le entienden, ya que ellos también fueron acusados de falta de españolía al usar una prenda, en su caso las medias, que no tenía los colores de la bandera nacional, durante un partido ante Letonia en 2007. «Me suena todo esto», comentó el que fuera su compañero en el centro de la zaga durante el recordado Mundial de Sudáfrica, en el que conoció a Shakira.
En ocasiones su carácter bromista, y especialmente su antimadridismo, le puso en más de un problema. La mayor cuando celebraba títulos y se acordaba del eterno rival. Su mención al cantante Kevin Roldán en la celebración del triplete de 2015 generó una corriente de pitos en algunos partidos de la selección en suelo español (León, Oviedo, Logroño y Alicante).
Del Bosque, la Federación Española y la mayoría de sus compañeros salieron a defenderle, si bien algunos como Ramos y Carvajal le aferon su conducta tras el triunfo en Macedonia hace 13 meses. Piqué reconoció que intentaba controlarse, pero a veces no podía: «Es superior a mí». Así, no pudo reprimirse en mostrar su alegría por la eliminación del Real Madrid tras la alineación indebida de Cheryshev en Cádiz. Cometió otros excesos de los que luego se arrepintió, como cuando tildó de «conocido» a Álvaro Arbeloa, con el que ganó el Mundial y la Eurocopa, tras un intercambio de mensajes por las redes sociales.
Líder en La Roja
En la Eurocopa marcó el gol del triunfo ante Chequia para alegría de su hijo, que lucía la camiseta de España en la grada. «Es mejor que te aplaudan a que te silben. Sabía que no era fácil, pero el fútbol lo puede cambiar todo: meter un gol importante y estar a un nivel alto hace que la gente se dé cuenta que esto es fútbol y no una competición de patriotismo». No olvidaba que le habían acusado de hacer una peineta durante el himno.
Lopetegui, nada más acceder al cargo, mantuvo una reunión con él para recordarle su importancia en la selección. No sólo defendiendo, ya que en el reciente doble duelo (contra Italia y Albania) pudo haber marcado en varias ocasiones con su potente juego aéreo. «Como estoy calladito parece que tengo un mejor rendimiento», ironizó sobre sus goles con el Barça antes del partido de Turín.
En Shkoder, minutos después de una foto colectiva celebrando el triunfo ante Albania, el catalán salió rápido del vestuario. Vestido de calle, sin traje oficial, se dirigió a la zona de las televisiones. Muchas veces se le ha acusado de ser desafiante ante los medios, pero desde que se presentó en la zona mixta se le notaba saturado. Cansado de polémicas. Harto de vivir bajo la sospecha. Piqué dedicó tiempo a explicar una nueva polémica absurda. «Normalmente juego con camiseta de manga larga, Sergio (Ramos) también», decía, mientras una persona de la Federación mostraba una camiseta de su compañero Ramos. «Estas camisetas de manga larga no llevan ni lo rojo ni lo amarillo. Lo he cortado porque me quedaban las mangas cortas y me molestaban. Pero nada, otra polémica y aguantando», detalló, mientras a unos metros los trozos de las mangas recortadas de su elástica se mostraban en televisión, confirmando que no había bandera o ribete bicolor alguno.
«Sólo intento hacer mi trabajo y lo llevo haciendo desde hace muchos años y una vez más.... Ya son muchas. Parece que no soy bienvenido. Estoy un poco cansado, le he dado muchas vueltas y llevo mucho tiempo meditándolo. El Mundial de Rusia va a ser mi última competición. He perdido ya las ganas de competir por algo que mucha gente quiere que no lo haga. Hay gente que sí me lo ha reconocido, pero otros no quieren que esté aquí», explicó Piqué.
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