Borrar
Neymar y Messi consuelan al lesionado Luis Suárez. :: c. moya / efe
Una final en cuatro minutos

Una final en cuatro minutos

La expulsión de Mascherano, la lesión de Luis Suárez, la roja a Banega y el gol de Jordi Alba marcan el devenir del partido

JAVIER VARELA

Lunes, 23 de mayo 2016, 01:00

Necesitas ser suscriptor para acceder a esta funcionalidad.

Compartir

La final duró 120 minutos, pero cuatro de ellos marcaron el devenir del resultado. La final cambió por primera vez en el minuto 36, cuando el Barcelona recibía el primer golpe. Javier Mascherano veía la tarjeta roja tras derribar a Kevin Gameiro justo antes de que el francés entrara en al área para plantarse en un mano a mano con Ter Stegen. El argentino no protestó la decisión del árbitro madrileño Del Cerro Grande porque el agarrón al sevillista fue muy claro. El delantero francés del Sevilla está en un momento dulce y su velocidad traía de cabeza a los dos centrales azulgrana.

La situación suponía el primer golpe al Barcelona, que hasta entonces había controlado el partido con más llegadas del Sevilla pero sin ocasiones claras para ninguno de los dos equipos, aunque con algún susto con los 'sprints' del '9' sevillista. Luis Enrique prefirió no tocar nada del equipo hasta el descanso y, tras consultar con Unzúe, optó por aguantar con Busquets metido de central y hacer el cambio para la segunda parte. El elegido fue Mathieu, que entró en sustitución de Rakitic.

Minuto 54. Nuevo golpe para el Barcelona. Luis Suárez, el Pichichi de la Liga con 40 goles, pedía el cambio tras notar un pinchazo en la pierna. Suárez llevaba 52 partidos oficiales seguidos con el Barcelona sin ser sustituido -desde la final de la Champions 2014-15- y sus lágrimas de tristeza dejaron patente que la lesión puede dejarle sin la Copa América con Uruguay. Con el charrúa roto, de nuevo charla entre Luis Enrique y Unzúe. La decisión, Rafinha al campo y todos los galones en el centro del campo para Iniesta y Messi, que disputó todo el partido andando, en la posición de '9', como hace años. El argentino está lejos del momento que atravesaba el ariete, pero dudar de Messi es casi pecado. El Barcelona apelaba al talento de la estrella argentina para resolver un partido que estaba atascado y que sólo una genialidad suya podía cambiar. El plan parecía haberle salido bien al entrenador asturiano porque Iniesta se echó el equipo a sus espaldas y empezó a funcionar. El Barcelona llegaba y metía el miedo en el cuerpo al Sevilla.

Minuto 92. Balón en profundidad de Iniesta a Neymar y Banega derriba al brasileño cuando se quedaba sólo ante Sergio Rico. El colegiado expulsa al argentino y el partido se igual. A pesar de estar con diez, el choque estaba en manos del Barcelona. En las botas de Iniesta, más bien.

Minuto 6 de la prórroga. Messi, que hasta entonces había estado desaparecido, se sacó de la chistera un pase en profundidad para Jordi Alba que le comió la tostada a Vitolo y de tiro cruzado batía a Sergio Rico en el primer tiro a puerta del Barcelona.

Era el cuarto minuto clave de una final que pasó por todos los estados de ánimo. De tener la copa de cara el Sevilla a terminar levantándola el Barcelona. Ya sabe, los detalles. Fútbol.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios