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No hubo fiesta en San Ignacio

No hubo fiesta en San Ignacio

El Palo empató contra el Villanovense en un partido en el que los porteros fueron los mejores

Emilio Morales

Domingo, 9 de noviembre 2014, 21:19

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No todos los días son fiesta. El Palo no pudo pasar del empate ante un Villanovense que vino a jugar al fútbol. Pudo perder el partido, pero Pol Ballesté tuvo su tarde. Los primeros compases del partido empezaron con muchas imprecisiones. La premisa de El Palo era clara, balones a Pirulo. Del delantero procedente del Atlético Malagueño reapareció en San Ignacio después de un largo tiempo lesionado de su rodilla. Poco a poco, el conjunto local fue gustándose, y tanto Marín como Juanillo fueron entrando en escena. Se trenzaban jugadas, algo dificultoso en un terreno de juego tan pequeño. El público lo agradeció. Se empieza a ver fútbol.

En el minuto 20 llegó la primera ocasión clara. Falta al borde del área. La pidió Marín, que hasta ayer llevaba dos de dos. Se fue por muy poco. Siete minutos después cambiaron las tornas del partido. En un despiste defensivo, Espinar se plantó solo delante de Pol Ballesté. No le tembló el pulso y la metió. Desde el gol, El Palo estuvo contra las cuerdas, ya que el Villanovense se creció con el resultado a favor.

En el 33 Iván Márquez tuvo el empate. Un balón rechazado de un córner cayó en la frontal del área y se fue por poco. Justo un minuto después, en otro saque de esquina el cuero quedó muerto en el área pequeña, y Durán la empujó. El luminoso volvía a mostras la igualada. El choque estaba abierto, y durante algunos momentos el duelo fue un correcalles. Ocasiones para ambos.

Tras la reanudación, los locales salieron a por todas. Pirulo estuvo más activo, y tuvo un par de remates de cabeza que inquietaron a la zaga visitante. No obstante, la más clara la tuvo el Villanovense, pero un espectacular Pol Ballesté salvó a los suyos por bajo. En el 57 volvió a parar un testarazo rival. Estaba siendo su tarde.

Por su parte, El Palo lo intentaba sobre todo con balones colgados a Pirulo, que protagonizó una auténtica lucha con los centrales rivales. Se desgastó, y eso lo agradece la afición. En el 66 la tuvo Jesule, y en la siguiente jugada Juanillo la envió rozando el palo derecho. Los locales se animaban.

Muñoz decidió mover el banquillo. Cala y Salvi entraron por Quique y Durán. Dieron algo más de chispa al choque. Sin embargo, el que creó más peligro ya estaba en campo. Juanillo se cambió a la banda derecha, y su velocidad desequilibraba a su defensor. Se mascaba el gol, pero no llegaba. La última la tuvo Marín, pero el cuero se estrelló en la escuadra. Se escaparon dos puntos.

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