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CISMA EN EL BALONCESTO

JAVIER IMBRODA

Lunes, 2 de octubre 2017, 01:08

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Así empieza esta temporada. Ya sé que a los aficionados sólo les interesan sus respectivos equipos: conocer a las nuevas incorporaciones que durante la pretemporada han ido transmitiendo señales, comprobar cómo los equipos se van conjuntando hasta alcanzar su máximo rendimiento (si es que lo alcanzan), despejar las incógnitas que puedan haber provocado diferentes contrataciones (ya sean sobre la cancha o en el banquillo), comenzar en definitiva a desarrollar un nuevo proyecto, renovar ilusiones y competir al máximo. Luego, la competición se irá encargando de poner a cada uno en su sitio.

¿Entonces el cisma dónde está? A saber, todos los estamentos que representan el baloncesto a nivel nacional, internacional y federativo están enfrentados. Cada organización, velando por su propio interés y olvidándose del interés general. ¿Les suena esto? El baloncesto no iba a ser menos. Las decisiones se toman en los despachos, no en los vestuarios ni en la cancha. ¿Es correcto? Los directivos, a dirigir, y entrenadores y jugadores, a jugar. Sólo un detalle: como los directivos no cuenten con los auténticos protagonistas de este apasionante juego, terminarán por agotar el producto.

La ACB lleva años sin liderar el baloncesto profesional. Otrora modelo de gestión, se mueve ahora entre los intereses de los demás, incluidos los internos, dejando la iniciativa en otras manos. La burguesía baloncestística (Madrid, Barça y Baskonia, a la que se le ha unido recientemente Valencia y Unicaja) se revuelven contra la ACB amenazando con crear una nueva competición por aquello de no aceptar 18 equipos y dejarlo en 16. ¿Por cuatro partidos?¿A estos grandes les incomoda jugar cuatro partidos más a costa de alterar la competición y tener en vilo a toda la organización? ¿Tanto se han aburguesado?

A ello hay que añadirle la genialidad de la FIBA en montar una serie de partidos para la clasificación del Mundial. Argumenta que así las selecciones no sólo se verán en verano. ¡Qué manía de intentar patrimonializar a los jugadores! Los jugadores deben estar centrados en sus equipos y competiciones; cuando terminen, será momento para las selecciones. Es un error mezclar. Los talentos se descubren en las ligas nacionales e internacionales y se confirman con las selecciones. Si finalmente se lleva a cabo y ninguna lúcida cabeza lo remedia, el admirado Scariolo lo va a tener muy complicado para construir un equipo. Si además de no poder contar con nuestros jugadores de la NBA y la Euroliga, sólo un 30 % de los jugadores ACB son españoles, tal vez tengamos que ponernos en forma para dar alguna respuesta.

En medio de todo este egoísta barullo, la Euroliga, que va de dueño del balón, marca su competición, y los demás, que se apañen. Hace 10 años se jugaban 25 partidos para llegar a este título, hace cinco años se aumentó a 31, y actualmente son 37 partidos. De esta forma, van progresivamente arrinconando en el calendario el resto de competiciones.

El baloncesto es un deporte de equipo; sin embargo, los directivos están demostrando ser magníficos en el plano individual, pero fracasan en lo colectivo. Armonizar las competiciones pensando en todos parece de momento demasiado reto para estos dirigentes.

Empieza la temporada con la incertidumbre acechando.

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