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La asamblea de la Liga ACB del pasado 22 de mayo. :: ACB
LA ACB
REFLEXIONES AL SUR

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JAVIER IMBRODA

Lunes, 28 de mayo 2018, 00:05

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Hace unos días, siete grupos parlamentarios se pusieron de acuerdo para aprobar los Presupuestos Generales del Estado, y los sacaron adelante por una mínima mayoría. Hace unos días, una serie de clubes la Liga ACB no se pusieron de acuerdo para nombrar a un presidente, que lleva un porrón de meses vacante, a pesar de tener una clara mayoría. El mundo al revés. Como saben ustedes, tuve la osadía de presentarme a esa presidencia con la ilusión de servir a mi deporte y aportar los conocimientos y experiencia que uno pudiera tener. No hubo manera, pero lo intenté.

La ACB vive una situación insólita. Un proceso cuasi clandestino. Me enteré a través de la llamada de un viejo conocido alejado de la competición desde hace años, y me animó a dar el paso. Ahora me explico ese interés en la clandestinidad. Quien preside actualmente la ACB es la desconfianza. Desconfianza y recelos entre clubes, entre la estructura de la organización y los propios clubes. Años de ausencia de liderazgo provocan esto. Una organización de carácter asambleario que hace ingobernable cualquier planteamiento un poco serio.

La consecuencia de todo ello es la debilidad y vulnerabilidad de la ACB. Los equipos de la Euroliga miran hacia Europa, aspiraciones legítimas, pero olvidan que una Liga fuerte les hace ser fuertes a ellos en Europa, y no al revés.

Recorrí toda España en dos semanas entrevistándome con todos los responsables de los clubes. Sentí el respeto y cierto afecto en todos mis encuentros, atención que agradezco de corazón. Entendí todas las sensibilidades, necesidades y aspiraciones que cada club tiene, y todas tienen cabida en una organización como la nuestra que ha demostrado ser la mejor competición del mundo tras la NBA. Falta capacidad de cesión por parte de todos.

Tampoco es justo recargar a los equipos de Euroliga de más partidos si luego hay clubes que no pagan o no tienen unos mínimos de calidad que correspondan a esta competición. Ese equilibrio tan necesario que requiere estabilidad competitiva. Como tampoco es justo que el desacuerdo entre FIBA-Euroliga recaiga sobre la ACB y en especial en sus jugadores. ¿Por qué les hacen elegir entre selección y equipo con esto de las disparatadas ventanas FIBA? ¿Qué clase de dirigentes pueden descargar sus desencuentros sobre las espaldas de los jugadores? Yo les contesto, aquellos que no conocen el olor de un vestuario.

La pregunta que todo el mundo se hace es, ¿16 ó 18 equipos?, y la mía sería, como expliqué en la Asamblea de la ACB, ¿hay 18 proyectos viables? Porque si es así, cosa que no ocurre ahora, mi modelo sería de 18 equipos con dos ascensos y descensos con el mismo formato de competición, formato curiosamente copiado por la Euroliga (ya mismo plantearán una especie de Copa del Rey, al tiempo). En fin, no me resulta fácil explicar lo ocurrido, ni ciertos intereses que hacen que la ACB siga sin liderazgo. Unos estatutos desfasados hacen inviable cualquier decisión de calado. Lo intenté y me quedo con la satisfacción de sentir el respeto de todos los clubes. No volveré a presentarme. Si me requieren, ya saben dónde estoy.

La ACB necesita imperiosamente abrir urgentemente una nueva etapa para liderar el baloncesto profesional español. Hoy es una organización empequeñecida y arrinconada. El peor enemigo de la ACB, es la propia ACB.

Pinceladas

Cristiano Ronaldo. El jugador eligió el peor momento para reivindicarse. Pero, ¿necesita reivindicarse tras logros tan impresionantes? Solo necesitaría disfrutarlos. Una de dos, o a pesar de semejante prodigio del fútbol, le falta un hervor, o simplemente su descomunal ego, le permite, aunque sea tras una Champions ganada, la tercera consecutiva, empañar el triunfo de su equipo. No hay jugador más importante que un equipo, ni siquiera Cristiano, y en el Madrid esto lo saben desde tiempos inmemorables. Ausencia de grandeza, esa que le sobra a Iniesta. En fin, una infantil pataleta que dejará secuelas.

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