Borrar
La plantilla del Real Madrid posa con el título.
La polémica Copa de Sergio Llull
BALONCESTO

La polémica Copa de Sergio Llull

El base balear fulmina también al Valencia para que el Madrid, en una gran final y entre abucheos, conquiste su cuarto título consecutivo e iguale una plusmarca de hace 44 años

Amador Gómez

Domingo, 19 de febrero 2017, 02:26

Necesitas ser suscriptor para acceder a esta funcionalidad.

Compartir

La cuarta Copa consecutiva conquistada por el Real Madrid será recordada siempre como la de la polémica de Sergio Llull, indiscutible protagonista de la edición de Vitoria 2017, porque después de su campo atrás en cuartos y de exhibir ogullo para llevar a los blancos al partido definitivo, este domingo también se encargó de fulminar al Valencia en una gran final en la que ejerció de nuevo de verdugo de un dignísimo rival. Con este jugador descomunal, el Real Madrid cumplió un nuevo reto, para igualar una plusmarca propia de hace 44 años y también ajena, precisamente del Barça, su antaño bestia negra, que también encadenó cuatro títulos de Copa de forma consecutiva hace 36.

Llull recibió el merecido trofeo de MVP entre abucheos, los mismos que dedicó la afición del Buesa Arena a los árbitros y a todo el Real Madrid al término de un controvertido partido en el que se volvieron a denunciar favores al campeón. Sin embargo, tampoco se puede discutir que los blancos fueron mejores que el Valencia y supieron, como siempre, jugar mejor en los momentos críticos para firmar un 'póker' inédito en la era ACB y mantener su hegemonía en el baloncesto español. El Madrid, sobrado de recursos y relanzado por el talento, la fe y el oficio, continúa pues acumulando trofeos. Ya son cinco Copas las que suma Pablo Laso desde que está al frente del equipo blanco, que ya aventaja en cuatro títulos en esta competición al Barcelona: 27 frente a 23.

En una triste celebración como epílogo de la Copa de Vitoria, cumplió los pronósticos el favorito, pero la gloria quedó empañada, poque los jugadores del Real Madrid se llevaron una monumental pitada mientras recibían el título en la cancha, con una afición desencantada con lo presenciado en esta edición. Ya que quedó desvirtuada la Copa desde la primera jornada con la acción ilegal de Llull previa al triple decisivo de Randolph que despidió con crueldad al Andorra. Fue también el carácter de Llull y el oficio del Real Madrid el que acabó en el tramo final de semifinales con el Baskonia, y en el partido de lucha por el título volvió a repetir el base balear, para sentenciar al peleón Valencia en un último cuarto letal del base de Mahón, cuando el Valencia había conseguido, encabezado por un magnífico Dubljevic y por su rebote ofensivo, llegar al momento trascendental no sólo vivo, sino con posibilidades de conquistar la segunda Copa de su historia.

Sin embargo, no hay ningún otro equipo como el Real Madrid para sobreponerse al ambiente en contra y responder a la presión, porque parece que disfruta cuando está el borde del abismo, sufriendo y acogotado. Así es como mejor se desenvuelve en los momentos críticos. Logró el Valencia ponerle contra las cuerdas, pero cuando la batalla llegó a su punto culminante emergió la figura de Llull, para encrespar aún más a la afición del Buesa Arena. Ya se indignó el pabellón, entre gritos de «¡Así, así, así gana el Madrid!» cuando a Doncic, eclipsado por Llull, se le señalaron tres tiros libres, para que el base esloveno distanciase a su equipo de cuatro (85-81) a falta de menos de cinco minutos. Después volvió a estallar la grada, en el último segundo, cuando a Satre se le pitó precisamente un campo atrás que después fue anulado. El Valencia dispuso incluso del último balón, a falta de sólo nueve décimas para el final, pero no supo jugar y Van Rossom ni siquiera tuvo oportunidad de lanzar, presionado por la defensa de un Real Madrid que mordió atrás cuando fue preciso y supo tener, una vez más, cabeza fría y mentalidad ganadora.

También Randolph y Ayón

Con el trío formado por Llull, Randolph y Ayón, que han demostrado un grandísimo momento de forma en esta Copa, el Madrid pudo alcanzar de nuevo la gloria ante el conjunto de Pedro Martínez, a quien le faltó consistencia y, sobre todo, mayor aportación ofensiva, aparte de la de Dubljevic y San Emeterio. Sin embargo, aun así, ante un adversario con tantísimo potencial y experiencia, el Valencia tuvo su oportunidad, y aunque no le dio la vuelta al marcador, sí logró igualarlo al final del tercer período, para provocar un último período apasionante. Aunque el Real Madrid llegó a ponerse 10 arriba en el segundo cuarto (40-30) aprovechándose entonces de la débil defensa del Valencia y de un enorme acierto en tiros de dos (72% al descanso), el Valencia consiguió irse con sólo dos de desventaja a los vestuarios.

Ya se presagiaba una final muy equilibrada tras una igualadísima primera mitad en la que, antes de que explotara Llull, Randolph y Dubljevic volvieron a erigirse entonces en principales armas ofensivas de ambos equipos, pero los blancos tuvieron también por dentro a Ayón, mientras en el Valencia no respondió Sikma y lo acusó. El Valencia consiguió mantenerse porque según se acercaba el intermedio apretó atrás, exhibió mayor agresividad y los blancos comenzaron a abusar del individualismo, sobre todo Llull, que terminó la primera parte con sólo un triple de cinco intentos, aunque en el último cuarto fue realmente letal.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios