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Toni Tapia, en la fachada de la clínica de fisioterapia de su hermano Pepe, en Las Lagunas (Mijas). :: m. G.
El apellido Tapia triunfa en Rusia

El apellido Tapia triunfa en Rusia

Su adaptación al fútbol ruso no fue difícil gracias a la conexión con Paulino Granero, expreparador físico del Málaga

MIGUEL GÁMEZ

Lunes, 6 de junio 2016, 01:17

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mijas. Toni Tapia de la Rubia (Málaga, 23-12-1986), hijo del exentrenador del Málaga Antonio Tapia, saborea las mieles del triunfo en el fútbol ruso como fisioterapeuta y readaptador del CSKA Moscú, con el que se proclamó campeón de Liga el pasado 21 de mayo. Desde que llegó a Rusia en enero de 2012, suma ya tres campeonatos de Liga, uno de Copa y dos Supercopas.

Toni Tapia ha aprovechado las tres semanas de descanso que tiene para visitar a sus padres y a su hermano Pepe, readaptador del Atlético Malagueño y con una clínica de fisioterapia en Las Lagunas (Mijas Costa), desde donde cuenta la emoción de esta última liga, su adaptación a la ciudad, al club y a la vida en el país más extenso del mundo.

El CSKA Moscú había llegado al último partido con dos puntos de ventaja sobre el Rostov del excentral blanquiazul César Navas. «El Rostov comenzó ganando, y eso nos obligó a vencer al Rubin Kazán. Ganamos 0-1, con sufrimiento. La sensación que tengo este año es que la Liga rusa la ha ganado una familia. Ha sido el título de Liga más sufrido, porque el arranque fue muy bueno, con récord de partidos sin perder desde julio a noviembre, pero en este mes solo sumamos un punto y en marzo también lo pasamos mal. No nos despegamos del Zenit (con Garay, Hulk, Dani, Witsel y el español Javi García) hasta la penúltima jornada», explica este fuengiroleño que también puso su grano de arena en los títulos de las temporadas 2012-2013 y 2013-2014, en los que tuvieron «más recursos a nivel de jugadores, como Vagner Love, Doumbia, Honda, Mark González...»

Celebración en familia

El éxito de este año ha sido menos celebrado. «A diferencia de la celebración del título de hace tres años, cuando hubo un paseo en barco de toda la plantilla por el río Moscú y llegada al estadio Olímpico, donde nos esperaban los aficionados, en esta ocasión lo celebramos de forma más familiar, con una cena en un restaurante. Y es que al día siguiente muchos jugadores debían concentrarse con su selección. Allí no se celebra en una fuente como Cibeles, como hace el Real Madrid, ni en la rúa, como el Barça», cuenta Tapia.

En el CSKA Moscú, además de los españoles Toni Tapia y Paulino Granero (preparador físico, quien también lo fue del Málaga) y de los rusos, hay jugadores de Brasil, Suecia, Serbia, Nigeria, Bulgaria y Finlandia. Toni Tapia habla inglés y ruso. «Hemos creado un idioma propio en el vestuario, mezclando inglés, ruso y español. Los jugadores entienden ya indicaciones en español», comenta sonriente.

Su adaptación al club moscovita no fue difícil. «Cada año, el 'parón' liguero invernal por las bajas temperaturas (de inicios de diciembre a finales de febrero), lo hacemos en Alicante y Marbella. Paulino ya llevaba dos años en el club. Al haber trabajado con él, a veces sé lo que piensa antes de que lo diga. La conexión con él es máxima. Y también está Viktor Onopko (exjugador del Oviedo y del Rayo, segundo entrenador), con quien tengo buena relación. Hace que ambos nos sintamos más cercanos al cuerpo técnico. Ese mes y medio en España hizo más fácil la integración con los jugadores, los compañeros del 'staff' técnico y los utileros».

El CSKA Moscú contribuye sobremanera a la adaptación de los foráneos. «El club te facilita una vivienda y un vehículo Hyundai, que es el patrocinador. Al principio, los jugadores vivimos en el mismo entorno de viviendas y contamos con un traductor para los asuntos burocráticos. Es un club familiar, que da estabilidad al proyecto frente a otros clubes con más presupuesto, como Dínamo, Spartak o Lokomotiv».

El tráfico y el frío

Toni vive solo, sin pareja, en un complejo donde conviven jugadores (rusos y foráneos, del CSKA Moscú y de otros clubes), a media hora de la Ciudad Deportiva. «Esto me permite total libertad, pese al tráfico de Moscú, que es una locura. El frío no es un problema. A veces, paso más frío en invierno aquí en la Costa del Sol, ya que allí está todo acondicionado para las bajas temperaturas (bus, metro, tiendas)».

Su trabajo es de 9.30 a 16.30, ya que incluso almuerza junto a la plantilla. «Eso hace que mejore la relación de los jugadores tras el entrenamiento y así controlamos las dietas. Incluso muchos descansan en la Ciudad Deportiva tras comer, antes de irse a casa. Me llevo muy bien con el brasileño Mario Fernandes y con el portero Igor Akinfeev (a su vez, de la selección rusa), que tuvo dos lesiones de rodilla, lo que le hizo más cercano en el día a día». Una vez acabado el trabajo, Toni lo pasa algo mal, ya que en Rusia ni el clima ni el ocio acompañan. «A partir de esa hora voy a casa y me entran ganas de tirarme por la ventana (risas)». Necesita hacer otras actividades. Además de preparar el trabajo del día siguiente, se entrena para un triatlón y se relaciona con otros españoles (el preparador físico del Spartak, Javier Noya) y sudamericanos de un canal de noticias que emite en español. Muchas veces echa de menos la vida en Fuengirola. «Presto atención a los consejos de mis padres. Ha habido momentos duros y ellos siempre están ahí, por Skype o por whatsapp. Mi hermano Pepe siempre tiene la solución a todos los problemas», expresa Toni Tapia, feliz en el CSKA Moscú, quien no se plantea, por el momento, su vuelta a Málaga.

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