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Martes, 30 de enero 2018, 00:41
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Hoy estamos acostumbrados a mirar su agenda. Y a acudir a calle Álamos a la presentación de novelas, poemarios o ensayos. Y que las siglas del CAL nos convoquen a jornadas literarias o a clubes de lectura. Pero esta realidad era hace dos décadas solo una idea. Es más, una idea sin precedentes ya que los únicos centros autonómicos dedicados al libro o a las letras eran aquellos que poseían lengua propia y diferente al español, como Cataluña, País Vasco o Navarra. Tal día como ayer de hace veinte años, el 29 de enero de 1998, nacía en Málaga el Centro Andaluz de las Letras bajo la dirección del poeta Pablo García Baena, primer director de este centro y que, paradójicamente, falleció hace unos días poco antes de esta conmemoración.
Su figura marcará precisamente este aniversario, ya que fue elegido como autor del año 2018 en Andalucía, aunque el programa también reivindicará al novelista gaditano Fernando Quiñones y dedicará unas jornadas en abril para hablar y reflexionar sobre el propio CAL.
«El Centro Andaluz de las Letras supuso una innovación en la gestión literaria porque no existía un centro de estas características en comunidades sin lengua vernácula diferente al español», explicó ayer a SUR el director del CAL, Juan José Telléz, que recordó que la tradición literaria de Málaga, donde ya funcionaba el Centro de la Generación del 27 –dependiente de la Diputación– y, más tarde, el Instituto Municipal del Libro –ya desaparecido e impulsado por el Ayuntamiento de Málaga–, fue fundamental para su elección como sede de esta institución cultural. Aquellos comienzos estuvieron marcados por la sede provisional de calle Cárcer, que solo servía para albergar la gestión y los departamentos administrativos de este centro de la Consejería de Cultura, por lo que, en un principio, las convocatorias públicas con autores y otras actividades se desarrollaban en espacios prestados del Instituto de Estudios Portuarios o el Ateneo, entre otros.
Finalmente, en 2010, el Centro Andaluz de las Letras estrenó un rehabilitado palacete de calle Álamos como escenario definitivo y emblemático en Málaga, aunque, como recuerda Téllez, la gestión nunca ha sido localista. «El CAL se enfrenta a la complejidad de mantener una programación activa en todas las provincias de la comunidad», sostiene el director, que añade que, además de las presentaciones de libros y novedades editoriales de autores andaluces –cuentan con una bolsa de 800 escritores que participan en sus diferentes circuitos– y de otras latitudes, también tienen un intenso protagonismo en las ferias de libros, la escuela de jóvenes escritores, congresos y jornadas dedicadas a autores o al fomento de la lectura, entre otras actividades.
La reciente pérdida de Pablo García Baena «ha sido terrible para la literatura y, especialmente, para nosotros, porque como me decía la poeta Aurora Luque, parecía que Pablo iba a estar siempre con nosotros», relató Juan José Téllez, que llevaba varios años tras el poeta para nombrarlo como autor del año en Andalucía. «Él seguía siendo nuestro director emérito y siempre se negaba en redondo y encontraba otro escritor o escritora al que designar», recordó el actual responsable del CAL que, el pasado año, planteó a García Baena: «Déjame que te proponga porque hemos homenajeado a todos los escritores de tu generación, menos a ti». Finalmente, el poeta cordobés afincado durante décadas en Málaga no podrá asistir a la inauguración de su muestra como autor del año, con la que él mismo estuvo colaborando hasta días antes de su fallecimiento.
Junto al poeta de ‘Rumor oculto’ y ‘Antes que el tiempo acabe’, el Centro Andaluz de las Letras también destacará este año la figura del escritor gaditano Fernando Quiñones, que protagonizará el ciclo Nuevos Clásicos Andaluces cuando se cumplen precisamente dos décadas de su fallecimiento. Además seguirán en marcha los programas de Letras Capitales, Letras Jóvenes, Letras Minúsculas, Ronda Andaluza del Libro, Escuela de Escritores Jóvenes, Aula de Poesía o Escaparate Andaluz, entre otros, a lo que se unirán este año unas jornadas que se celebrarán en abril en Málaga para conmemorar precisamente el nacimiento y la trayectoria del CAL las últimas dos décadas. A todo ello se unirá también un cambio de imagen con una nueva web que ofrecerá mejor información sobre el centro y sus servicios.
Junto al trabajo con autores, Juan José Téllez destaca que uno de los grandes recursos del CAL son los más de 400 clubes de lectura censados. «La gran revolución de las letras los últimos años ha sido su socialización a través de estos clubes en los que la lectura ha dejado de ser una actividad individual para convertirse en un diálogo», destaca el director del centro que se felicita por estos veinte años de vida. «Han sido un buen comienzo», afirma mirando hacia un futuro que le toma la palabra a un pasado entre líneas.
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