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MIKEL LABASTIDA
Domingo, 15 de julio 2018, 00:03
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Ha regresado a las librerías con 'Lejos del corazón' (Destino), con el que trae de vuelta a los agentes Bevilacqua y Chamorro. Este autor, ganador del Nadal o el Planeta, se somete a un interrogatorio para desvelar sus gustos seriéfilos.
- Inocente, hasta me estoy volviendo algo seriescéptico. Lo bueno: estoy leyendo más.
- A las distintas versiones de 'El puente'. En la sueco-danesa aportarían un poco más de chispa, y en la norteamericana un poco más de empatía y de temple.
- Starsky y Hutch, por el coche. Bueno, no: porque entonces yo era muy joven y muy indocumentado, y eso es incomparable.
- Esto lo mismo sorprende, pero no soy especialmente partidario de las tensiones sexuales no resueltas. Lo que de veras me gustan son los amores platónicos y las amistades profundas que priman sobre lo erótico, como la de Charles Ryder y Sebastian Flyte en 'Retorno a Brideshead'. Lo sé, soy un antiguo.
- A 'Hawaii 5-0'. La música de la cabecera me ponía de buen humor de forma inmediata. Y a 'La piedra blanca', porque me enseñó la magia de lo insignificante.
- El principio de la adolescencia 'Verano azul', que hizo mitificar el veraneo a toda una generación. El final, 'Retorno a Brideshead'; por su culpa, la universidad, que no era aquel Oxford rutilante, sino la polvorienta Complutense, me decepcionó horriblemente.
- El sargento Brad 'Iceman' Colbert de 'Generation Kill', de David Simon. Por su capacidad para mantener el juicio cuando todos lo pierden y preservar así las vidas de los suyos, de los civiles y del enemigo. Pero se me adelantó, como a Simon, la realidad: existe de veras.
- Una frivolidad. Un narco es un personaje sin gloria y muchas veces con poca cabeza, que se mueve por la más cruda codicia y que suele acabar despeñado por su temeraria elección de vida.
- Claro, 'Breaking Bad'. Sin esa frontera caliente entre Estados Unidos y México, la serie perdería la mitad de su atractivo. Lo mismo puede decirse de 'El puente' en su versión norteamericana; la frontera entre Suecia y Dinamarca es mucho más anodina.
- Que todas las tramas se cierran. En la vida hay asuntos, como el 'procés' catalán, sustancialmente interminables e irresolubles.
- 'Oficina de infiltrados' (en francés, 'Bureau des légendes'). Me parece excelente cómo describe la vida de quien vive rodeado literalmente por el enemigo.
- Con el David Simon de 'The Wire' y de 'Generation Kill' (no tanto con el de otras series suyas), por la verdad que respiran el relato y cada personaje.
- Por el joven Papa que interpreta Jude Law en la serie de Sorrentino. Para desconcertar como él y también, de paso, para despachar con el cardenal secretario de Estado, Voiello, un tipo fascinante.
- ¿Hay series indiscutibles? Sí puedo decir que me dejan frío algunos supuestos monumentos de la televisión. No he entrado nunca mucho en 'Los Soprano' y nada en 'Perdidos', por ejemplo.
- 'Happy Valley'. Desde que la vi, hace año y pico, no he sentido la necesidad irrefrenable de empalmar varios capítulos de nada.
- Suelo verlas acompañado. Para mí tienen sentido como experiencia social y familiar. En soledad, prefiero la lectura.
- 'La forja de un rebelde', cuando muestra en el primer capítulo la pobreza extrema del protagonista. Porque de esa pobreza (y de ese silencio, que diría Raimon) venimos, o al menos vengo yo.
- El mejor, no sabría decir, pero destacaría 'Retorno a Brideshead' y series españolas como 'Los gozos y las sombras' o 'Crematorio', que demuestran que cuando nos ponemos no lo hacemos mal.
- Los creadores de 'Mad Men' no respetaron el derecho a una muerte digna de su criatura. Una pena, Don Draper merecía algo mejor.
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