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EL MANIQUÍ ES EL PLATO

ROSA BELMONTE

Miércoles, 14 de febrero 2018, 00:36

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Esto es 'MasterChef' con un poco de 'The Great British Sewing Bee' (BBC2). Nos falta un poco más de 'RuPaul's Drag Race'. En 'Maestros de la costura', Lorenzo Caprile hace de Ru Paul. Aunque la presentadora sea Raquel Sánchez Silva y él lleve un aspecto más cercano al de Amando de Miguel que al de una drag. Caprile es presentador, mentor, jurado principal y agitador del programa. ¿Palomo Spain? Anda y vete para la casa con tu patronaje (que la casa sea una firma: al fin y al cabo, no vas a hacer cosas peores que las crocs de Balenciaga). Te llevaría yo cogido de la cadena esa que llevas en el cuello. A una concursante le dice: «Eres muy guapa, tienes que tener un novio guapo». Te lo suelta el tío más feo y, sobre todo, afeado del universo. El tipo más normal del mundo. La modernidad líquida y disfrazada.

Más allá de lo chanante del propio Palomo, está el hecho de que los 'aprendices' tuvieran que replicar ese vestido de Pertegaz que Suzy Parker lleva en una foto de Henry Clarke en 1954. Es terrible que coincida en la cartelera 'El hilo invisible'. Y no por el refinado protagonista basado en Balenciaga, Hardy Amies y Charles James. Más por las costureras de verdad que aparecen en la película de Paul Thomas Anderson. Pero claro que 'Maestros de la costura' nada tiene que ver con la costura ni con la maestría. Es un espectáculo televisivo donde se cose, se llora, se riñe. Donde el maniquí es el plato. Tuvo buena audiencia y se mantuvo el primero de la noche (17% de cuota de pantalla y 2.350.000 millones de espectadores).

'El hilo invisible' tiene una duración de dos horas diez minutos. 'Maestros de la costura' duró dos horas y 24 minutos. Y sabemos que puede ser peor en cuanto avancen y tomen carrerilla. En TVE podrán cambiar de 'reality' y triunfar también con el nuevo, pero la mala educación y el poco respeto por el espectador siguen ahí. Es largo hasta para echar a la gente: «Cierra tu costurero, deja tu mandil y tu acerico y abandona el taller». «Estás despedido», decía el conciso Trump. ¿No puede durar esto una hora y media? ¿No puede estar sólo Caprile?

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