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Los protagonistas de la serie. :: r. c.
'The Thick of it': Los políticos son estúpidos
LAS MEJORES SERIES DEL SIGLO XXI

'The Thick of it': Los políticos son estúpidos

MIKEL LABASTIDA

Domingo, 14 de mayo 2017, 00:53

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Mira que a primera vista los ingleses no se caracterizan precisamente por su buen humor... Si uno tuviese que destacar los rasgos más llamativos de un británico dudo que muchos señalasen el gracejo como una de sus singularidades. Pero las apariencias engañan y las primeras impresiones en ocasiones fallan. Los súbditos de Isabel II (y del duque de Edimburgo, aunque este ya no ejerza) son expertos en hacer reír y si algo distingue a su producción televisiva es la cantidad de comedias buenas que estrenan cada año. Hay joyas catódicas por las que merece la pena cruzar el Canal de la Mancha.

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Con algunas de ellas algunas generaciones han crecido (y han salido ilesas). Quién no recuerda, por ejemplo, a los Roper, los adorables George y Mildred que eran un ejemplo de lo que ha de ser un matrimonio cordial -ejem, ejem-. O a René Artois, el mesonero francés de &lsquoAllo, allo&rsquo, que intenta sacar adelante su negocio durante la ocupación alemana de su país. O al trío que convivía en &lsquoUn hombre en casa&rsquo, cuando hablar de tríos en televisión no estaba bien visto. Más tarde han llegado otros que alcanzaron gran celebridad como Benny Hill (el viejo verde que perseguía rubias por donde podía) o Mr. Bean (el hombre más patoso sobre la faz de la tierra).

El humor británico no entiende de temas tabúes, de corrección política o de sensibilidades extremas. Allá cada cual si se ofende. Las comedias televisivas lanzan dardos hacia todas partes: a la familia convencional, a la iglesia, a la monarquía o a la política. En este último escenario se adentra &lsquoThe thick of it&rsquo, un título que en España no ha tenido demasiada repercusión pero que logró hordas de admiradores en su Inglaterra natal y en otras partes del mundo.

Transcurría en el Ministerio de Asuntos Sociales y Ciudadanía. Pobres de quienes se acercasen hasta allí para pedir ayuda. Los funcionarios que trabajaban en él eran de todo menos seres ejemplares. Aquel equipo, comandado por un ministro bastante mediocre, no tenía problema alguno a la hora de mentir o de engañar para librarse de cualquier cargo y resolvía las crisis de la peor manera posible. Todo estallaba cuando por allí se pasaba Malcolm Tucker, el histérico representante del primer ministro y asesor de comunicaciones.

Apagar fuegos

Detengámonos en este personaje, auténtico protagonista de la producción de la BBC. A él le toca en cada capítulo apagar un fuego provocado por los empleados públicos, que no sólo no son capaces de cerrar una brecha sino que incluso la hacen más grande. Para sofocarlos empleaba todo tipo de tácticas y no escatimaba en descalificativos hacia quienes lo habían originado o no habían sabido remediarlo.

Era bestia, muy bestia, &lsquoThe thick of it&rsquo, que podría traducirse en español en algo así como &lsquoEl meollo de la cuestión&rsquo, algo que no hizo falta porque ninguna cadena española tuvo intención de programarla de una manera continua. Así que hubo que recurrir a otro tipo de plataformas para poder verla.

Fue creada por el cómico escocés Armando Iannucci, tomando como referencia a &lsquoYes, minister&rsquo, otra estupenda comedia británica de los años 80, que ya se reía de la forma de proceder de los políticos. El autor de &lsquoThe thick of it&rsquo tiene experiencia en ello. Es muy eficaz haciendo sátira sobre el asunto. Lo ha demostrado en el cine en filmes como &lsquoIn the loop&rsquo (que se basa en la batalla que libran el presidente de Estados Unidos y el primer ministro británico ) o en series posteriores, como la multipremiada &lsquoVeep&rsquo, uno de los títulos más asentados de HBO, que cada año arrasa en los galardones televisivos. Y que trata sobre una presidenta de Norteamérica que hace bueno a Trump.

La producción original se estrenó en mayo en 2005 y aguantó hasta 2012 mediante cuatro temporadas, en los que el ingenio y la acidez no decayeron en episodios cortos de media hora en los que se disparaba hacia todos los lados, sin perdonar etnia, religión o ideología. ¿Son los políticos como se pintaban en este título? Esperemos que no (los niveles de incompotencia eran altos), pero en más de un rasgo alguno se sentiría identificado aunque nunca lo confiese.

Un ritmo que casi nunca descendía y un formato cercano al falso documental (parecido al que se manejaba en la también célebre y también británica &lsquoThe Office&rsquo) distinguían a este producto. El actor Peter Capaldi -también escocés- se encargó de llevar el peso de la serie. Es conocido además por ser el duodécimo Doctor Who. Protagonizó en el cine &lsquoIn the Loop&rsquo e incluso ganó un Oscar en 1995 por su cortometraje &lsquoFranz Kafka&rsquos It&rsquos a Wonderful Life&rsquo.

Alastair Campbell. Nadie confirmará este dato e incluso es probable que los responsables de la serie lo nieguen pero corrían rumores (bien fundados) de que el personaje central estaba basado en Alastair Campbell, asesor de Tony Blair desde 1994.

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