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TV

SERIES Y POLÍTICA

MIKEL LABASTIDA

Lunes, 28 de noviembre 2016, 01:21

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El festival MIM de series termina hoy sin que se haya presentado ninguna ficción política española. La que anunció hace un tiempo Movistar sigue perdida en un limbo, sin nombre, sin reparto, sin argumento. Javier Olivares, de vez en cuando, recuerda en algún tuit que él está escribiendo una, pero que no ha recibido ofertas para comprarla y producirla. Aquí se cierra el estado de la ficción nacional en materia política. Seguimos a cero. Nadie se atreve a poner en marcha una producción que retrate de verdad a la clase política de este país y sus modos de proceder. Se puede contar una historia de amor de un fascista como Serrano Suñer, pero no historias cotidianas de los gobernantes de hoy en día.

Y no será porque la realidad no les esté sirviendo a los guionistas unas tramas potentísimas que les inspiren. Todo el escándalo de Bárcenas, por ejemplo, da para un serial, incluyendo lo de los papeles y los ordenadores requeteborrados. Por si faltaba algún ingrediente en el show ha aparecido un hijo que es cantante, que dice que su música gusta igual «a los del PP, Podemos o la Falange» y define su estilo como «electro chotis con toques new age pero tranquilito». No puede ser más rocambolesco. O lo de los espías de Madrid, de los que Aguirre dice que no tuvo conocimiento y en los que se gastaron más de 300.000 euros no se sabe para qué.

Por supuesto, mención aparte merece lo sucedido en el PSOE con la destitución de Pedro Sánchez, los líos de la gestora y las abstenciones por imperativo legal para entregar el gobierno a su máximo contrincante. De ahí se pueden sacar hasta cinco ficciones diferentes; una de ellas dedicada al exsecretario general, que acaba de reiniciarse para buscar votos puerta a puerta. Supongo que, ya de paso, irá felicitando el nuevo año al que le abra. El último gran guión con el que nos ha sorprendido la realidad ha sido el aciago final de Rita Barberá, tras prestar declaración en el Tribunal Supremo, en un hotel de Madrid negada por los suyos. Son argumentos que piden a gritos un traslado a la pantalla. Sólo esperamos que no se le pida a Nieves Herrero el guión de ninguna de ellas y que no las protagonice Rubén Cortada.

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