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Cristian y Cristina, en varias secuencias de First Dates
Se casa la primera pareja de First Dates

Se casa la primera pareja de First Dates

Será en el mes de noviembre cuando el malagueño Cristian y la madrileña Cristina se den el 'sí, quiero'

nuria rozas

Lunes, 24 de octubre 2016, 11:12

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El show de moda que ha eclipsado tanto al ama de casa como al médico se llama First Dates, el programa diario de Cuatro en el que diez extraños se dan cita en un restaurante. El anfitrión y celestino no es otro que Carlos Sobera (Barakaldo, 56 años), que ha cambiado su particular movimiento de ceja por el esmoquin de maître. Él es el primero que nos da la bienvenida en la cita a ciegas que ha tenido este periódico, aunque ya sabemos que es difícil que de este encuentro surja el amor, ya que en nuestro caso vamos de atrezzo (nos han emparejado con otro periodista) para comprobar con nuestros propios ojos que todo es real. Con una pícara sonrisa y metido en su papel de Cupido televisivo, Sobera nos pregunta por nuestras anteriores relaciones y cuál es el prototipo de hombre que buscamos. «Tan guapo como Matías (el barman argentino que nos acompaña detrás de la barra) y tan cachondo y divertido como tú», le espetamos. «Que se parezca a mí es fácil porque chicos divertidos hay muchos, pero tan, tan guapos como Matías es muy complicado. Es que es muy, muy atractivo», insiste. Matías nos ameniza la espera con un cóctel bien cargadito. Y de repente aparece nuestra cita. Nos colocan en un lugar privilegiado, la mesa central, para que podamos observar todos los demás encuentros, los reales. Y ahí nos llevamos la primera sorpresa. Ni rastro de un plató convencional. En el restaurante las cámaras se esconden entre las plantas y las paredes. Todo con tal de preservar la magia de una primera vez. La distancia entre las mesas es tan grande que apenas puedes oír a las citas de alrededor. Se nos complica nuestro papel de periodistas infiltrados. No hay más personas que Carlos Sobera, los camareros y los comensales que ríen, se miran, en algunos casos, o ponen cara de querer salir corriendo, en otros. Y aunque parece que las mariposillas del estómago no se despertaron en nuestra cita, sí las del hambre. Nos metimos entre pecho y espalda un delicioso tartar de salmón y aguacate, un solomillo y un yogur con frutas. Lidia Torrent, la camarera, nos recargaba los vasos de vino sin parar para que el amor y las risas fluyeran. En total más de una hora y media de agradable velada.

Con el estómago a gusto, tocaba preguntar al resto de parejas qué tal había ido su encuentro. Los hechos hablan por sí solos. Un chico que acaba de salir de la cena se pelea con los de producción porque la llamada de Cupido ha sido tan fuerte que quiere volver en el mismo tren que su chica. Él es de Vigo y ella de A Coruña. Las otras dos citas también quieren un segundo encuentro. El amor ha triunfado.

Bajitos no, gracias

«El mayor miedo de la gente no es que el otro sea guapo o feo, sino que haya silencios y que la pareja no hable», nos confiesa Ana Santana, del equipo de casting. «Otra cosa que les preocupa a las chicas es la altura de los chicos. Tienen mucho miedo a que sean más bajitos que ellas». Para averiguar los gustos de los solteros Ana tiene que luchar contra la deseabilidad social (actuar como se espera de nosotros y no como queremos). «Tengo que insistirles mucho en que sean sinceros, en que no les estamos juzgando. Muchas veces no se atreven a decirnos, por ejemplo, que no les atraen los negros. Pero cada uno tiene sus gustos y es importante que de primeras se gusten».

Quizá el mayor éxito de First Dates sea la boda que se celebrará el 11 de noviembre entre Cristian y Cristina. Ella lo dejó todo en Madrid para irse a vivir con él a Málaga tras el programa y ahora hasta los redactores están invitados. «Lo mismo en breve tenemos el primer niño First Dates», se ríe Yolanda Martín, directora del formato. Mientras tanto ella sigue buscando solteros. «Ayer estuve en un bar rockero y le pregunté al camarero si se vendría, y ya me ha dicho que sí», cuenta Martín. El programa ya puede presumir de hacer sombra a El intermedio de Wyoming. La semana pasada batió su récord con más de dos millones de espectadores.

Sobera aún recuerda su primera cita desastrosa con 14 años. «Fue un encuentro muy tembloroso. Ella iba al colegio Inmaculada Simonas y quedamos en la calle, en Barakaldo. No tengo muy buen recuerdo... ¡Fue un coñazo! Estábamos los dos muy nerviosos y lo viví incluso con angustia. Fue muy aburrido todo». De aquella primera cita han pasado 42 años, pero ahora puede jactarse de tener más de diez al día.

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