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TV

EL AMOR ESTÁ EN EL AIRE

OSKAR BELATEGUI

Jueves, 6 de octubre 2016, 00:35

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En el pase de prensa de 'Un monstruo viene a verme' en el reciente Festival de San Sebastián un crítico gritó furibundo «¡pornógrafo!». No se refería a las inexistentes escenas de sexo del filme, sino al empeño de su director, Juan Antonio Bayona, por provocar la lágrima a toda costa. Pornografía sentimental. Luis Buñuel odiaba que un director se sirviera de armas innobles para generar la emoción. En un memorable texto sobre Buster Keaton hablaba de la «infección sentimental» y alababa al genio del cine mudo «porque jamás tratará de hacernos llorar: sabe que las lágrimas fáciles están periclitadas».

Buñuel hubiera destrozado el televisor con saña baturra si hubiera visto 'El amor está en el aire', la nueva apuesta de Antena 3 para la noche de los martes en dura competencia con 'Gran Hermano' en Tele 5, que le sacó dos puntos de audiencia. Su único propósito es agotar los kleenex de los espectadores con las historias de seres anónimos a los que se les sorprende con un golpe bajo sentimental. Así, un novio conmociona a su chica al pedirle que se casen ese mismo día ante el regocijo del barrio. Una mujer conocerá en el plató a su amiga mexicana, con la que lleva cuarenta años cartéandose y a la que jamás ha visto en persona. Un hijo se presenta ante su presunto padre, que niega la mayor. Efectivamente: 'Lo que necesitas es amor' y 'Sorpresa, sorpresa' se ponen al día, de ahí que aparezca una lesbiana que le propone matrimonio a su pareja en mitad de un cine.

La cosa tiene un aire viejuno, como tantos otros espacios de Antena 3. La utilización de las piezas musicales a veces provoca involuntaria ironía (si hasta suena la 'Musica Ricercata' de Ligeti que Kubrick usó en 'Eyes Wide Shut') y en general canta el montaje de las historias y lo forzado de las situaciones. Lo mejor es el conductor del espacio, Juan y Medio, que tiñe de saludable sarcasmo el asunto. Al igual que Carlos Sobera en 'First Dates', este tipo de programas necesitan un presentador que dé la sensación de no creérselo del todo. Con la Patricia Gaztañaga de turno 'El amor está en el aire' se hundiría en las simas lacrimógenas de la vergüenza ajena.

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