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RÉQUIEM POR EL ALAMEDA

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Miércoles, 6 de junio 2018, 07:56

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Cada vez que un cine le pone fin a su propia película es inevitable la sensación de nostalgia. Y más si por su pantalla han pasado décadas de besos como aquellos que guardaba el proyeccionista de 'Cinema Paradiso'. El Alameda ha cerrado. Adiós a uno de los dos cines que nos quedaban en el centro de la ciudad, aunque esta sala hacía ya algunos años que había abandonado los estrenos de cartelera para anunciar obras de teatro, lo que le permitió (sobre)vivir hasta ahora. Como Gary Cooper, la sala de calle Córdoba hizo virtud de su soledad ante el peligro. Y pese a su apariencia de gran dinosaurio fuera de su tiempo, ha resistido más que otros especímenes más modernos que amenazaron con comérselo. Como el primer gran multipantallas de Málaga, el ochentero América Multicines, o el noventero y caótico Larios. Pura Teoría de la Evolución cinematográfica. Aunque paradójicamente, el Alameda siguió reinventándose, mientras que los otros dos sí que desaparecieron con la llegada del último depredador, el Vialia.

El Alameda fue un superviviente. Allá por 1961 estrenó su gran pantalla con el 'blockbuster' 'Rey de reyes'. No estuvo mal como declaración de intenciones de una esta sala que quiso reinar. Y que recogía además la herencia del primer cine estable de Málaga, el Pascualini, que se situó hasta la década de los 30 a escasos metros del nuevo Alameda. En la memoria guardo recuerdo de la sonrisa congelada que me dejó la negra ironía del 'Fargo' de los hermanos Coen; de las tardes de sesión continua en la primitiva Semana de Cine Fantástico, donde lo friki ya era una hermandad real antes de que existiera la palabra, y de la gala del 50.º aniversario del Alameda en el que se rindió homenaje a los documentales del cámara Antonio España y a un tipo que -me consta- siempre ha sabido disparar, el fotógrafo Eugenio Griñán.

La memoria de este cine/teatro es casi tan amplia como los millones de espectadores que ha tenido en sus casi 60 años. Aunque este réquiem llora lo justo, ya que allí no se harán pisos ni garajes. En 2019 viviremos la crónica de una resurrección anunciada cuando reabra como Teatro del Soho. Y con él, el espíritu del Alameda y del Pascualini.

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