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El Prado exhibe rarezas sobre mármol o pizarra que fascinaron en el Renacimiento

MIGUEL LORENCI

Martes, 17 de abril 2018, 00:13

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madrid. Sobre la piedra de las cavernas nació la pintura. En roca cruda perviven las primeras pinturas rupestres, datadas hace más de 60.000 años. Un soporte eterno al que recurrieron decenas de miles de años después griegos y romanos y que en el Renacimiento, hace apenas medio milenio, sedujo de nuevo a maestros como Tiziano o Sebastiano de Piombo. Sus pinturas sobre pizarra y mármol blanco son una delicada rareza tan valiosa como esplendorosa. Su genio buscaba tanto la eternidad del soporte como el mágico resplandor de unas partículas de mica que crean la ilusión de que las figuras emergen a la superficie.

Así se aprecia en 'In lapide depictum', la primera y exquisita muestra que el Museo del Prado dedica a la pintura italiana sobre piedra hasta el 5 de agosto. Comisariada por Ana González Mozo, reúne nueve obras realizadas entre 1530 y 1555 sobre piedra monocroma -pizarra y mármol blanco, asociado a la piel de los dioses- y firmadas por maestros italianos como Sebastiano del Piombo, Tiziano Veccellio, Daniele da Volterra y Leandro Bassano. Unas impagables rarezas que, según la comisaria, «reflejan la consolidación de una corriente de cambio en las técnicas artísticas en las primeras décadas del siglo XVI».

Son casi todas piezas de la selecta colección del Prado, como las dos únicas obras que Tiziano pintó sobre piedra: el 'Ecce Homo' de 1447, pintado sobre pizarra y regalado a Carlos V, que es una de las joyas del Prado, y su 'Dolorosa con las manos abiertas', pintada sobre «mármol imperial» en 1555 y último encargo del emperador al pintor. Conforman una fabulosa triada junto a la 'Piedad', a la que Sebastiano del Piombo dedicó seis años, de 1533 y 1539, y que se fracturaría cuatro siglos después, durante la guerra civil.

Vasari dijo que «Del Piombo descubrió el secreto» y fue por tanto el pionero pintor sobre piedra. Pero para la comisaria «fue más bien el impulsor» de una técnica usada ya en Venecia «y que conocieron bien y desarrollaron griegos y romanos». No en vano, la mitología griega sitúa en las rocas el origen de la vida y la Biblia las asocia a las figuras sagradas. Del Piombo, rival de Rafael y amigo de Miguel Ángel, perfeccionó en su pintura religiosa una técnica compleja y que exigía enorme sabiduría para pintar con aceite y resinas calientes «sobre una pizarra con grafito que absorbe la luz y las partículas de mica que la refleja en una superficie muy frágil sobre la que se quería pintar obras eternas».

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