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Espacio del mosaico retirado en la plaza de la Merced. Al lado, obra en el Astoria. Fernando González
Una obra de 'Invader' en los escombros

Una obra de 'Invader' en los escombros

La retirada de los mosaicos por parte de los particulares afectados suma una nueva controversia a la acción del artista francés en Málaga

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Viernes, 25 de mayo 2018, 00:49

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La bolsa de plástico de un supermercado reúne los cascotes retirados de la fachada. Todavía están unidos por el cemento algunos cuadrados de cerámica rojos y amarillos, que durante el último año han mostrado dos marcianitos en una esquina de la plaza de la Merced y que ya son historia. La misma suerte ha corrido el pulpo azul aparecido en una fachada del Palacio de Salinas de la capital malagueña. Son las dos obras del artista francés Invader que han sido reducidas a escombros después de que los propietarios particulares de los edificios del Centro Histórico que tenían estas piezas en sus inmuebles hayan procedido a retirarlas.

La medida venía marcada por un requerimiento municipal que da quince días a los propietarios para quitar los mosaicos, ya sea por sus propios medios o dejando esa labor a operarios municipales. Esa segunda opción conllevaba una factura de 2.700 euros, así que los primeros propietarios que han tomado la iniciativa han decidido acometer la labor por su cuenta, con un gasto mucho menor, pero también con un resultado mucho menos cuidadoso para el mosaico, elaborado de modo que su extracción completa resulta muy complicada, como el propio Invader ha explicado en varias ocasiones.

La retirada de los mosaicos de Invader por parte de los propietarios particulares de los inmuebles del Centro Histórico incluidos en la acción artística del autor galo es la nueva controversia que se suma a un caso que en el último año ha devenido en un proceso judicial por un presunto delito contra el patrimonio histórico, en relación a los 15 mosaicos de Invader instalados en el casco antiguo de la capital, sometido a protección patrimonial. Llegados a este punto, cabe preguntarse si el destino de esos mosaicos (casi la mitad de los 29 que Invader desplegó por la ciudad) puede ser diferente a la escombrera.

El alcalde de Málaga, Francisco de la Torre, avanzaba anteayer que el Ayuntamiento piensa quitar los dos mosaicos colocados en inmuebles municipales de modo que queden intactos para después exponerlos o darles uso cultural. Entonces, ¿pueden los propietarios llamados a retirar las obras quedarse con ellas sin las extraen con el suficiente cuidado? Al fin y al cabo, hablamos de piezas que pueden tener una cotización nada desdeñable en el siempre cambiante mercado artístico. Por ejemplo, la pieza de Invader titulada 'Alias PA_1030' (2013) fue vendida el 25 de octubre de 2016 por 242.500 euros en la sala parisina Artcurial. El mismo espacio ha colocado un buen puñado de cerámicas del artista francés con precios que oscilan entre los 1.000 y los 45.000 euros.

Un informe de la Gerencia Municipal de Urbanismo relacionado con este controvertido caso sostiene: «Se entiende que el mosaico, en virtud del principio de accesión, ha venido a ser parte del inmueble y, por lo tanto, de la misma propiedad que la finca en la que se ubica». Es decir, que el dueño del edificio pasa a ser dueño del mosaico. Es el argumento empleado para reclamar a los particulares la retirada y el mismo razonamiento sirve para defender que éstos puedan quedarse con la obra.

Sin embargo, desde la Junta de Andalucía no lo tienen tan claro. La administración regional tiene las competencias en materia de protección del patrimonio artístico y sus reclamaciones al Ayuntamiento para que se retirasen del Centro Histórico los mosaicos de Invader ha motivado a su vez que el Consistorio exija esa medida a los propietarios afectados. Ahora, desde la Delegación Provincial de Cultura recuerdan que todo el proceso está judicializado y que tendrá que ser un juez quien determine la propiedad de los elementos que han provocado la «agresión» patrimonial.

Permisos previos

La Ley 14/2007, de 26 de noviembre, del Patrimonio Histórico de Andalucía que rige en este caso no aclara de manera específica esta cuestión. Eso sí, varios especialistas en la conservación de patrimonio consultados por este periódico recuerdan que cualquier actuación para poner o quitar un elemento de un bien protegido debe contar con el permiso previo de la Comisión Provincial de Patrimonio, circunstancia que no se ha dado en este caso, si bien los particulares tienen como aval el requerimiento municipal que les insta a la retirada de las obras. Asimismo, desde la Delegación de Cultura sostienen que los mosaicos forman parte de un proceso judicial y que su destrucción puede traducirse en «eliminación de pruebas».

Por si acaso, algún propietario ya ha dicho que hasta que el asunto se aclare piensa conservar los restos del mosaico de Invader. Aunque sea en una bolsa de plástico del supermercado.

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