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Fernando Torres
Sábado, 25 de febrero 2017, 00:25
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Como escoltándola, los músicos de Vanesa Martín ocuparon sus puestos, ensordecidos por los gritos de la grada. Entre luces y aplausos, entonaron una potente introducción instrumental para acompañar la entrada de la cantante, poderosa y entusiasmada; en casa. El baile comenzó con los primeros versos de Nunca me conoció, uno de los temas de Munay, álbum que da nombre a la gira que empezó ayer en una velada llena de energía y emoción para la que se agotaron las entradas. Hoy la artista malagueña continúa su recorrido por el resto del país.
Frenar enero fue un pisotón al acelerador de un publico desenfrenado. «¡Málaga te quiere, Málaga te quiere!», entonó el respetable al final de este tema, y la cantante contestó: «Yo amo a Málaga, qué orgullo sentirme malagueña y boquerona por los cuatro costados. Me hacía mucha ilusión arrancar la gira aquí, no me esperaba que se agotaran las entradas». En un pequeño discurso, anunció que el 22 de julio volverá a tocar en su ciudad natal, una noticia que los asistentes recibieron con vítores de aprobación.
«Estáis invitados a cantar». Santo y seña sirvió para encandilar a un público todavía paralizado ante la fuerza de la cantante. El conjunto visual estuvo iluminado por diferentes proyecciones en siete grandes pantallas. La banda, compuesta por teclista, bajista, percusionista, batería y tres guitarristas, arropó a Vanesa en cada nota, a cada grito. Ya fuera balada o medio tiempo, el conjunto envolvió a la artista, capitaneado por la guitarra Fender y los coros del también malagueño José Marín.
«A veces me pregunto si lo hice bien» y otros fragmentos de Trampas sirvieron al público para cantar a todo pulmón, reaccionando a los paseos de la malagueña de un lado a otro del escenario para estar más cerca de los suyos. Arráncame marcó uno de los momentos más emotivos de la velada. Sin dejar espacio entre una canción y otra, los primeros acordes de Polvo de mariposas dejaron atónito a un público que empezaba a darse cuenta de que la noche iba de momentos únicos. Pero el final de este himno no emocionó solo al respetable: los músicos afinaron a la perfección un cierre lleno de pasión. Se notaba que era noche de estreno.
No te pude retener puso un alto en el camino, interpretada a piano, voz y aplausos. Sobró el micrófono y sobró el talento en Durmiendo sola, un canto desgarrado con el que Vanesa Martín inundó el Carpena a viva voz, casi a capella. El amor no se explica mezcló ritmo y reivindicación. La intérprete abandonó el escenario para que la banda improvisara al final del tema melodías con sabor a despedida. Después, volvió a las tablas con otra ropa y dispuesta a derrochar energía en el tramo final del concierto. Sintiéndonos, Ropa desordenada y Aún no te has ido, fueron el inicio del final de una noche que, probablemente, los asistentes no olvidarán.
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