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Isabel Pérez Montalbán, Juan José Téllez, Niño de Elche y Javier Ruibal, ayer en el CAL.
Voces del compromiso

Voces del compromiso

Ruibal y Niño de Elche reflexionan sobre la música y las letras en un curso del CAL

Regina Sotorrío

Miércoles, 6 de julio 2016, 00:37

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Sobre un escenario Javier Ruibal y Niño de Elche son radicalmente diferentes, pero en una charla distendida de cada uno por su lado se descubre que ambos comparten más de lo que parece. Escuchar a Paco Ibáñez les hizo ver a los dos que había otra forma de contar/cantar que cuidaba tanto la forma como el fondo. El flamenco está en los genes de sus inicios musicales: el de Camarón y Paco de Lucía en el cantautor gaditano; el de El Cabrero, José Menese y Manuel Gerena en el cantaor ilicitano. Y los dos son artistas «comprometidos con la ética y la estética», apuntó Juan José Téllez, director del Centro Andaluz de las Letras. Aunque cada uno entienda ese compromiso a su manera. El CAL sentó ayer a la mesa a Ruibal y Niño de Elche en la segunda jornada del curso de verano de la UMA Letras y música. Canciones entre dos siglos. Entre uno y otro, la poeta Isabel Pérez Montalbán avanzó poemas de un libro aún por construir en el que sus versos inéditos se mezclan con frases emblemáticas del cancionero popular.

Para Javier Ruibal, «el compromiso con la belleza es ya una ética». «No hace falta ser panfletario. Al que acaba de estar con los grilletes puestos no vengas a decirle cuáles son las penurias del preso», señaló el cantautor. Huye del «palabro excesivamente cargado de política» y persigue que «el ser humano se sobrecoja» con sus canciones. Porque en definitiva, dijo, sus composiciones forman más parte de la vida de quien las oye que de quien las crea, «porque estamos siempre en el vértigo del papel en blanco».

Un vértigo que a veces parte de un solo verso o de una simple nota, pero Ruibal aclaró:«No escribo poemas sino crucigramas cantables. Un poema es un vaciarse de un momento de emotividad o un ejercicio de intelectualidad, la canción tiene otras estrategias». Y una vez que la termina, admitió, siempre queda la «duda» de que «cada verso y cada pasaje melódico podrías mejorarlo». «La dejas ya por imposible», apuntó.

Ruibal acaba de celebrar sus 35 años en la música, un tiempo en el que, sin dejar de aspirar a las mayorías, se ha movido ajeno a «los mentideros más llamativos» de la industria. Como también hace Niño de Elche: «Somos hijos de una forma de hacer arte donde ya está implícito el mercado, y eso hay que entenderlo. Me gusta buscar dentro de la bestia las grietas donde ejercer según qué práctica»

Francisco Contreras, el de Elche, no elude la denuncia y la crítica directa. Busca «las tensiones y las fricciones» en las relaciones sociopolíticas, personales y musicales. Ahí están las poesías de la conciencia que construyen Voces del Extremo o la selección de poemas musicados de Sí, a Miguel Hernández. Y tanto esa actitud como el envoltorio que da a las letras, con una amalgama de sonidos que parten del flamenco para llegar a la electrónica, le ha generado más de un conflicto. Reconoció que le costó conjugar la necesidad personal de «contar cosas» con los esquemas «encorsetados» del arte jondo. Calificó de «fascista» el mundo de la peña y recordó «la que se lió» cuando compitió en un certamen con una soleá con letra del rapero Nach.

Lo suyo es experimentar por el simple placer de experimentar. «He aprendido a buscar elementos que me hagan desplazarme hacia otro territorio. Puedo decir qué no soy o qué he sido, pero lo que soy ahora no lo puedo decir porque no lo sé», sentenció. Su última exploración ha sido RaVerdial, donde Niño de Elche se une a Los Voluble en la búsqueda de conexiones entre las fiestas raves electrónicas y las de las pandas de verdiales. «Los verdiales son una rave ante de las rave electrónicas. El verdial es la consecuencia de gente que bebe vino y se emborracha, que está durante horas en trance con la música, el tumulto, el sudor, esa actitud del todos a una. Como las fiestas rave», indicó. Pese a todo, mantuvo que su música no es «transgresora» ni «traiciona el purismo»:«Es flamenco primitivista».

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