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Carmen Boza, durante su actuación en La Cochera Cabaret.
El mejor reflejo de Carmen Boza

El mejor reflejo de Carmen Boza

La cantante y compositora volvió a Málaga para presentar la reedición de ‘La mansión de los espejos’ en La Cochera Cabaret

silvia tinoco

Sábado, 17 de octubre 2015, 10:15

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Puntual se abrió anoche La mansión de los espejos de Carmen Boza en su visita a Málaga. Tal ha sido el éxito del disco que su reedición le ha hecho volver a la ciudad pocos meses después de hacerlo en versión Live the Roof. Y a juzgar por el lleno de La Cochera Cabaret, nadie se lo quiso perder.

Daba comienzo el desfile de reflejos de la mano de una maestra de ceremonias que supo combinar los temas clásicos de su anterior etapa como No me parezco o Desconocidos, con los más nuevos, como Salpicadura. Reconocimos a la Boza amante, a la provocadora, la sabia, la enamorada, a la atrevida Tiene una elegancia natural para interpretar estados de ánimo, recorriendo experiencias saltando de canción en canción.

Pero, sobre todo, anoche pudimos ver a la roquera que lleva dentro. La suma de una banda a su tradicional guitarra y voz le ha dado un nuevo y eléctrico color a Los restos de mi verano y a Fisiones nucleares. Prometió rock en su reciente visita a FNAC y anoche cumplió con creces. Aunque lo cierto es que, al final, todas esas personalidades, facetas o reflejos convergen en un mismo lugar: Carmen Boza, la auténtica.

Nana Noir fue la primera prueba de que con guitarra y voz se basta y sobra para emocionarte y el público se dejó arropar por ella. La segunda llegó en los bises cuando, a solas con su guitarra, Carmen nos cantó Sin Salida con esa habilidad que sólo ella posee para erizarte la piel con un susurro.

Cuando nos dimos cuenta, Sin Salida había estallado en Octubre, el himno de la noche, con permiso del single Culpa y Castigo. Fue la más esperada, la más coreada y la que más teléfonos móviles y cámaras levantó. Es lo que ocurre con las canciones que se convierten en algo personal para muchas personas que les acabas dejando con ganas de más cuando ya se ha acabado hasta el repertorio. Buena señal, ¿no?

Entonces sales con la sensación de haber vivido algo especial; breve, pero a la vez intenso. Aquí es cuando Boza ha cumplido su misión: hacerte sentir un poquito más vivo. No sé cómo lo hace, pero estoy segura de que tiene que ver poco con la científica refracción de los espejos y mucho con la magia. ¿Cómo se podría llamar si no a quien es capaz de encajar las piezas de la música de tal manera que te sacudan por dentro?

Un mago y de los buenos. De los que saben que detrás de un buen truco sólo hay trabajo y más trabajo. Y Carmen es una curranta, sin trampa ni cartón o reflejos. Su mansión de los espejos lo demuestra.

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