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Rafael Ábalos, ayer en la redacción de SUR, tras hablar sobre su regreso a la novela tras seis años.
Rafael Ábalos: «No estaba seguro de que volviera a encontrar una novela»

Rafael Ábalos: «No estaba seguro de que volviera a encontrar una novela»

El autor malagueño confiesa que, tras superar una crisis personal, regresa a la librerías con el ‘thriller’ policíaco ‘Las brumas del miedo’

Francisco Griñán

Miércoles, 3 de mayo 2017, 00:18

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«Me quedé sin abogacía y sin escritura». Rafael Ábalos (Archidona, 1956) lo cuenta con una naturalidad que asombra. Así resume los seis años que han pasado hasta ahora desde que publicó El péndulo (2011). «Llevaba ocho libros en una década y sentí que no sabía que más podía contar», explica el autor de Grimpow (2005), un éxito internacional que lo llevó a ingresar en la escogida lista de novelistas representados por la agente literaria Carmen Ballcells. Pese a ello, apartó la ficción y volvió a los juicios. Pero le esperaba otro giro de guión. A su pareja, Loli, le diagnosticaron leucemia. Su mundo se derrumbó y lo abandonó todo. «No estaba seguro de que volviera a encontrar una novela», confesaba ayer a SUR el escritor que, cuando menos lo esperaba, salió a la calle a fumar un pitillo y vio en el suelo el origen de su última novela, Las brumas del miedo, un thriller policíaco que mañana presenta en el Palacio de la Paz de Fuengirola (20,30 horas).

Lo que Rafael Ábalos vio bajo sus pies y entre el humo de los cigarrillos fueron cinco mujeres muertas. «En mi relación con la literatura no hay nada premeditado, sino que de pronto empieza a fluir. Soy de los que oyen las historias que le cuentan los personajes», comenta el escritor sobre Las brumas del miedo, que arranca con la «insólita» aparición de cinco chicas bajo el monumento a la Batalla de las Naciones de Leipzig. Una poderosa imagen que lo salvó de su particular crisis. Hasta lo había intentando con una novela sobre letrados. «Pero no me salía ya que creía que estaba escribiendo un pleito», admite Ábalos que resolvió su particular querella cuando se encontró con el inspector de policía alemán Klaus Bauman y la estudiante española de Erasmus Susana Olmos.

Un misterio y unos personajes que han llevado al autor archidonés a «fusionar arte, erotismo y muerte» en esta trama que atrapa con la complicidad del género policíaco. «El lector llega a tener más datos que el investigador y es el verdadero detective de la novela», asegura Rafael Ábalos, que habla de su reencuentro con la literatura con la pasión de un principiante. «No pretendo pasar a la historia ni hacer una gran literatura, sino divertirme cuando escribo y que el lector también se divierta cuando lo lea».

Esa diversión le duró al escritor seis meses. Eso fue lo que tardó en escribir la novela en un sillón orejero de casa, mientras pasaba el final de la enfermedad de su mujer que se alargó tres años. Una época difícil que lo llevó a un peregrinar por los hospitales, donde coincidió con Pablo Ráez y su lucha contra la leucemia, la misma que atacó a Loli. «Lo conocimos en su primera entrada al hospital y Pablo supo hacer de la donación de médula un motivo para vivir y soportar una enfermedad que es muy dura», recuerda el escritor.

La conversación con Ábalos es un continuo ir y venir de lo personal a la ficción, de Loli a Klaus y Susana. Todos ellos han poblado esos seis años de parón del escritor que confiesa que tiene la suerte de «entrar y salir» de la abogacía y de la novela con naturalidad. En estos años hasta se sentó como abogado defensor en el juicio del caso Malaya y consiguió su particular triunfo procesal cuando el Tribunal Supremo admitió la duplicidad punitiva que Ábalos había planteado al señalar la doble condena de su representado. «Fue una cuestión muy jurídica, pero que tiene su importancia ya que modificó la sentencia del Tribunal de Málaga», destaca el autor que, con ese mismo desparpajo, deja entrar en la entrevista al abogado que lleva dentro.

De vuelta a La sombra del miedo, Rafael Ábalos explica que el título refleja las «incertidumbres que nos impiden ver el futuro claro y que provoca incluso un miedo que nos atenaza». En este caso esa amenaza la representa el nazismo. O más bien el neonazismo. «La radicalización está hoy día más cercana con los movimientos xenófobos que nos incitan a defendernos de un miedo paranoico a los inmigrantes, a la economía o a la corrupción del poder», señala el autor, cuya nueva novela no tarda en descubrir que, el lugar en el que aparecen las asesinadas, fue refugio de Hitler y los suyos.

De nazis y Trump

Ábalos asegura que esta novela tiene mucho que ver con la anterior, El péndulo, que, tras una investigación criminal, planteaba la supremacía blanca, un tema que, a su juicio, anticipaba la llegada al poder del actual presidente de Estados Unidos. «Trump se considera un Dios y nos seduce diciendo que nos va a salvar, pero en realidad nos priva de nuestra esencia humana que es lo que pasó en Alemania», considera Rafael Ábalos que añade que, para huir de las nuevas formas de nazismo, «Europa es nuestra única posibilidad».

Lo dice con el convencimiento de que construir es la única salida frente a la destrucción. Y que de los malos momentos también se sale. «Viví una época fantástica desde que publique la novela Grimpow, pero la vida me guardaba también un lado oscuro que, por suerte, hemos superado», confiesa el escritor y abogado después de que su mujer haya ganado la batalla de la leucemia. Solo hay que abrir su nuevo libro para encontrarla en la primera página: «A Loli Guirado, mi vida».

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