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Sobre estas líneas, Rayuela, abierta hace 35 años en la calle Cárcer de la capital.
Las librerías se reinventan

Las librerías se reinventan

Los pequeños comercios se transforman en centros culturales para capear la crisis

Antonio Javier López

Sábado, 12 de noviembre 2016, 00:35

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Contaba el escritor y viajero Javier Reverte que en una visita por esta parte del mapa le preguntó a una persona mayor si le gustaba leer. Le respondió que sí, pero que eso era más para la gente del norte, que aquí, con el buen tiempo, apetecía más estar en la calle. Y si hay alguien acostumbrado a hacer de la necesidad virtud, ese alguien es un librero.

Lo resumía con tino el escritor malagueño Juan Jacinto Muñoz Rengel, encargado además de leer ayer el manifiesto con motivo del Día de las Librerías: «En Málaga el clima y la gran oferta de ocio casi confabula contra la lectura, por eso creo que al malagueño le interesa conectar de una forma social con la literatura a través, por ejemplo, de los clubes de lectura. Se trata de salir, conocer gente, tomarte luego unas cañas... Pero durante todo ese tiempo estás hablando de libros y eso te anima a seguir leyendo el resto de la semana, con la mirada puesta en la siguiente cita».

Muñoz Rengel participaba en el acto del Día de las Librerías en Luces, buen ejemplo del nuevo rumbo tomado por estos establecimientos, cuya actividad se multiplica hasta convertirse en una suerte de centros culturales con el objetivo de capear la crisis. «Las librerías se han tenido que reinventar. Antes eran prescriptores de libros, pero ahora también organizan clubes de lectura, presentaciones, coloquios... Tienen que reinventarse todo el tiempo, porque la crisis plantea esa necesidad de ser creativo», ofrecía el autor, que sin ir más lejos presentó el jueves en Luces su nueva novela, El gran imaginador (Plaza & Janés).

Detrás de la actividad cultural de Luces está el librero José Antonio Ruiz, que tiraba del hilo: «En realidad, lo que queremos es que la gente corriente sea feliz, que tenga tiempo para relajarse, para pensar, para disfrutar, para, si les apetece, leer. Porque de esa felicidad depende nuestro sustento». Ruiz trazaba su diagnóstico, certero y sereno, desde un despacho que ilustra casi sin quererlo el devenir de su librería, porque la nueva estancia es fruto de la decisión de reducir la superficie de anaqueles, apretando un poco más el cinturón del negocio, que en el último año ha prescindido de cinco empleados. También cinco, pero por ciento, es el descuento que sitios como Luces aplicaban ayer con motivo del Día de las Librerías, que en Málaga se vivió entre el optimismo y la incertidumbre.

Después de 13 años al otro lado del mostrador y con las obras del metro tapiando en el sentido literal de la expresión el horizonte de Luces, José Antonio Ruiz echaba cuentas desde la pantalla del ordenador. «En la semana 43 del año la pasada las librerías registraron un caída del 24,6% en las ventas respecto a la misma semana de 2015, en los hipermercados hubo un 11% menos y en las grandes superficies, una subida del 0,8%», desgranaba el librero de la Alameda Principal antes de ofrecer una de las claves de la supervivencia de su aventura: «Somos grandes en cuanto al espacio físico que ocupamos, pero sobre todo tenemos una diversidad de clientela tan grande que casi nos obliga a no tener personalidad».

Un perfil muy amplio

Sobre la variedad de la que hablaba Ruiz se detenía otro veterano del sector, Juan Manuel Cruz, responsable de Rayuela, al que el Día de las Librerías le pillaba acarreando volúmenes hasta su establecimiento en la calle Cárcer desde Rayuela Idiomas, que cerraron a principios de mes tras 27 años en la plaza de la Merced. «Creo que todos los libreros de la ciudad tenemos un perfil variado de cliente porque, de hecho, el perfil de lector en España es muy amplio», detallaba Cruz.

Rayuela abrió sus puertas en la calle Cárcer hace ya 35 años y, con ese bagaje, Cruz lo tiene claro: «La novela es la que le da la vida a las librerías... Y eso que el lector es peculiar porque dentro de ese sector minoritario hay un porcentaje pequeño pero muy lector que acude a las librerías con mucha asiduidad».

Cruz tampoco pierde de vista el tirón de las novedades editoriales, tanto en libros de ficción como de no ficción. Pasa lo mismo en el cómic, como aporta Miguel Ángel Díaz, gerente de Comic Store y presidente de la Feria del Libro de Málaga, más optimista que el resto del gremio: «Lo cierto es que estamos mucho mejor que el año pasado, con un incremento en torno al 14% en las ventas en la tienda física».

No todo van a ser malas noticias cuando tenemos un libro o un cómic entre manos.

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