Borrar
Isabel Borda es vicedecana de la Facultad de Ciencias de la Educación.
Isabel Borda: «Los niños sí leen; somos los adultos los que les leemos poco»

Isabel Borda: «Los niños sí leen; somos los adultos los que les leemos poco»

Convencida de que leer es, sobre todo, una «experiencia emocional», los trabajos de esta filóloga sobre literatura infantil y juvenil son una referencia

Antonio Ortín

Lunes, 14 de marzo 2016, 00:30

Necesitas ser suscriptor para acceder a esta funcionalidad.

Compartir

Fue la risa espontánea que le provocó un relato juvenil la que le abrió las puertas de la literatura infantil a Isabel Borda (Málaga, 1959). «Acostumbrada a los dramones de la literatura del XIX descubrí que aquello me hacía reír y poco a poco fue sustituyendo a la literatura adulta en el paisaje de mi biblioteca», confiesa esta profesora, investigadora y vicedecana de la Facultad de Ciencias de la Educación de la Universidad de Málaga (UMA). Sus trabajos sobre la lectura entre los escolares son toda una referencia. Conocedora a fondo de Emilia Pardo Bazán, a la que dedicó su tesina en Filología Hispánica, ha escudriñado el territorio de un género «considerado menor a nivel social» pese a la vigencia de clásicos como Caperucita roja. «Es de una vitalidad estructural. ¿Conoce usted algún otro relato más versionado?».

Pues dicen que nuestros escolares no leen.

Y yo discrepo. Si usted se va a los barómetros semestrales, comprobará que las cotas de lectura a partir de los diez años son altísimas.

¿Entonces?

Los niños leen y mucho; somos los adultos los que les leemos poco. Esta literatura es una gran desconocida.

¿Por prejuicio?

Yo creo más bien que los adultos nos volvemos patosos con la edad y nos cuesta reír.

¿Cuánto nos perdemos con eso, verdad?

No sabe usted cuánto. El instante de compartir una lectura con nuestros hijos es emocionalmente muy intenso. Requiere tiempo, te tienes que sentar tranquilo y disfrutarlo. Y la oferta actual, sobre todo en el ámbito del álbum ilustrado, hace cómplice al adulto y busca su mirada. Esos libros están esperando que los padres los cojamos.

¿El informe PISA no nos lo debemos de terminar de creer?

Yo creo que no. Ha logrado crear una sensación de alarma en la sociedad a partir de unos estándares demasiado homogéneos. Y hay que deslindar la lectura en el ámbito educativo del familiar.

Cada cosa en su sitio.

Exacto. La escuela no puede hacer el papel de la familia y la familia no puede pretender hacer el papel de la escuela. Un hijo en la casa tiene que leer de otra manera.

¿Y en nuestros colegios, se lee?

Mire, el que siembra recoge. Y en los colegios comprometidos con la lectura, que lo hacen visible con una biblioteca escolar y con proyectos de lectura, se lee.

Y se nota.

Muchísimo, hay un boca a boca entre los niños, y las bibliotecas están vivas en estos centros. En contraste, los colegios donde no se lee son los que más utilizan la excusa de que son los niños los que no tienen hábito. Y a mí me gustaría preguntarle a ese profesor: ¿Y usted lee?

Profesores sin hábito de lectura: mal asunto.

¡Claro! Y deben tener el hábito lector. Mire, en el colegio se lee para aprender. Pero el hábito de lectura es otra experiencia lectora, debe estar asociado a una emoción, a una chispa.

La chispa ¿Cómo despertarla en un niño?

Pues es una casualidad. Hay que perseguir ese momento en que la lectura se convierte en una experiencia. Y si este libro no te gusta, lo dejas. Si te emociona y te identificas con el personaje, adelante.

El decálogo del buen lector de Daniel Pennac.

Exacto. Y ya sabe usted, el primero, el derecho a no leer.

¿Ya, pero cómo se hace?

Escuche al niño, indague en lo que le gusta. Mire, a mí me pasó con mi hijo. Me estaba equivocando en la selección. Le ponía libros que no eran ni sus temas, ni su nivel.

En casa del herrero...

(Risas) Sí, me tocó escucharlo, observarlo y a partir de ahí fui probando hasta que hubo uno que le enganchó.

Los libros que abren puertas.

Totalmente, todo el mundo tiene un libro que le está esperando.

Ya me ha mencionado varias veces la presencia de los padres. Qué lejos del modelo social actual.

Lamentablemente es así. Y, sin embargo, es lo más importante: el compromiso con la educación de nuestros hijos a todos los niveles. Si para enseñarles a andar les cogemos la mano, ¿por qué los dejamos solos después?

¿Y en los colegios, no ayudaría actualizar el catálogo de la literatura que se enseña?

Uf, desde luego. El canon literario escolar, sobre todo enSecundaria y Bachillerato, está fosilizado.

Imagino por dónde va.

Claro. Lo que yo leí en la escuela es lo mismo que leería usted y probablemente lo mismo que estén leyendo los chicos de ahora: el Lazarillo, el Quijote... Piense en el cómic: está fuera del género canónico escolar.

No me imagino yo el cómic en mis libros de COU.

Pues no. Sin embargo Ibáñez, por ponerle un ejemplo, ha hecho más por el fomento de la lectura entre los jóvenes que otros autores.

Desde luego. Si preguntamos por el Doctor Bacterio o por Ana Ozores, no es difícil saber quién es mas conocido.

Ya le digo, sin embargo fíjese qué pena. A mí me gustaría que se pudiera saltar de la lectura de Mortadelo a La Regenta, que es una preciosidad, ¡pero no llega!

No puedo estar más de acuerdo.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios