Borrar
Juan Gómez-Jurado, escritor que acaba de publicar la novela ‘Cicatriz’.
Gómez-Jurado roba el sueño a sus lectores

Gómez-Jurado roba el sueño a sus lectores

Amor y mafias en la era digital van de la mano en ‘Cicatriz’, la sexta novela del joven maestro del thriller

Miguel Lorenci

Sábado, 28 de noviembre 2015, 08:00

Necesitas ser suscriptor para acceder a esta funcionalidad.

Compartir

Juan Gómez-Jurado (Madrid, 1977) roba el sueño a sus legiones de lectores. Literalmente. A las cero horas del pasado miércoles se liberó en Amazon Cicatriz (Ediciones B), la nueva novela de este joven maestro del thriller que había batido récords de reserva. Amor, engaños, traición, mafias eslavas y tráfico sexual en la era digital se dan la mano en la sexta novela del narrador, con la que volvió a dejar insomnes a miles de lectores desde el instante mismo del lanzamiento. Con el correo y su página web saturados por los mensajes de agradecidos seguidores, Gómez-Jurado explica que es casi una obligación «pegársela» a los lectores. «Agradecen que les tiendas trampas y los giros inopinados de la trama», dice.

«Mi error fue enamorarme de ella y el segundo no preguntarle por aquella cicatriz». Así arranca la novela sobre la que su autor escatima detalles. No hay resumen argumental en la solapa, pero sabremos enseguida que sus protagonistas son Simon e Irina. Que ella arrastra una cicatriz desde niña junto a toneladas de rabia, y él trata de abrirse paso en el competitivo mundo tecnológico. Que aspira a convertirse en millonario gracias a la venta de un algoritmo que transformará la forma en la que los usuarios se conectan a internet a una multinacional «de esas que mandan ya más que los gobiernos».

Inteligente pero con nulas habilidades sociales, a punto de convencer a un pope tecnológico que recuerda a Steve Jobs, Simon se siente solo. Hasta que vence sus prejuicios y entra en una web de contactos para enamorarse perdidamente de Irina, marcada por una enigmática cicatriz en la mejilla y que arrastra un oscuro secreto.

Mentiras, falsas pistas y vuelcos argumentales se encadenan atrapando al lector y haciendo que «sepa más que los protagonistas, pero nunca más que el autor». Sabe Gómez-Jurado que «hay jugar con el lector en el mejor sentido de la expresión». Que hay que dársela con queso «sin que te pille y sin dejar vaya por delante de ti». Algo que «el lector agradece». También que eso exige un «trabajo ímprobo» en el que «acaba siendo mucho más importante lo que quitas que lo que pones». «Al final escribir, narrar, es más quitar que poner», admite Gómez-Jurado precisando que la poda dejó en 570 páginas las casi 800 del primer original de Cicatriz.

Estallido

A Gómez-Jurado le estalló la novela en la cabeza viendo a una chica vapulear con saña un saco de boxeo en Chicago. Y en la ciudad del viento y las mafias rusas transcurre parte de esta intriga «que explora el misterio de cualquier relación amorosa y constata lo poco que conocemos a la persona que tenemos al lado». «Nadie conoce a nadie, dice el tópico, y si ya es difícil conocerse a uno mismo, qué vamos a decir de la persona que duerme a tu lado». Unas incertidumbres, imposturas y duplicidades «que se multiplican en el mundo digital».

Gómez-Jurado ha vendido cinco millones de copias de sus novelas, según sus editores. Con Javier Sierra y Manuel Loureiro -«lectores de confianza además de colegas»- forma el trío de autores españoles de intriga que más vende por el mundo y que alaban medios como The New York Times. «El mejor elogio no es que un gran medio me ponga por las nubes. Me emociona más que un lector me diga que no ha pegado ojo en toda la noche o que se se pasó de parada por la novela», explica este feliz ladrón de sueños.

Desde que debutó hace casi una década con Espía de Dios, un thriller sobre un asesino en serie en el Vaticano, la aceptación y las ventas de Gómez-Jurado han crecido de forma exponencial. Contrato con Dios, El emblema del traidor y La leyenda del ladrón volvieron a encandilar a lectores de medio mundo, y El paciente despertó un gran interés en Hollywood. «He vendido los derechos de cuatro novelas, pero me reservo los de La leyenda del ladrón», explica. «No sé qué pasará con las otras; están en eso que se llama el infierno de producción en Hollywood», dice. Con todo, cree que para lidiar con la implacable fábrica de sueños lo mejor es seguir el consejo de Hemingway, «que proponía acercarse a la valla de los estudios, lanzar al otro lado el original, esperar a que le lanzaran la bolsa con el dinero y salir corriendo con ella lo más lejos posible».

Con 38 años, sabe que le quedan mucha historias por escribir, pero está ya confirmado como uno de los valores seguros que se disputan los grandes sellos. Como un Messi de la liga editorial, acaba de mejorar su ficha pasando de Planeta a Ediciones B. Sus novelas, que tocan palos muy diferentes, de la clave histórica a la intriga tecnológica, se venden en cuarenta países y lucen con orgullo la etiqueta del best-seller mundial.

¿Apabulla hasta la parálisis un éxito de esa dimensión? «No, si logro emocionarme a mí mismo con cada historia, emocionaré a un finlandés, a un macedonio o a un chino. Es mi máxima, además de pensar que escribo para gente de mi entorno y no para un océano de lectores». «Las emociones son universales. En Reikiavik, Pekín o Madrid sentimos lo mismo ante las mentiras, los secretos, traiciones e infidelidades que arman una ficción». Con una veintena de proyectos abiertos, en el batido energético que alimenta a Gómez-Jurado conviven Alejandro Dumas, Tolkien, Stephen King, el Guerrero del Antifaz, Batman o las pelis de Burt Lancaster.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios