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Benítez Reyes se reunió ayer con lectores en la terraza del hotel Molina Lario.
Benítez Reyes: «Como escritor he aprendido a convivir con el desánimo»

Benítez Reyes: «Como escritor he aprendido a convivir con el desánimo»

«Ni a los villanos se les puede machacar en una novela», afirma el autor en una charla organizada por el Aula de Cultura SUR y el Centro del 27

Regina Sotorrío

Martes, 30 de junio 2015, 00:38

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Llevaba ocho años relativamente «tranquilo», pero confiesa que ahora ha dejado de estarlo. En unos días finaliza el plazo para entregar su próxima novela, ocho años después de la última, y aparecen las «inseguridades». En estos casos poco importa haber ganado el Premio Nacional de Literatura, el de la Crítica, el Loewe, el Nadal... «Como escritor he aprendido a convivir con el desánimo. Me gusta escribir pero terminar de hacerlo no tanto», admite Felipe Benítez Reyes. Con su fina ironía, el escritor gaditano habló de su obra, de su vida y rememoró anécdotas en una distendida charla con los lectores en Un café cargado con lecturas, un acto organizado por el Aula de Cultura SUR y el Centro Cultural Generación del 27, con Pablo Aranda y José Antonio Mesa Toré al frente. Y quizás como se trataba de «un autor de muy alto nivel», el acto se celebró ayer en las alturas de la terraza del Hotel Molina Lario. Entre el numeroso público de esta última cita de la temporada, colegas como Antonio Soler y María Victoria Atencia.

Benítez Reyes está en el proceso de «rematar» su próxima novela, que verá la luz en otoño. «Son tantas las puntadas que uno pone en juego, que cuando uno la da por terminada es más por desesperación que por satisfacción», señala. Porque cuando se acerca el final, le asaltan muchos «espejismos emocionales»: «Entre ellos el de pensar que lo que has escrito es una absoluta basura».

Excesivamente exigente, se declara «incapaz» de releer sus obras publicadas. «Si lo hago brinco en la silla, solo veo defectos. Es un método penitencial de desengaño que no le recomiendo a nadie», afirma. En cualquier caso, defiende que la escritura es «el territorio de la incertidumbre». «Sentirse demasiado seguro acaba siendo contraproducente», advierte.

Entre canciones y tebeos

Natural de Rota (1960), empezó de niño escribiendo letras para canciones de un grupo de rock duro «Lo más duro que se podía entonces», intentó escribir su primera novela con 13 años refugiándose en una casa «sombría» y solitaria heredada por su familia intento que se frustró al salir huyendo del lugar por sucesos que atribuye a «seres incorpóreos» y entre sus primeras influencias literarias se cuentan los tebeos de Marvel. «A partir de Thor me convertí con 15 años en el mayor especialista de mi pueblo en mitología escandinava», dice entre risas.

Poco tiempo después, este «artista de variedades», como se define, convertiría sus «pequeñas ocurrencias» en poesías, novelas, cuentos, ensayos.... Ante el folio en blanco «no existen pautas». «Y uno se mueve en la rectificación continua», añade. Aunque tenga claro el camino, al final «la novela va imponiendo su propia lógica, su propia dirección». Pero Benítez Reyes tiene una máxima: «No perder el respeto nunca al personaje. Ni a los villanos se les puede machacar en la novela; si no, creas un arquetipo o una caricatura». Porque a él le interesa ante todo «la creación de una conciencia de un personaje, que no se limite a ser un títere» en sus manos.

Ahora que ha llegado al ecuador de los 50, admite llevarse mejor con el paso del tiempo, al que tanto escribía en sus primeras poesías. «Siempre fui muy precoz. Tuve la crisis de los 40 a los 20. Hay que adelantarse a los acontecimientos y procurar pasarla cuanto antes». Benítez Reyes ha hecho así el proceso inverso a la mayoría. Superada esa «crisis», ahora ya sí puede disfrutar de su juventud.

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