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Jesús Sánchez Adalid.
«Algo falla si somos el cuarto país en divorcios»

«Algo falla si somos el cuarto país en divorcios»

El 'best-seller' de la novela histórica, Jesús Sánchez Adalid, publica 'La mediadora', donde cambia de registro para retratar la incipiente figura jurídica del mediador familiar

Rosario González

Domingo, 12 de abril 2015, 07:11

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El exjuez, párroco y escritor de éxito Jesús Sánchez Adalid cambia radicalmente de registro literario en 'La mediadora', donde se aleja de las novelas históricas que le dieron la fama para trazar el perfil de una novedosa figura jurídica, la del mediador familiar, en un contexto actual de sociedad en permanente conflicto. El escritor extremeño reflexiona sobre la necesidad de llegar a acuerdos para perdonar, requisito que, defiende el autor, resulta imprescindible cuando se quiere vivir en paz.

La obra, galardonada con el Premio Abogados de Novela 2015, analiza la sociedad actual a través de los ojos de su generación, los nacidos en torno a los años 60, que vivieron el "desarrollismo" de los años 80, los cambios, las libertades y la democracia. "Y ahora de golpe nos vemos con 50 años, estamos un poco despistados y, en cierto modo, nos sentimos inmaduros". Una generación que, explica Sánchez Adalid, sufre de "ceguera óptica", un fenómeno sociológico que incapacita para ver la realidad del conflicto humano y de las relaciones personales y familiares. "Que España sea el cuarto país del mundo en divorcios hace pensar que algo está fallando en nuestra sociedad", reflexiona el escritor.

Estrés familiar

Su experiencia como juez le permitió observar el gran número de personas que llegan al juzgado tras una situación de estrés familiar por el envejecimiento de un progenitor, una enfermedad en la familia, el síndrome del nido vacío o por la incapacidad de asumir la propia edad y que, lamenta el escritor, "en lugar de afrontar conjuntamente todas esas circunstancias, optan por el camino más fácil, que es entrar en una nueva relación que a veces no va a solucionar nada e incluso va a empeorar las cosas".

Aquí es donde entra en juego el mediador. "Es una figura incipiente, apenas incorporada en nuestro sistema jurídico, y cuya finalidad es servir de herramienta complementaria que evite la celeridad con la que a veces se llega a los juzgados en temas familiares y, sobre todo, en temas de pareja", resume Adalid, testigo de casos en los que, según relata, "una vez judicializado el problema se crean enemistades que duran toda la vida y se enconan problemas que podrían tener solución, sobre todo si hubiera una persona por medio que les ayudara a ver con claridad aspectos en su vida que no están viendo".

Con estos mimbres, el escritor relata la historia de Mavi y Agustín, un matrimonio que, apenas celebradas las bodas de plata, inicia un complicado divorcio. Los enfrentamientos darán paso a una nueva situación gracias a la figura de Marga, una abogada, amiga de la familia, que ejercerá como mediadora familiar. Todos los personajes -abogados, jueces, escritores, editores-, forman parte del espectro vital del escritor, que ha eludido sin embargo la parte espiritual que se refiere a su sacerdocio. "He procurado escapar de la moralina y añadir de manera natural los ingredientes necesarios para una novela contemporánea, sin corvertirlo en una novela de autoayuda".

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