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Arturo Pérez Reverte, novelista español, posa en Madrid durante una entrevista
Pérez-Reverte, entre perros e hijos de perra

Pérez-Reverte, entre perros e hijos de perra

A caballo entre la ternura y la ira, el escritor y académico reúne en un libro una veintena de textos 'caninos'

Miguel Lorenci

Domingo, 23 de noviembre 2014, 08:02

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Durante la mitad de mi vida conviví con perros y de ellos he aprendido mucho de cuanto sé, o creo saber, sobre las palabras amor, desinterés y lealtad. La pluma de Arturo Pérez-Reverte, a menudo tan afilada como la espada de su capitán Alatristre, vuelve a repartir caricias y mandobles en Perros e hijos de perra (Alfaguara). El escritor, articulista y académico reúne en este libro una veintena de textos en los que muestra su respeto y gratitud por la lealtad, el coraje y la nobleza de los perros. Virtudes caninas que contrastan con la animadversión que le genera la ruin y miserable condición humana que a menudo exhiben sus amos.

He tenido cinco perros. No hay compañía más silenciosa y grata. No hay lealtad tan conmovedora como la de sus ojos atentos, sus lengüetazos y su trufa próxima y húmeda, escribe Pérez-Reverte en esta antología perruna que reúne textos muy variopintos. Escritos entre 1992 y 2014, están ilustrados por Augusto Ferrer-Dalmau, afamado pintor de batallas.

Duro, implacable e iracundo a menudo en sus artículos, en estos textos caninos emerge el Pérez-Reverte más tierno y afable, el que agradece y devuelve a los animales con los que ha convivido o tratado la misma fidelidad y cariño recibido de ellos, pero sin dejar de dar leña a algunos de sus dueños que desconocen las palabra amor, desinterés y lealtad. Ningún ser humano vale lo que un buen perro. Cuando desaparece un perro noble y valiente, el mundo se torna más oscuro. Más triste y más sucio, escribe.

No existe mejor alivio para la melancolía y la soledad que su compañía fiel, la seguridad de que moriría por ti, sacrificándose por una caricia o una palabra. Nada tan asombroso como la extrema perspicacia de un perro inteligente, dice en los mismos términos elogiosos con los que Cervantes y Jack London se refieren a los perros en las citas de El coloquio de los perros y La llamada de lo salvaje que abren el libro.

Galería canina

Por esta galería de canes desfilan perros de presa educados para pelear; un chucho mexicano tuerto y digno, como Sami, a medio camino entre un zorrillo y un pastor alemán, con un toque chusma, misántropo y poco sociable; el Fila brasileño, que no era un asesino; Jenny y Boxer, las valientes mascotas de la Brigada Ligera, o el chucho español, flaco y bastardo del cuadro de Ferrer-Dalmau. También Sherlock, el teckel de pelo fuerte y sólidos silencios que cuza su mirada con la del lector en la portada, o Sombra, el labrador negro que recibía a Pérez-Reverte con cabriolas y el rabo alborotado a su regreso de territorio comanche.

Son algunos de los protagonistas de estas apasionadas glosas caninas que basculan entre la admiración por los fieles animales hasta la indignación ante quienes les torturan, maltratan o abandonan. Historias que espeluzan o mueven al llanto, como la del perro que aguarda a su amo en la puerta del hospital donde murió, o el que en pleno fragor bélico en la extinta Yugoslavia, defiende a la mujer que los serbios violan ante la pasividad de sus vecinos para acabar muerto a tiros por los violadores.

Truena de ira Pérez Reverte cuando habla de perros abandonado en las cunetas, de galgos colgados de una soga o de animales carcomidos por la sarna, el terror y las heridas tras su abandono, cuando han dejado de ser los cachorros que entretenían a unos peques a los que nadie enseñó a responsabilizarse del perrito. Al abuelo se le mete en un asilo y al perro se lo lleva a un paraje lejano, se abre la puerta y se le dice sal, se duele el escritor.

Exitoso autor de novelas como El maestro de esgrima, La tabla de Flandes o El club Dumas, Arturo Pérez-Reverte (Cartagena, 1951) no abandona desde hace años los primeros puestos de las listas de ventas. Ha vendido más de quince millones de ejemplares en todo el mundo de unos libros que se han traducido a más de cuarenta idiomas. Con obras como Territorio Comanche, La piel del tambor, La carta esférica, La Reina del Sur, Cabo Trafalgar, Un día de cólera, o El asedio se ha ganado el favor del lector, el respeto de la crítica y la atención de cineastas.

Miembro de la Real Academia Española, muy activo en las redes sociales con casi un millón de seguidores en Twitter, su saga del siglo de Oro, Las aventuras del capitán Alatriste, cuya última entrega es El puente de los asesinos dio lugar a una exitosa película y a un cómic. Entre sus últimos títulos figuran El tango de la Guardia Vieja y El francotirador paciente.

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