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EL INMIGRANTE CACHONDO

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Miércoles, 7 de marzo 2018, 07:53

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Como ha cambiado la película. El inmigrante Guillermo del Toro convertido en el rey -le pega más 'monstruo'- de los Oscar. Y con una película tan maravillosa como inusual en Hollywood, 'La forma del agua'. Un filme de autor en el paraíso del cine industrial. Les vendió el cuento de una nueva versión de 'La bella y la bestia' con ritmo de 'thriller', pero hizo su película: una historia de amor entre un anfibio y una chica muda que resulta tan carnal como poética. Una cinta que defiende la diversidad en el país que más está haciendo por levantar fronteras. Un filme que ha seducido a millones de espectadores por su cercanía, emoción, brillantez, vistosidad y mensaje. Vamos, los valores que proyecta el gran Guillermo del Toro, un tipo de esos con el uno se tomaría una caña... o dos. Escucharle hablar en el escenario de los Oscar de otros «inmigrantes» que le precedieron, como sus compatriotas Alejandro González Iñárritu y Alfonso Cuarón, fue el mejor alegato contra los muros marca Trump. Si llega a escucharlo el presidente Porfirio Díaz, seguro que le habría cambiado la letra a su famoso lamento: «¡Pobre México, tan lejos de Dios y tan cerca de EE UU!».

Si de algún país adoptivo ha estado cerca Guillermo del Toro es España. Y no hace falta irse muy lejos en el tiempo para recordar su paso por Málaga en 2004. En algún despacho o residencia, el director tiene que tener la estatuilla de la Niña de Benalmádena que le otorgó el Festival de Cortos y Cine Alternativo (FICCAB). A Del Toro se lo trajeron con mucho empeño y algún pase torero Jaime Noguera y José Ramón Martínez, porque ya por entonces aquel mexicano afable y con cara de no haber roto nunca un plato era una celebridad tan grande y traviesa como su figura. Había sorprendido dándole una vuelta al vampirismo en 'Cronos' (1993), le dio un giro fantasmagórico a la guerra civil española en 'El espinazo del diablo' (2001) y había impuesto su ley en los grandes estudios con el reverso de los superhéroes, 'Hellboy' (2004). En Benalmádena se declaró un «bizarro» y un «fetichista» del terror. «Me ponen cachondos los monstruos», confesó. Como a la protagonista de 'La forma del agua'. No se la pierdan. ¡Es una película tan lejos de Holywood y tan cerca de nuestros cines!

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