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La Lex Flavia y los diez tesoros de Málaga en el Museo Arqueológico Nacional

Un puñal de la edad de bronce, un vaso de alabastro con jeroglíficos egipcios o un billete del XIX del Banco de Málaga, entre las valiosas piezas que guarda y exhibe el centro expositivo estatal

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Sábado, 2 de junio 2018

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La joya de la corona son unas tablas de la ley del siglo I. Las que daban a Málaga el estatus de municipio dentro del Imperio Romano. Descubierta en el siglo XIX en un barranco de El Ejido, la pieza pertenece al Museo Arqueológico Nacional (MAN) y, aunque ha sido repetidamente solicitada para su exhibición en la capital de la Costa del Sol, la respuesta del Ministerio de Cultura siempre ha sido negativa. La Lex Malacae es uno de los tesoros de la colección del MAN. No solo por su tamaño, sino también porque se trata de una pieza única de la influencia de Roma en la antigua Hispania. Aunque si buscamos otras huellas de nuestro pasado, el principal museo arqueológico español también guarda otros grandes testimonios en sus fondos. Desde herramientas de la edad de bronce a un billete decimonónico del desaparecido Banco de Málaga. Entre el más del centenar de registros de la provincia en su catálogo, estos son, por orden cronológico, las diez joyas malagueñas más singulares de la colección estatal:

1

Puñal de la edad de bronce de Periana

Puñal bronce medio.
Puñal bronce medio. Veronica Schulmeister

Una de las piezas más antiguas es un puñal procedente de la necrópolis del Cerro Alcolea de Periana (Axarquía) y que data del 2200 al 1500 a. C. Se trata de un arma con hoja recta, plana y filos biselados que fue realizada en cobre y martillada. En la base presenta tres orificios abiertos, dispuestos en triángulo, para la inserción de remaches. Debajo de estos se aprecia la huella de una empuñadura hoy desaparecida, posiblemente de materia orgánica. Precisamente, este puñal muestra el interés en la Edad de Bronce por fijar de manera efectiva la hoja a la empuñadura. Esta pieza ingresó en el museo en 1933, formando parte de la adquisición de la colección reunida por el académico, escritor, dramaturgo, historiador, arqueólogo y anticuario de la Real Academia de Historia, Aureliano Fernández-Guerra y Orbe, que también fue editor de Francisco de Quevedo.

2

Medallón de oro de la colonización fenicia

Medalla Oro.
Medalla Oro. Ángel Martínez

De la época de la colonización fenicia data este medallón de oro de influencia egipcia (siglos VII-IV a.C. ). La pieza se fabricó en dos finas láminas decoradas mediante grabado, en las que se representa, en una cara dos cabras de estilo micénico esquemático, separadas por el árbol sagrado. Más llamativa, es la otra parte en la que se aprecia la figura de un faraón triunfante sobre sus enemigos y detrás de él, otra figura, posiblemente un esclavo, y un tercer enemigo tendido en el suelo. Se trata de temas orientales, concretamente, egipcios que los fenicios adoptaron para representar al dios Baal, en el caso del faraón.

3

Vaso canopo de Mnevis

Vaso canopo egipcio de Churriana.
Vaso canopo egipcio de Churriana.

Entre las piezas singulares del MAN figura este vaso canopo realizado en alabastro veteado, con cabeza humana, y que se utilizó para guardar las vísceras de un toro, Mnevis, dios de la vegetación que fue adorado en la ciudad egipcia de Heliópolis. El jeroglífico de la panza del vaso menciona a Duamutef y a la diosa Neith, ambos protectores del estómago, un órgano que, una vez momificado, se introducía en el interior del recipiente. La pieza, que tiene una altura de 75 centímetros y está fechada entre los años 664 y 525 a. C., fue encontrada en el siglo XVIII en la Finca El Retiro de Churriana y formó parte de la colección de los condes de Buenavista y Villalcázar de Sirga. Finalmente, hace cuatro décadas ingresó en los fondos del Museo Arqueológico Nacional, donde se exhibe en su colección permanente.

4

Estatua de la Musa Urania

Estatua Musa Urania.
Estatua Musa Urania. Ñito Salas

Procedente de la mítica colección Loringiana, esta sobresaliente estatua de la Musa Urania en mármol blanco se inspira en el modelo helenístico y se realizó entre los años 76 y 125 d. C. La figura aparece sobre una roca contra la que se apoya una esfera en alusión a los planetas y a la bóveda celeste, ya que Urania era la protectora de la Astronomía. Al conjunto le falta la mano izquierda, que se creía portaba un 'radius', un instrumento utilizado para cálculos estelares. Desde el punto de vista artístico, la estatua destaca por la delicadeza de los pliegues del ropaje, los rasgos de la cara y los detalles del peinado. La pieza apareció en el fondo de una alberca en una finca de Churriana junto a dos cabezas por lo que, probablemente, debió de formar parte de un conjunto ornamental integrado por las nueve Musas y Apolo de una villa romana de la zona.

5

Lex Flavia Malacitana

Lex Flavia malacitana
Lex Flavia malacitana

La estrella de la colección reunida por los marqueses de Casa Loring, Jorge Loring y Oyarzábal y Amalia Heredia Livermore, fue la lex del Municipium Flavium Malacitanum, que se promulgó entre los años 81 y 96 de nuestra era como reconocimiento a Málaga de su estatus de ciudad dentro del Imperio Romano. En realidad, este bronce es un fragmento del texto legal original y comprende los capítulos 51 a 69, en el que se establecen los trámites, requisitos y obligaciones necesarios para el desarrollo de las elecciones y el procedimiento para el nombramiento del patrono del municipio. Esta tabla de la ley, una reivindicación histórica de la ciudad para que pueda ser contemplada en Málaga, apareció en 1851 en el Barranco de los Tejares de El Ejido junto a la Lex Flavia Salpensana (localidad situada en el actual término de Utrera, Sevilla). Ambas iban a ser vendidas al peso para su fundición, pero su localización llegó a oídos de los Loring, que las adquirieron para comenzar su colección arqueológica. Estas leyes fueron estudiadas por Manuel Rodríguez de Berlanga y se exhibieron durante décadas en el Museo Loringiano de la Finca de la Concepción hasta que los marqueses decidieron vender en 1897 su colección de bronces jurídicos al Estado para evitar que se dispersara tras su muerte. Así pasaron a formar parte de la colección del MAN, que lo exhibe de forma permanente. El Ayuntamiento de Málaga posee una copia de dichas tablas, que expone en el Salón de Plenos.

6

Tabula Hospitalis de Lacilbula

Tabula quinto Ronda.
Tabula quinto Ronda. Ángel Martínez

Un precedente de las leyes romanas de Málaga y Salpensa es esta tabula hospitalis, que se encontró en 1736 en el Cortijo de Clavijo de la Serranía de Ronda. Datada en el Alto Imperio Romano, esta tabla de bronce era un documento jurídico que testimonia el pacto de hospitalidad entre la ciudad de Lacilbula (entre Montecorto y Grazalema) y Quinto Mario Balbo, lo que suponía que este último se comprometía a protegerla como patrono de la localidad, a cambio de vasallaje y contraprestaciones económicas.

7

Punta de lanza de Bobastro

Punta de lanza de Bobastro.
Punta de lanza de Bobastro. Patricia E. Suárez

Bobastro representa la resistencia. En este antiguo poblado, situado en las inmediaciones de El Chorro y del recién rehabilitado Caminito del Rey, fijó su cuartel general Omar Ben Hafsún en el 880 tras sublevarse contra el emir de Córdoba. Una rebelión que duró más de 50 años, ya que fue continuada por sus hijos. En ese ardor guerrero se enmarca esta punta de lanza de hierro de la época del califato omeya (siglo X), que procede de la zona conocida como Mesas de Villaverde de las ruinas de Bobastro, donde se conserva una iglesia de planta basilical de tres naves, ábsides en herradura y arcos califales. La pieza fue encontrada durante las excavaciones de Cayetano de Mergelina en el año 1926.

8

Dinar de oro de la Taifa Hammudi de Málaga

Dinar de oro taifa.
Dinar de oro taifa. Antonio Trigo

La Taifa de Málaga fue un reino independiente musulmán que surgió en Al-Andalus en 1024, a raíz de la desintegración del Califato de Córdoba. Del trono de aquella capital fue despojado Yahya I al-Mutali, que pertenecía a la dinastía hammudí y que se refugió en Málaga donde se proclamó rey, controlando el territorio hasta Algeciras y Ceuta. El monarca acuñó su propia moneda como este dinar de oro, que es una pieza casi única, ya que sólo se sabe de la existencia de otro ejemplar similar, actualmente en paradero desconocido. Con una estrella de ocho puntas enmarcando la leyenda central de reverso, esta emisión fue el modelo de la primera moneda de oro cristiana de la Península Ibérica: el mancuso de Berenguer Ramón I, conde de Barcelona entre 1018-1035.

9

Estuche con 133 monedas de oro romanas para Felipe V

Estuche regalo a Felipe V.
Estuche regalo a Felipe V. Antonio Trigo

Hay regalos que dejan huella. Como este lujoso estuche de forma festoneada con 133 monedas de oro romanas con las que el cabildo de la Catedral de Málaga obsequió al rey Felipe V en 1722. La mayor parte de las monedas aparecieron durante las obras de la fachada principal del templo de la capital, las cuales fueron limpiadas y restauradas por el platero Juan de Porras. Las monedas incluían reproducciones de los grandes césares, como Tiberio, Nerón, Vespasiano, Marco Aurelio y Trajano, entre otros. El vicario de Ronda, el malagueño Félix Bernuy -más tarde obispo de Canarias-, fue el encargado de entregar este presente al rey, que las mandó colocar en su Real Gabinete. Forrado en el exterior con terciopelo carmesí y en el interior de raso de seda amarillo, el estuche estaba cubierto con una placa de plata calada con motivos vegetales de estilo barroco con una inscripción en latín que hablaba de las monedas encontradas en la construcción de la centenaria catedral. En 1791, esta pieza ingresó en el Monetario y Museo de Antigüedades de la Real Librería -en la actualidad, Biblioteca Nacional de España-, para más tarde constituir parte de los fondos fundacionales del Museo Arqueológico Nacional.

10

200 reales de vellón del Banco de Málaga

Billete del Banco de España de Málaga.
Billete del Banco de España de Málaga. Antonio Trigo

Lo de Málaga como capital económica andaluza viene de lejos. Y estos 200 reales de vellón emitidos por el Banco de Málaga en 1856 son el ejemplo visual del empuje comercial e industrial de la provincia en el siglo XIX. Para ayudar a este empuje económico, algunos de los más destacados empresarios locales vieron la necesidad de contar con una entidad emisora de medios de pago, el Banco de Málaga, que fue el primero autorizado en España para acuñar moneda y que operó durante 18 años hasta que en 1874 se integró en el Banco de España como sucursal. Durante su vida autónoma, el banco malagueño puso en circulación en 1856 billetes por valor de 7,2 millones de reales, que en 1860 llegó a un máximo de 29,2 millones. Este papel moneda que conserva el MAN fue encargado e impreso por la firma londinense Maclure, MacDonald & MacGregor.

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