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Grabación. El cineasta Rakesh Narwani filma a sus padres, Bhagwan y Manju en el Bazar Kirpa para el documental. Fran Acevedo
Un final a lo Bollywood para el Bazar Kirpa

Un final a lo Bollywood para el Bazar Kirpa

El popular comercio de calle Carretería cierra tras 35 años. Un documental retrata su historia y la de sus propietarios de origen indio, la familia Narwani

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Miércoles, 3 de enero 2018, 00:15

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No faltará la boda ni el baile. Como mandan los cánones del cine de Bollywood. Aunque será puro cine español. La idea surgió cuando el Bazar Kirpa dio las primeras señales de que el fin se acercaba. Hacía 35 años que sus propietarios, la pareja formada por Bhagwan K. Narwani y Manju B. Narwani, abrieron este popular comercio de calle Carretería con lo mejor de la electrónica del momento, desde relojes Casio a lo último en radiocasetes para el coche. Desde ahí a la revolución de los teléfonos móviles actuales, esta tienda fue creciendo como el hijo de esta saga, Rakesh Narwani, que echó los dientes detrás del mostrador. Pero aunque su padre insiste en que es un «excelente comerciante», a su hijo siempre le ha interesado más mirar por las cámaras que venderlas. Por ello, cuando Bhagwan y Manju decidieron que estas serían las últimas navidades de la tienda, el autor de ‘Clóset’ y ‘Hospital cromático’ comenzó a grabar su nuevo documental: ‘El bazar de mis padres’.

El cineasta Rakesh Narwani, que prefirió usar las cámaras a venderlas tras el mostrador, graba los últimos días de este local para el filme ‘El bazar de mis padres’

«De España solo conocía los toros y poco más, pero un amigo me dijo que había montado bazares aquí y me vine a trabajar con él», explica Bhagwan K. Narwani, al que todos llaman ‘Paco’ desde que un cliente lo rebautizara ante la dificultad de decir su nombre. Tras dejar su India natal, su primer destino fue el puerto franco de Ceuta hasta que decidió dar el salto a Málaga y fundar su propio negocio familiar junto a su mujer Manju. Y, por si acaso, se aseguró el éxito con algo de influencia divina de su país de origen y le puso ‘Kirpa’ al bazar. «Significa bendición de Dios», señala Paco Narwani que añade que jamás tuvieron problemas de adaptación pese a las diferencias culturales.

El documental

  • Título: ‘El bazar de mis padres’.

  • Dirección y guion: Rakesh Narwani.

  • Producción: Objetivo 50 Films.

  • Argumento: El Bazar Kirpa abrió las puertas en 1982. Desde entonces, miles de clientes han comprado desde radiocassettes a los últimos teléfonos móviles. La jubilación de sus propietarios, Bhagwan K. y Manju B. Narwani, pone fin a una historia de 35 años.

El ejemplo de esa doble identidad tan india como malagueña es el propio Rakesh, que se crió viendo con un ojo las películas coloristas de Bollywood y con el otro las aventuras a lo Hollywood de Spielberg y cía. «Cuando veía las películas que les gustaban a mis padres siempre pensaba que había otra manera de contar las historias diferente a la de Occidente», asegura el cineasta, que llevará esa doble alma asiática y europea al documental ‘El bazar de mis padres’.

De hecho, la historia del Bazar Kirpa será también la crónica de la propia familia Narwani y por ello el filme se estructura a través de tres bodas: la del matrimonio de Paco y Manju, la de la hija de ambos, Poonam, y la más reciente de unos parientes bajo la tradición y la pompa india. «La mía no estará para la película», bromea Rakesh Narwani, que transmitirá también la evolución social de Málaga en los últimos 35 años, periodo en el que los propietarios de esta popular tienda han visto como la propia Málaga ha evolucionado con ellos.

La tienda llena

Pero además de la ayuda de Kirpa, Paco Narwani confiesa que tenía un par de aliados más: el precio y el lema ‘Si no lo tenemos, se lo conseguimos’. «Recuerdo cuando pusimos el cartel de cuatro pilas por 50 pesetas –30 céntimos de euro– y que un autobús de línea que iba llenó paró en plena calle, se bajo el conductor para comprar las pilas y mientras todos los coches esperando», cuenta con una sonrisa el propietario, que también procuraba atender todas las necesidades de sus clientes. «Yo no vendía bombillas, pero cuando una persona me la pidió y después otra, me dije: ¿Por qué no vendemos también bombillas?», se pregunta con indudable olfato comercial Paco, que hizo de su tienda un centro social además de un comercio.

Desde pequeño. Un joven Rakesh, junto a su madre, en la tienda y con una cámara de fotos en la mano. Electrónica. Dos imágenes de la fachada del bazar con sus populares carteles fosforito y los grafitis por encargo en la persiana para evitar que fueran ‘decorados’ con pintadas Sur
Imagen principal - Desde pequeño. Un joven Rakesh, junto a su madre, en la tienda y con una cámara de fotos en la mano. Electrónica. Dos imágenes de la fachada del bazar con sus populares carteles fosforito y los grafitis por encargo en la persiana para evitar que fueran ‘decorados’ con pintadas
Imagen secundaria 1 - Desde pequeño. Un joven Rakesh, junto a su madre, en la tienda y con una cámara de fotos en la mano. Electrónica. Dos imágenes de la fachada del bazar con sus populares carteles fosforito y los grafitis por encargo en la persiana para evitar que fueran ‘decorados’ con pintadas
Imagen secundaria 2 - Desde pequeño. Un joven Rakesh, junto a su madre, en la tienda y con una cámara de fotos en la mano. Electrónica. Dos imágenes de la fachada del bazar con sus populares carteles fosforito y los grafitis por encargo en la persiana para evitar que fueran ‘decorados’ con pintadas

«Cuando llegaron las primeras Nintendo portátiles dejaba a los niños que jugaran y yo les decía que las iban a ensuciar y no las íbamos a poder vender, pero él contestaba: ‘Lo importante es que la tienda nunca está vacía y eso atrae a más gente’», relata Manju Narwani, que recuerda la ilusión de su marido cuando Pepa Flores apareció por el local para arreglar un radiocasete. «Es que cuando llegó a Ceuta para trabajar, su primer empleo fue en un bazar que se llamaba Marisol por la actriz», explica la otra mitad de este negocio que, además del mostrador, también ha llevado al día los pedidos y las facturas.

La remodelación del edificio que ocupa el veterano Bazar Kirpa y los nuevos precios del alquiler del local han sido los últimos argumentos para que los Narwani opten por la jubilación tras más de tres décadas de vida comercial y ejemplar adaptación cultural. Una historia que también deja sus anécdotas. Como los compañeros del cole de Rakesh, al que bautizaron como ‘Raqueta’. «Por eso cuando llegué al instituto dije que me llamaba Salvi que es la traducción de mi nombre», explica el hijo de los propietarios y director del documental que, como aquellos niños con la Nintendo, tomó prestado un artículo de la tienda de su padre para hacer sus primeras grabaciones: una cámara Canon. Ahora filma esta película con una Sony HD de su propia productora, Objetivo 50, con la que atrapa los últimos días del Kirpa.

Paco y Manju seguirán abriendo hasta poco después de Reyes. Y confiesan que les costará pasar sin el contacto con sus clientes y sin ver la vida pasar ante su escaparate. Aunque tienen claro cual es su sitio. «Siempre tienes el sueño de volver, pero nuestra vida ya está aquí». Un final occidental para un largo viaje a lo Bollywood.

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