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A la felicidad por el engaño

'La comedia de las mentiras' llega al Cervantes con dos llenos absolutos y un elenco muy televisivo en el que destaca la aportación de Pepón Nieto y María Barranco

TXEMA MARTÍN

MÁLAGA.

Domingo, 21 de enero 2018, 00:26

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Siempre es un gusto ver un teatro con todas las butacas llenas y ayer no cabía un alfiler en el Teatro Cervantes, una estampa de optimismo que se repetirá esta misma tarde de domingo cuando las tablas del coliseo malagueño acojan la segunda y última función de esta 'Comedia de las mentiras' en la que casi nada es lo que parece. Para empezar no se trata de un clásico, sino de una adaptación a la contemporaneidad de varios textos de Plauto. Según se apunta en la hoja de sala, se trata en realidad de una mezcla de tres obras del autor latino: 'Pseudolus', 'La comedia de la olla' y 'Miles Gloriosus'. Así, tomando situaciones y personajes extraídos de algunos de los lugares que proporciona este combo, los directores y guionistas Pep Anton Gómez y Sergi Pomermayer ponen su veteranía a la hora de hilvanar una comedia de enredo bien estructurada, confusa por definición y con un ritmo que no ofrece descanso durante una extensión de algo más de dos horas.

'La comedia de las mentiras' llegó a Málaga con las credenciales de haber conquistado el Festival de Teatro Clásico de Mérida y otros escenarios señeros en nuestro país. Se trata de la típica comedia apta para el gran público, un vodevil disfrutable y muy divertido (aunque no desternillante) en la que los actores tiran de la sobreactuación y el exceso en los movimientos y en su forma de hablar. El chovinismo no entra dentro de los propósitos de este cronista, pero es obligatorio destacar la presencia malagueña, en primer lugar el protagonismo de Pepón Nieto, que hace las veces de maestro de ceremonias y que, después de ganar un premio Max con aquel inolvidable papel en 'El eunuco' (pieza a la que recuerda esta obra), está sencillamente magistral en un rol cómplice con el público. Algo parecido podríamos decir de María Barranco en el papel de Cántara y que funciona como blanco de casi todos los embustes y centro neurálgico del argumento. El también malagueño Canco Rodríguez, que besó el suelo del teatro durante las ovaciones, también demuestra soltura en la comedia como Tíndaro, y completan el elenco una explosiva Marta Guerra como Gimnasia, Raúl Jiménez haciendo de Leónidas, el gran Paco Tous en el uniforme de Degollus e Hipólita interpretada por Angy Fernández, quien ya acumula una interesante trayectoria como actriz después de su malograda experiencia como cantante pop y concursante de Factor X.

Nadie podrá negar que con un elenco actoral repleto de fama catódica esta superproducción teatral apuesta por lo seguro. Pese a tratarse de una comedia sin muchas más pretensiones que las de entretener, todo lo que aparece en escena funciona; desde la propia maraña argumental hasta una escenografía compuesta por varios muebles de estilo 'art decó' que combina con un vestuario y la peluquería netamente setenteros. La intención de enredarnos con mentiras en espiral influye hasta en la misma puesta en escena, en la que es habitual que los actores aparezcan en varias ocasiones entrando y saliendo del patio de butacas aportando dinamismo a la aparente austeridad de los decorados en una obra en la que el engaño se convierte en una divertida reivindicación.

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