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Las xilografías de Doré evidencian un trabajo exquisito y preciso. Fran Acevedo
Doré. Altavoz de 'lo español'

Doré. Altavoz de 'lo español'

Crítica de arte ·

Las estampas de Doré sobre España, que dialogan en esta exposición con fotografías de tipos populares y enclaves andaluces que usó como modelos para recrear, perpetúan, insuflándoles un aire romántico, tópicos sobre nuestro país

juan francisco rueda

Sábado, 26 de mayo 2018, 00:21

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Resulta especialmente pertinente una exposición como esta en una institución como el Museo Carmen Thyssen, que atesora en su colección numerosos y excelentes ejemplos de la conformación de la identidad de 'lo español' a través del arte de los siglos XVIII al XX. Esto es, el imaginario que sobre España fueron moldeando artistas extranjeros y patrios. Y es que, esta muestra aborda principalmente el viaje que el artista Gustave Doré hizo por nuestro país en 1862 acompañando al hispanista Jean-Charles Davillier, brillante estudioso del arte y del patrimonio español; en ningún caso se trataba de la primera 'expedición' de ambos a un territorio que venía ocupando un lugar importante en el pensamiento romántico europeo.

Ese periplo debía servirle a Doré para la ilustración de 'El Quijote', que acometió en 1863, así como para ilustrar 'Viaje por España', de Davillier, editado en 1874 aunque fuera apareciendo entre 1862 y 1873 en la revista 'Le Tour du Monde'. En estas algo más de 40 estampas podemos apreciar la razón por la cual Doré es considerado uno de los grandes dibujantes, grabadores e ilustradores de la Historia. Estas xilografías evidencian un trabajo exquisito y preciso que desemboca en calidades propias de otras disciplinas calcográficas.

En el ánimo de Davillier y Doré, de cara a la empresa editorial naciente de ese viaje de 1862, estaba generar una imagen de España menos complaciente con el tópico. En definitiva, huir de la que se había ido construyendo gracias a los numerosos viajeros que con anterioridad habían convertido nuestro país en una suerte de Otro para el ciudadano europeo. Buscaban crear una imagen más fiel respecto a la realidad y que no reeditase lo atávico, la violencia, lo extremoso de nuestras costumbres o la religiosidad como elementos identitarios. Paradójicamente, el conjunto de grabados que ilustró el libro (309 xilografías) perpetuó la visión que existía de 'lo español'. Es más, muchas de esas estampas estaban envueltas de un romanticismo exultante que, en rigor, podía resultar extemporáneo o, al menos, que se hallaba en franco repliegue en aquel momento.

'Gustave Doré. Viajero por Andalucía'

  • La exposición. Una cuarentena de estampas (xilografías) de Gustave Doré de escenarios, tradiciones y tipos españoles. Dialogan con una veintena de fotografías de la Colección Fernández Rivero fechadas en la segunda mitad del XIX, algunas de ellas hubieron de servir al artista, ya que toman los mismos escenarios que llevaría al grabado con extrema exactitud. Tres de esas fotografías son retratos suyos. Acompañan a estos grabados y fotografías sendos libros, la edición inglesa de 'España' ('Spain'), en la que se recogen los grabados de Doré, y la edición francesa de 'Viaje por España' ('Voyage en Espagne'), escrita por Jean-Charles Davillier e ilustrada por Doré.

  • Comisaria. Lourdes Moreno.

  • Lugar. Museo Carmen Thyssen Málaga. Plaza Carmen Thyssen, Málaga.

  • Fecha. Hasta el 15 de julio.

  • Horario. De martes a domingo, de 10.00 a 20.00 horas.

Doré mantuvo el tipismo, centrándose en arquetipos como las majas o los bandoleros; no huyó del miserabilismo y de los personajes malcarados y pendencieros, que dibujaban esta tierra como un lugar peligroso, propio para experimentar una «aventura»; las tradiciones también ocuparon numerosas estampas, principalmente la Semana Santa y el flamenco, ámbitos centrales del costumbrismo y a las que numerosos viajeros dedicaron páginas en multitud de libros que alimentaban los clichés; la omnipresencia de la Iglesia, aspecto singular y considerado anacrónico en el contexto continental desde la progresiva implantación de la Ilustración; el legado andalusí, especialmente la Alhambra de Granada y el Alcázar de Sevilla, que venían a mantener la idea de España como ámbito oriental –décadas más tarde, cuando Henri Matisse buscara la esencia de lo oriental en Europa viajaría en 1910, junto al pintor Iturrino, a Sevilla y Granada–; y muy especialmente, la formulación del paisaje desde unos postulados románticos que se hallaban muy cercanos a la pintura de autores fundamentales del paisajismo romántico español de décadas anteriores, como Genaro Pérez-Villaamil o Manuel Barrón. De hecho, sus paisajes españoles son en muchos casos la escenificación de la categoría romántica de 'lo sublime', que mostraba la magnificencia de la Naturaleza y la finitud de lo humano ante ella.

No podemos evitar, ante uno de sus grabados de bandoleros que se exponen, recordar varios de 'El Paraíso perdido' (1667) de John Milton, poema que ilustraría con posterioridad a su segundo viaje por España. En uno se incluiría a Lucifer agarrado a un acantilado o desfiladero, como esos bandoleros que retrata, mientras que en otro el ángel caído se asoma a un paisaje abrupto y con una vegetación que puede recordarnos a la Serranía de Ronda, la Sierra de Huétor o Sierra Nevada. De hecho, estampas que podemos apreciar aquí, como 'Gruta de Antequera', 'Puerto de Arenas', 'Desfiladero de Despeñaperros' o 'Barranco de la Sierra de Ronda', son escenarios que precisamente Pérez Villaamil y Barrón llevaron a sus pinturas románticas. Sin duda, el escarpado paisaje andaluz pudo pervivir en la obra de Doré, adaptándolo a obras posteriores y generando ciertas continuidades entre estampas del periplo español y otras ajenas.

Resulta enriquecedor el diálogo que se produce entre fotografías de diferentes autores y los grabados que realiza Doré. De entrada porque vemos cómo las usa, recreando esas fotografías con extrema fidelidad. Observamos cómo copia, entre otras, imágenes del Alcázar, el Hospital de la Caridad o la fábrica de tabacos de Sevilla, la icónica del puerto de Málaga con la Catedral y –cómo no– de la Alhambra. También revela cómo ese talante objetivo, de traslación rigurosa al grabado de lo que venía a ser una suerte de boceto, se complementa –o confronta, según se mire– con otro profundamente subjetivo y libre, ya que incorpora sobre muchas de esas vistas tomadas de fotografías distintos personajes, como recurrentes tipos populares u otros que insistían en una iconografía del miserabilismo, tan anclada en el imaginario de 'lo español'.

Esos personajes parecen situarse como recortes, como plantillas. Justamente, en estas fechas, Manet estaba alumbrando no sólo algunas de sus obras maestras –muchas influidas por Velázquez tras visitar el Prado en 1865, que asumían temas españoles– sino un modo de entender lo pictórico que, para muchos historiadores, representa el nacimiento de la pintura moderna. Esa 'paternidad' descansa, entre otras cuestiones, justo en ese carácter de sus figuras como una suerte de recortes o plantillas.

En sus grabados, Doré recrea las fotografías de diferentes autores con extrema fidelidad

Las tradiciones ocupan numerosas estampas, sobre todo la Semana Santa y el flamenco

A lo largo de la segunda mitad del siglo XIX, gracias a las mejoras en los medios de transporte y a la evolución de la cámara fotográfica y los procedimientos químicos (del calotipo y el colodión húmedo al gelatinobromuro), el auge de los viajes se ve acompañado del registro fotográfico de los destinos. En los países con mayor desarrollo surgen publicaciones de viajeros que describen lo visto. La fotografía pasa entonces a suceder al dibujo y al grabado como únicas formas de representar y 'fijar' lo visto, o al menos de ampliar las posibilidades, ya que, como vemos en el caso de Davillier y Doré, mantenían ese sello artístico que aún parecía que no disfrutaba la obra fotográfica. La objetividad del medio fotográfico, como podemos ver en muchas de estas estampas, quedaba absolutamente revertida en manos de Doré, que connotaba los escenarios con atmósferas marcadas por la leyenda que de 'lo español' se había ido configurando.

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