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Dani Rovira, ayer, ‘volando’ en el rodaje de ‘Superlópez’. Sur
Dani Rovira: «Con el bigote tengo una cara de antiguo que no puedo con ella»

Dani Rovira: «Con el bigote tengo una cara de antiguo que no puedo con ella»

El actor rueda estos días ‘Superlópez’, una película que le requiere un gran esfuerzo físico y un ejercicio de contención. «Y eso lo llevo fatal», admite

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Viernes, 8 de septiembre 2017, 00:22

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Reconoce Dani Rovira que de pequeño no era muy de disfrazarse. «Era más de estar ‘acostao’». Y confiesa que lo de madrugar demasiado tampoco entraban en sus planes infantiles. Estos días, sin embargo, el actor malagueño tiene todo eso que nunca imaginó: jornadas maratonianas que empiezan a las seis de la mañana y un traje ceñido que –con mucho calor– le convierte en un segundo en un superhéroe ‘made in Spain’. Completa el ‘look’ un poblado bigote que resulta imposible pasar por alto: «¡Y tengo una cara de antiguo que no puedo con ella!». ¿Lo bueno? «En la calle paso desapercibido».

Dani Rovira rueda en Barcelona la comedia ‘Superlópez’ a las órdenes de Javier Ruiz Caldera, una parodia de los superhéroes basada en el cómic de Juan López Fernández ‘Jan’ de la que ayer se descubrió un poco más. Una cámara de Mitele se coló en el set para retransmitir en directo dos horas de la producción y desvelar algunos de sus secretos. Se vio cómo retocaban el bigote de Rovira, cómo se colocaba el traje, cómo se rodaban las escenas de vuelo y hasta cómo maquillaban a Maribel Verdú, miembro del reparto con Alexandra Jiménez, Julián López y Pedro Casablanc.

Antes de ponerse las mallas para echar a volar, Rovira habló de su experiencia en este rodaje. Para empezar, de la dificultad de forzar un acento neutral en «peroratas enormes». Y para continuar, de la «contención» a la que le obliga su papel. Rodeado de personajes cómicos, él da vida a un tipo «anodino, un sin sal, ni chicha ni limoná». «Y hacerlo cuesta. La contención la llevo fatal, sobre todo cuando te dirige el dios de la comedia», añade.

Pasa muchos minutos al día colgado de arneses, con el esfuerzo físico que eso conlleva y con muchas otras dificultades que no trascienden al otro lado de la pantalla. «El actor no solo tiene que luchar por hacerlo bien, también contra el frío y el sueño». Y contra otros contratiempos: «El otro día estaba colgado como una morcilla mientras me atacaba la archivillana ¡y me estaba haciendo caca!».

Si él pudiera elegir un poder, lo tiene claro: la teletransportación. «Así me podría ir ahora mismo a darle un beso a mi madre», responde.

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