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Ana Belén ayer en la sede de la Academia de Cine, que le concede un Goya de Honor . :: Virginia Carrasco
«Hoy no apoyaría a Zapatero»

«Hoy no apoyaría a Zapatero»

«Nos hemos ablandado» dice la musa de la España progre, que recibirá el Goya de Honor y añora las ansias transgresoras de la criticada Transición

OSKAR BELATEGUI

Miércoles, 18 de enero 2017, 00:56

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La ñiña Pilar Cuesta se presentó a infinidad de concursos radiofónicos infantiles con el sueño de emular a Rocío Dúrcal y Marisol y dar a sus padres una vida mejor. Con 13 años, convertida en Ana Belén, debutó en el cine con 'Zampo y yo'. Con 65 increíble años, el Goya de Honor recompensará el 4 de febrero a una actriz y cantante que fue musa de la Transición e icono de la España progre. La mujer más deseada durante muchos años y la mitad de la pareja más moderna en la época en que nos sacudíamos la caspa franquista, lleva 45 años con Víctor Manuel. Tienen dos hijos (el pianista David San José y la actriz Marina San José) que les han dado nietos.

Cantó la camisa blanca de nuestra esperanza y a la Puerta de Alcalá. Fue Fortunata y la hija de Bernarda Alba. Protagonizó 'La pasión turca' y fue candidata al Goya en cinco ocasiones -una como directora novel-, pero siempre se fue de vacío. «Cuando me llamó la Academia pensé que se habían equivocado o que no tenían otra persona a mano», confiesa. «He trabajado arrastrada por una pasión que tenía desde niña. Para entender el mundo que me rodea. Este oficio es así, el guión me sigue dando sorpresas». «Espero que me sigan llegando proyectos», confía una intérprete que se enorgullece de que nunca le hayan ofrecido papeles de «mujer jarrón».

¿Le sabe mal el boicot contra la película de Fernando Trueba por decir que no se sentía español?

La gente debería decir lo que siente sin más problemas. Fernando hizo esas declaraciones en clave irónica y se sacaron de contexto. Me ha retrotraído a 1973, cuando Víctor y yo nos vimos envueltos en una polémica gordísima por un anónimo que dijo que habíamos pisado la bandera española en México. La Policía nos llevó a la dirección general en la Puerta del Sol. Ahora, con las redes sociales, todavía es más difícil controlar las mentiras. Sí, es como si no hubieran pasado 43 años.

La ultraderecha puso dos bombas en su casa.

Una en el 76 y otra en los años ochenta. Cogieron a quienes las pusieron por otra historia. Supongo que contarían que habían puesto una bomba en casa de Víctor Manuel y Ana Belén... La primera vez estábamos en Cuba cantando. Vimos en la portada de un periódico una foto de nuestra casa. Cuando pudimos poner una conferencia a mis padres, nos tranquilizaron. Eran tiempos violentos.

¿Qué le parece la actual corriente crítica contra la Transición?

Fue imperfecta, pero gracias a ella estamos hoy aquí. La ciudadanía presionó para que se consiguieran tantas cosas... Cuando hay que aunar tantas voluntades y mentes diferentes, claro que tiene que salir algo imperfecto. Pactar es renunciar a unas cosas para conseguir otras. No entiendo esta corriente crítica. Y hay algo que me ha dolido mucho: ahora que se cumple el aniversario de los asesinatos de Atocha, donde unas personas murieron por esto que tenemos ahora, que haya un dirigente de Izquierda Unida, rama PCE, que diga que lo que se hizo entonces no sirvió para nada... Que qué era eso del eurocomunismo...Eso es no darte cuenta de dónde vienes. Mucha gente dio la vida por la democracia en aquellos años. No puedes cargarte eso de un plumazo con una frase. Significa que no tienes memoria.

¿Echa de menos ser transgresora, como cuando se casó con Víctor Manuel en Gibraltar en 1972?

Nuestro matrimonio no tiene validez aquí, pero no fue por transgredir. Queríamos casarnos por lo civil. Entonces era tremendo. Te mandaban un cura a casa para convencerte y tenías que apostatar. Decidimos casarnos fuera y algún amigo nos sugirió Gibraltar, donde bastaba con tres papeles. Era la época del 'Gibraltar español' y se armó una buena. Llegaron a decir que vivíamos amancebados.

¿Qué podría hacer hoy para transgredir?

Simplemente salir fumando en una entrevista en televisión. El baremo de la transgresión ha variado muchísimo. Nos hemos ablandado, antes éramos más abiertos. Habíamos vivido con tanta dureza que, a pesar de todo, desarrollamos una capacidad de buscar momentos muy libres. Ahora nos la cogemos con papel de fumar, por ejemplo en el lenguaje. ¿Y esto a quién sirve? Nos da miedo salir a la calle con la 'ley Mordaza' porque igual nos pegan. ¡Coño, si hemos salido siempre a que nos dieran! Nos hemos hecho temerosos para no herir a nadie.

¿Se arrepiente de la campaña de la ceja en apoyo de Zapatero?

Hoy no lo haría. En aquel momento, tal como estaban las cosas, sí. No me arrepiento. La cantidad de cosas que se podían haber hecho... Y no solo para la cultura. Yo pedí el voto para Zapatero no por favorecer a la cultura, sino por adoptar tal batería de medidas sociales indispensables que sentí que debía apoyarlo. ¡Si cada día le hacían una manifestación los obispos! Luego aquello se torció cuando no se quiso afrontar que había una crisis. Vinieron las medias verdades y salió perdiendo la gente con menos recursos, como siempre. No sé, a lo mejor no había otra salida. No quisiera ser político.

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