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Macarena Astorga, tras la claqueta durante el rodaje del cortometraje.
Las hermanas De Molina se pelean

Las hermanas De Molina se pelean

Las actrices ruedan en Benalmádena ‘Marta no viene a cenar’, un duelo interpertativo con toque de comedia

Francisco Griñán

Sábado, 26 de noviembre 2016, 00:39

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Esta película surgió con esa típica frase en la que acaban tantos planes: «A ver si hacemos algo juntas». Pero aquellas buenas intenciones no se pospusieron esta vez sine die. La directora Macarena Astorga colgó unas fotos en Facebook con la actriz Natalia de Molina, después de que esta última recibiera un premio en el certamen Archidona Cinema. «Coincidimos, empezamos a hablar y surgió la idea de rodar juntas, pero ahí se quedó la cosa», explica la realizadora que solo esperaba recoger unos cuantos Me gusta con aquella foto en redes sociales. Pero también recibió un mensaje con acuse de recibo. El del guionista Salva Martos, que le ofrecía el argumento del corto Marta no viene a cenar, que no solo entusiasmó a la cineasta sino que le daba la oportunidad de trabajar con las hermanas De Molina. Un año después, el rodaje acaba de concluir en una casa de Arroyo de la Miel (Benalmádena) y ya están con el montaje.

«Sobre todo nos preocupaba la agenda de Natalia de Molina, porque después del Goya por Techo y comida está muy solicitada, pero en cuanto leyó el guión me dijo que sí y ha hecho todo lo posible para protagonizar el filme junto a Celia», explica Macarena Astorga, que pone a reír, a llorar y a pelear a estas hermanas, que ya habían coincidido en Cómo sobrevivir a una despedida, que se presentó en el Festival de Málaga. El corto Marta no viene a cenar ha supuesto además el regreso de la jiennense Natalia de Molina a Málaga, donde estudió en la Escuela Superior de Arte Dramático (ESAD), antes de establecerse en Madrid y conseguir su primer premio de la Academia como actriz revelación de Vivir es fácil con los ojos cerrados.

«La complicidad de las dos hermanas ha sido tremenda y es sorprendente como con una mirada cada una ya sabe lo que piensa la otra», explica Macarena Astorga, que disfruta precisamente con la dirección de actores: «Me fui a Madrid a ensayar con ellas antes del rodaje porque este cortometraje es puro trabajo interpretativo y con muchos cambios emocionales de unos personajes en los que ellas se han implicado».

El descontrol de las ayudas

El encuentro de dos viejas colegas que hace tiempo que no se ven es el origen argumental del cortometraje, que habla de la «amistad, el amor y las apariencias» con un tono de comedia en el que los diálogos «te hacen reír, pero también te hielan la sangre en la siguiente frase», dice Astorga, que ha contado con un gran equipo en este nuevo trabajo tras Tránsito (2012), que llegó a ser precandidato al Goya. Entre otros colaboradores, la dirección de fotografía ha corrido por cuenta del malagueño Alberto D. Centeno ahora mismo tiene en cartelera el largometraje sobre Unamuno La isla del viento, mientras que del montaje se encarga José Manuel Jiménez, responsable también de la edición de Gernika.

De la producción se ha encargado Caleidoscopio Films que, pese a contar con la facilidad de una sola localización para el rodaje, ha afrontado un cortoexigente y ambicioso que tenía puesta su viabilidad económica en las ayudas estatales del ICAA y de la Junta de Andalucía. Pero en el primer caso se han suspendido después de convocarse por un problema en la asignación de Hacienda la partida para largometrajes se ha desbloqueado cuando saltó la noticia, aunque no la de cortos, mientras que las subvenciones andaluzas a los cintas breves no se ha llegado a publicar este año.

Afortunadamente, el Festival de Málaga se cruzó en el camino de Marta no viene a cenar, que recibió en abril una asignación de 3.000 euros en las ayudas del certamen. Un empujón que les ha permitido rodar y que sitúa el horizonte del estreno de este corto en la próxima edición de la muestra. Ahora el dilema consiste en si presentar la película a concurso. «Queremos competir, pero el plazo termina el 20 de diciembre y no queremos hacer las cosas corriendo, sino con sus tiempos ya que cada vez hay más nivel e incluso directores de largometrajes que hacen cortos», señala Macarena Astorga que se acuerda de Javier Fesser o Isabel Coixet.

Precisamente esa exigencia y las dificultades de financiación planteaban dudas sobre la viabilidad del proyecto que ha salido adelante gracias a que tenían lo más importante: «El sí de las hermanas De Molina».

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