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Los últimos en apuntarse al filón televisivo.
Los grandes actores saltan a la pequeña pantalla

Los grandes actores saltan a la pequeña pantalla

Intérpretes y directores de Hollywood se vuelcan en las series: los proyectos más atractivos para las estrellas del cine ahora están en televisión

ALBA CUÉLLAR

Lunes, 21 de noviembre 2016, 00:08

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Los actores de televisión, pobrecillos, no tienen tiempo para hacer un buen trabajo». Con estas polémicas declaraciones a 'The Guardian', Pedro Almodóvar levantó no pocas ampollas en el mundo de la ficción televisiva. Al director manchego -que reconoció que la televisión española «no es un referente» para él- le llovieron las críticas por su actitud displicente hacia las series españolas y sus actores. Pocos días después, desde el otro lado del charco y sin pretenderlo, Meryl Streep contradecía al cineasta español. «Todas las películas están por los suelos. La televisión está de vuelta», afirmaba la oscarizada actriz en una entrevista. Streep está más que dispuesta a hacer televisión si se le presenta la oportunidad: «¿Alguna vez ve los canales de películas clásicas? -preguntaba-. A veces lo hago, y me doy cuenta de lo diferentes que son de las de ahora. Eran como las grandes producciones que ahora están en televisión. El cine ha decidido que sólo va a ocuparse de un tipo de experiencia; la televisión es aventurera, como lo eran las películas de antes», sentenció.

Si durante años el medio televisivo fue el hermano feo y menos glamouroso del cine, denostado por la élite cultural y la academia, ahora las tornas están cambiando. En un momento en que las series alcanzan cotas de calidad que nada tienen que envidiar -y que a menudo superan- a las superproducciones de Hollywood, las grandes estrellas se mueren por conquistar la tele. Los últimos en subirse al carro: Julianne Moore y Robert de Niro, que podrían protagonizar la próxima serie de David O. Russell. Dos actores de primera línea, ganadores de Oscar, que se habrían decidido a dar el salto de la mano del director de taquillazos como 'El lado bueno de las cosas' o 'La gran estafa americana'. Por su parte, Robert Downey Junior -célebre por su interpretación de 'Iron Man' en el cine- estaría también a punto de embarcarse en un proyecto televisivo, éste con la HBO y de la mano de Nic Pizzolatto, creador de la exitosa 'True Detective'.

Del Oscar al Emmy

No son los únicos. Cada vez más actores consagrados en el cine se animan a probar suerte en la televisión. Es el caso de Kevin Spacey -ganador de sendos Oscar por 'American Beauty' y 'Sospechosos habituales'-, que hoy cosecha un éxito tras otro gracias a 'House of Cards', uno de los fenómenos televisivos del momento, que le valió el Globo de Oro el año pasado. Sigourney Weaver ('Political Animals'), Kate Winslet ('Mildred Pierce') o John Travolta ('American Crime Story') son tan sólo algunos ejemplos más. «La televisión ha ido ganando prestigio cultural y eso ha creado un 'círculo virtuoso', donde la calidad ha ido generando más calidad», explica Alberto Nahum García, profesor de Comunicación Audiovisual en la Universidad de Navarra. «Ello provoca un 'efecto llamada': la legitimidad artística y las nuevas ventanas de producción hacen que para un actor sea apetitoso participar en proyectos televisivos», apunta.

Algo impensable hace unos años, cuando lo habitual era lo opuesto: un joven actor daba sus primeros pasos en la 'caja tonta' para luego dar el salto a la gran pantalla -¿recuerdan que el mismísimo Bruce Willis comenzó su trayectoria en la serie 'Luz de luna'?-, y cuando un intérprete hacía el recorrido inverso, con frecuencia se entendía como síntoma de declive. «Ahora son actores aún en activo en el cine, como Matthew McConaughey o Clive Owen, quienes se pasan a la televisión», puntualiza García. «Hay buenas historias y se proponen proyectos más cortos, miniseries o temporadas que se resuelven en ocho o diez capítulos, y eso es muy atractivo para un actor, porque no le hipoteca otros proyectos», destaca. «Trasvase de talentos siempre ha habido, pero mientras que antes la televisión era una especie de pista de despegue, ahora lo es de aterrizaje».

No en vano, muchos hablan de una 'tercera edad dorada' de la televisión, que llega tras la de las antologías dramáticas de los cincuenta y las ficciones como 'Twin Peaks' en los noventa. Esta tercera la encarnan series del tipo 'Breaking Bad' o 'The Wire', con tramas complejas y unos parámetros de calidad propios del cine. Una corriente que, «tras más de quince años, ya no puede considerarse una edad dorada, sino algo que ha llegado para quedarse», según el profesor García. Taxonomías aparte, lo cierto es que este auge de la ficción televisiva por lo general ha venido de la mano de cadenas de pago, como la HBO (creadora de 'Los Soprano' y 'Juego de Tronos'), y plataformas de 'streaming' como Netflix, que producen sus propias series para audiencias exigentes y muy concretas. «La televisión está tan fragmentada que cada 'target' de audiencia tiene productos específicos», comenta Alberto García. Es el caso de 'Stranger Things' (Netflix), que, apelando a la nostalgia de los fans de la ciencia ficción que crecieron en los ochenta, se ha convertido en la serie del verano, además del gran regreso de Winona Ryder.

El trasvase de creatividad no se limita a los actores. Martin Scorsese, Steven Spielberg... los directores de cine no se quedan atrás. El de 'El lobo de Wall Street' produjo para televisión 'Boardwalk Empire' y 'Vinyl', y Spielberg creó la miniserie 'Taken' y 'Falling Skies'. Incluso Woody Allen está preparando para Amazon l que será su primera serie de televisión: 'Crisis in Six Scenes'. Cineastas consagrados que se unen así a directores como Barry Levinson ('Oz', 'Homicide') o David Lynch ('Twin Peaks'), y guionistas de la talla de Michael Crichton ('Urgencias') y David Mamet ('The Unit'), pioneros en hacer televisión en los noventa.

«El cine no se muere»

¿Es extrapolable este auge a nuestro país? Según Alberto García, la respuesta es un rotundo sí. «El éxito copia al éxito», resume. Tras la experiencia en Estados Unidos, «en Europa cada vez se están haciendo más series que aspiran a ese concepto de calidad y a ser culturalmente influyentes, y ello va a reclamar actores y guionistas que den el salto a la pequeña pantalla». Series que, de nuevo, suelen ser obra de operadores privados, como lo fue 'Crematorio' (Canal +), dirigida por Jorge Sánchez-Cabezudo.

«Las plataformas de pago están empezando a preparar productos para los mercados locales, y para ello recurren a talentos cinematográficos», explica García. Como Alberto Rodríguez, -director de 'La isla mínima' y ganador de dos Goyas-, ahora encargado de realizar 'La peste', la primera producción propia de Movistar +. «Lo mismo va a pasar con los actores. Si en algún momento un Tom Cruise se anima a participar en una serie americana, aquí probablemente lo hará un Bardem».

Este salto de calidad de la televisión no implica la muerte del cine: «El cine comercial está viviendo un proceso de cierto reajuste, pero no va a desaparecer», afirma García. Por otra parte, hablar de una 'fuga de talentos' del cine a la tele supone asumir la existencia de una frontera entre uno y otro, cuando esa separación cada vez es más porosa. «No hablamos de la muerte del cine, sino más bien de una 'cinematografización' de la televisión», aventura el profesor, «una hibridación donde a la tele le interesa el talento del cine». Así, puede que dentro de unos años dejemos de distinguir entre 'series' y 'películas', para hablar de películas 'largas' -de ocho o diez horas- y 'películas cortas', de dos horas y media. Hacer presagios es complicado, pero si una cosa está clara es que la otrora 'caja tonta', de tonta no tiene un pelo.

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