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Eugenio Chicano, ayer, en su estudio rodeado de obras, muchas de ellas religiosas. : Ñito Salas
Eugenio Chicano: «El obispo debería haber salido ya para cortar este atropello»

Eugenio Chicano: «El obispo debería haber salido ya para cortar este atropello»

Eugenio Chicano, pintor. Tras la retirada de sus obras de la Iglesia del Santo Ángel, el pintor defiende que la exhibición de las piezas artísticas no puede depender solo de la decisión del párroco

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Miércoles, 14 de febrero 2018, 00:31

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Nada más abrir la puerta, el estudio del pintor envuelve al visitante con un colorido aroma a acrílico. El olfato adelanta la buena noticia: Eugenio Chicano (Málaga, 1935) vuelve a darle a los pinceles tras superar una neumonía que se complicó. «Como deje de pintar, me muero», confiesa el artista, que se ha convertido en protagonista involuntario de la polémica suscitada por el párroco de la Iglesia del Santo Ángel al ocultar una obra suya –‘La Virgen de la Tralla’– del mural del altar y retirar un cuadro de un Cristo crucificado que también tiene la firma del autor. Rodeado de piezas de arte religioso, Chicano repite varias veces que la decisión unilateral del sacerdote José Diéguez es un «atropello» e insiste en pedir la intervención del obispo. Porque cuanto más tiempo pasa, el artista ve más complicada la solución.

¿Cómo se encuentra?

–Todavía estoy saliendo de la neumonía. He estado preocupado pero he caído en buenas manos en el Hospital Clínico. La Sanidad española funciona de forma magnífica, con sus pegas, pero magnífica. Me queda rematar la recuperación porque es una enfermedad decadente que te deja deprimido y sin ilusión.

¿Y cómo le cayó la noticia de la retirada de sus obras por parte del párroco del Santo Ángel?

–Me quedé sorprendido. El mural lleva 50 años en el altar y está admitido por todo el barrio. Si no gustara, no habría manera de arreglarlo. Pero que una persona quite el Cristo y se lo lleve a otra habitación, no puede ser. ¡Eso no se toca! Y para tocarlo debería haber pedido permiso al Obispado. Lo ha quitado porque cree que no invita a la devoción. ¿Usted tiene el arquetipo de la devoción en este mundo? No, usted es un petulante.

«Que una persona quite el Cristo y se lo lleve a otra habitación, no puede ser. ¡Eso no se toca!»

Retirada de la obra

«Si la Junta vela por el patrimonio, debería enterarse de este entuerto»

Actuación de la Junta

«Yo no quiero que rueden cabezas. Simplemente se ha metido la pata, pues se saca y listo»

Solución

El Obispado dice que está estudiando el caso.

–Las autoridades eclesiásticas tienen que salir al paso para dar una lección. No se puede ignorar o dejarlo pasar. Las iglesias están llenas de estilos artísticos, desde el románico, gótico barroco, surrealismo o expresionismo, y que venga un hombre sin información en arte a basarse en si es devoto o no, y lo quito o lo pongo. No me parece serio.

El actual Papa Francisco predica la apertura de la iglesia, pero no parece corresponderse con este caso.

–Todo esto es una actitud reaccionaria. Es una posición intransigente que es la que lleva a los conflictos.

La denuncia partió del historiador del arte Jorge Cabrerizo y ha tenido el apoyo de instituciones, academias y artistas. ¿Se ha sentido arropado?

–Mucho y sin yo haber dicho nada. Esto no es cuestión de Chicano, sino que es un pintor que ha sido arrollado por una injusticia, por una negligencia, por una desinformación, por un fanatismo... Todo esto se ha hecho sin debate. Si en lugar del púlpito, ese cura va a la Academia, a la Sociedad Económica o al Obispado y plantea que no está de acuerdo, lo hablamos. Pero sin debate y sin nada, hacer esto porque le da la gana... Este sacerdote tiene detrás unos responsables que ya deberían haber salido, porque estos silencios solo crean tensiones y división. Y eso no ayuda a nadie. Ese padre ha dicho que en la Iglesia no debe estar lo cultural y lo social, y me quedo cuajado.

Usted pidió la intervención del Obispo. ¿Cree que lo hará?

–La Iglesia se mueve lentamente. Pero esto no es un caso de dogma o de fe, sino de un atropello a una obra de arte en una Iglesia. Todos los párrocos, desde el cura Jacobo Real que fue el primero, respetaron el mural. No tengo que señalar con el dedo a nadie, porque el sacerdote ya se señala él solo con su decisión.

¿Entonces espera esa mediación?

–No es necesario ir a expertos y comisiones. Ni creo que haya protestado nadie de El Bulto por ese mural después de 50 años. El obispo debería haber salido ya para cortar este atropello. Yo no quiero que rueden cabezas. Simplemente se ha metido la pata, pues se saca y listo.

«Estoy esperando»

Estos días se ha sabido que, en un pueblo de Ciudad Real, el nuevo sacerdote ha quitado un cuadro del apóstol Santiago por sexy.

–Pues se ha lucido. Así no se funciona.

¿Por qué escandaliza el arte?

–Creo que muchas veces se opina sin respetar o sin tener información. En estos casos, por lo menos, se tendría que abrir un debate porque mucha gente forma parte de la iglesia.

Y en Málaga tenemos el caso de Invader, aunque aquí la polémica deriva por dos obras situadas en edificios BIC.

–Esto es otro atropello. Los edificios BIC no se tocan. Ya puede venir el director de un museo y traer un tío magnífico... hay leyes que hemos votado todos y esas leyes se cumplen. Y en esos edificios protegidos no se ponen. No se puede pasar por encima del patrimonio.

La Junta ha sido muy batalladora con lo de Invader. ¿Le hubiera gustado que también se pronunciase con la retirada de sus obras?

–Lo estoy esperando. No exijo nada, pero se podía tener sensibilidad con un pintor que peina canas y está comprobado que tiene más de un cuadro por ahí. Pero ni pío y me desilusiona. Si hay un organismo en la Junta que vela por el patrimonio, debería enterarse de este entuerto. Presumo de andaluz por el mundo, pero cuando te hace falta Andalucía y se calla...

¿Se ha planteado pedir que le devuelvan el cuadro?

–Esa obra es del pueblo, de El Bulto. El sacerdote va y viene, mientras que la obra está allí para los feligreses que lo han cuidado.

¿Seguirá haciendo piezas de arte religioso?

–Por supuesto. Las censuras y el direccionismo no van conmigo. Siempre he hecho lo que creía que tenía que hacer. La libertad es un denominador común y la hemos conseguido después de muchos malos ratos. Así que seguiré gozando de ella.

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