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Fuentes, Buñuel y Silvia Lemus, mujer del escritor mexicano. :: r. c.
Carlos Fuentes, 'olvidado'  admirador de Luis Buñuel

Carlos Fuentes, 'olvidado' admirador de Luis Buñuel

Rescatan un elogioso ensayo del escritor y su correspondencia con el cineasta, arrumbada en la Universidad de Princeton

DANIEL ROLDÁN

MADRID.

Domingo, 28 de enero 2018, 01:12

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Carlos Fuentes se quedó anonadado al ver 'Los olvidados'. La película de Luis Buñuel (Calanda, 1900 - Ciudad de México, 1983) le sacudió con toda su fuerza y el escritor mexicano no dudó en plasmar su admiración por la cinta en su primera crítica para la revista de la Universidad Nacional Autónoma de México. Corría 1952 y comenzaba una admiración por el cineasta que creció en años posteriores, hasta que el escritor azteca (Panamá, 1928 - Ciudad de México, 2012) consiguió junto a Juan Goytisolo que el jurado del Festival de Venecia concediera al turolense el León de Oro en 1967 por 'Belle de Jour'.

Tras este premio Fuentes da unas conferencias por Italia, donde empieza a crear 'Luis Buñuel o la mirada de la Medusa (un ensayo inconcluso)', que recupera ahora la colección Cuadernos de Obra Fundamental de la Fundación Banco Santander. Un texto que entrelaza las reflexiones del cineasta con el humanismo del escritor mexicano y que fue recuperado por Javier Herrera en la Universidad de Princeton. También encontró allí más de 70 cartas, postales y telegramas cruzados entre estos genios del cine y la literatura. Quince de estas misivas, enviadas entre 1966 y 1972, aparecen en el libro e ilustran el proceso y el contexto de la obra, dan fe de sus relaciones y personalidad, entre el humor y la amistad absoluta.

Herrera destaca que el ensayo era «muy complejo», ya que Fuentes quiso plasmar el universo de Buñuel. «Escribe como si fuera una película del genio aragonés», apunta este estudioso del cineasta. No concluyó el ensayo por diversos motivos. Uno fue el desencanto que le produjo el «frenazo» del Mayo de 1968 por parte de los comunistas. «No apoyaron a aquellos que se colocaron más a su izquierda», apunta. Otra razón fue que se vio inmerso en otros proyectos, como la adaptación de 'Bajo el volcán', obra de Malcom Lowry.

Ese desencanto de Fuentes con el Mayo francés se había acentuado tras ver dos años antes 'La edad de oro' (1930) en la Cinémathèque francesa -único lugar donde se podía ver, ya que estuvo censurada hasta 1982-.

El mexicano tuvo claro que Buñuel era un visionario. «¿Han vencido el tiempo -37 años- y la historia -la sociedad de consumidores- aquella visión de fuego de Buñuel y los surrealistas? Me rodea esta noche un público que dice lo contrario», escribe Fuentes. «Los jóvenes que en mayo del 68 levantaron las barricadas de París habían visto las películas de Luis Buñuel», añade. Es tal el impacto de Buñuel en Fuentes que no duda en llamar a este ensayo inconcluso 'La mirada de la Medusa'. Como la gorgona, el autor de 'El perro andaluz' o 'Viridiana' congela a quien le mira. «Buñuel petrifica al espectador con su mirada», dice rendido de admiración.

«Carlos Fuentes supo calibrar no sólo las dotes personales y artísticas de Buñuel, sino también su significación histórica como engarce entre la España tradicional y la cultura hispanoamericana, y entre la vanguardia europea y los nuevos vientos que corrían de renovación estética», apunta Herrera, quien ha ordenado este libro de Fuentes, «la más certera, aguda y completa aproximación a los más ocultos entresijos de la obra y la personalidad de Buñuel». Un director actual y eterno. «'Tierra sin pan' estará vigente toda la vida, como 'Los olvidados'. 'Viridiana' es un reflejo de la España de siempre. Y 'El ángel exterminador' estará siempre de actualidad», ensalza Herrera.

En las cartas Fuentes le confiesa a Buñuel que prepara un ensayo sobre su figura. «Sus películas están encontrando hoy su verdadero público, el de estos jóvenes para los que la gran intuición del surrealismo se ha convertido en la respuesta viva de nuestros días a los fracasos de la vida y el arte», argumenta, además de hacerle partícipe de la admiración que le profesa la generación del boom americano.

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