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Diego Guzmán y su hija Marta son los dos integrantes de Acuario Teatro junto a Marisa Centeno. Ñito Salas
El ‘aniversaurio’ de Acuario Teatro

El ‘aniversaurio’ de Acuario Teatro

La compañía malagueña de teatro infantil celebra 40 años sobre las tablas haciendo reír a varias generaciones

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Miércoles, 17 de enero 2018, 00:38

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Entrar al local de ensayo de Acuario Teatro es una experiencia con muchos matices. La primera sensación podría parecer de desorden: Centenares de ‘trastos’ acumulados que poco a poco comienzan a cobrar sentido: ocho lustros de espectáculos concentrados en un espacio finito resulta difícil de acomodar, está claro. La segunda sensación, la más fuerte de todas, es la que siente alguien que siendo hijo (o padre) ha crecido viendo a ‘Espagueti’ y sus amigos. De repente, cuando la vista se acostumbra a tantos atrezzos de otros tiempos, uno descubre que le suena una enorme cara gris con los cabellos movidos por el viento. «Así es, esa la usábamos en los 90», reconoce el creador de Acuario Teatro, Diego Guzmán.

La compañía malagueña de teatro infantil cumple 40 años subidos a las tablas, no solo de esta ciudad, sino de buena parte de este país y del extranjero. Bajo esta trayectoria subyace, precisamente, las primeras experiencias teatrales de varias generaciones de malagueños, desde sus actuaciones en teatros hasta más de una comunión que han tenido la oportunidad de animar. Ahora, los miembros de Acuario son tres: Diego Guzmán, su hija Marta, y la esposa de él (artífice de toda la cuestión administrativa), Marisa Centeno. «El nacimiento de la compañía fue por dos motivos: uno porque ya me dedicaba al teatro desde antes de formar Acuario», relata Guzmán, que acaba de cumplir 65 años, «pero también para dar respuesta a unas necesidades de una fundación sin ánimo de lucro. Algunos amigos consideramos unirnos y hacer un teatro para niños. Nos convertimos, que yo sepa, en la primera compañía específicamente dedicada a los niños», asegura.

Acuario Teatro presenta el 4 de febrero en el Festival de Teatro de Málaga su nueva obra, ‘El emocionómetro del inspector Drilo’

Pese a todos estos años, y siempre con sus altibajos, Acuario Teatro se ha mantenido fiel a su estilo; y su público ha hecho lo mismo con ellos. «Los niños, afortunadamente, siempre van a ser niños. Y se ríen de las cosas que hacen gracia», afirma el director, aunque reconoce que el fondo ha cambiado mucho. «Antes alucinábamos con cualquier cosa que volara, y hoy en día el cine o los videojuegos están llenos de recursos cinematográficos a unas dimensiones extraordinarias. Ahora es más difícil enganchar a los niños desde el punto de vista de la sorpresa técnica, sin embargo el teatro siempre ha tenido y tendrá la impronta de la presencia física. Somos seres humanos que estamos transmitiendo sensaciones y emociones, y que tú veas en el cine a alguien dando un martillazo sobre un cristal, nunca va a impactar igual que ver un cristal romperse por un martillazo frente al público», explica.

40 años de Acuario. Arrina 'Mi-sol-fa', una de sus obras más reconocidas a lo largo de estos años. Los años 90 fueron los mejores de la carrera de la compañía, según su director. La música y la estética son las principales señas de identidad de Acuario Teatro. SUR
Imagen principal - 40 años de Acuario. Arrina 'Mi-sol-fa', una de sus obras más reconocidas a lo largo de estos años. Los años 90 fueron los mejores de la carrera de la compañía, según su director. La música y la estética son las principales señas de identidad de Acuario Teatro.
Imagen secundaria 1 - 40 años de Acuario. Arrina 'Mi-sol-fa', una de sus obras más reconocidas a lo largo de estos años. Los años 90 fueron los mejores de la carrera de la compañía, según su director. La música y la estética son las principales señas de identidad de Acuario Teatro.
Imagen secundaria 2 - 40 años de Acuario. Arrina 'Mi-sol-fa', una de sus obras más reconocidas a lo largo de estos años. Los años 90 fueron los mejores de la carrera de la compañía, según su director. La música y la estética son las principales señas de identidad de Acuario Teatro.

Como empresa, Acuario ha sido capaz de seguir existiendo pese al contexto, aunque también han tenido grandes momentos. «Hemos tenido altibajos, pero ello nos ha hecho crecer más y mantenernos hasta hoy», asegura Diego Guzmán, que relata que después de la Expo 92 fue su momento cumbre de la compañía tras ser contratados por Canal Sur. «Nos hicimos más populares, pero ha habido otros momentos preciosos, cuando el estreno de un espectáculo ha sido un éxito de crítica y de público; veíamos que nos consolidábamos como compañía y nos llamaron para festivales internacionales en Francia, Italia, México o Taiwán.

Los peores momentos también los tienen claros:«Esta crisis puñetera se ha llevado por delante muchas ilusiones y mucho trabajo. No pudimos seguir creciendo, fue un momento de supervivencia», señala Guzmán, que aclara:«El peor momento de todos fue en la muerte de José María Alonso. Significó un antes y un después, en cierto modo me quedé viudo. Con el creábamos y montábamos, y disfrutábamos mucho tanto en la música como en todo lo demás».

Aunque no piensa jubilarse «como tal», Diego Guzmán sabe que ha llegado el momento de su hija Marta, que nació y vive en el teatro. «Llevo muchos años trabajando con mi padre codo con codo, Y aprendiendo de él. Introduciendo mi estilo también, pero siguiendo la fórmula que ha funcionado todos estos años», recalca.

Acuario Teatro celebrará en estos próximos meses un acto para celebrar su trayectoria: ‘40 años no es nada: el ‘aniversaurio’. Bajo este título, esperan que acudan las más de 120 personas que han trabajado con ellos, como el actor ganador de un Goya, Joaquín Nuñez. Además, estrenan en el Festival de Teatro de Málaga un nuevo espectáculo:‘El emocionómetro del inspector Drilo’ (4 de febrero en el Teatro Cervantes), un manual para que los niños identifiquen y regulen sus emociones. «Siempre seguiré ahí porque yo además de artista soy artesano. Me gusta hacer cosas, y mi hija va necesitarme. Aún tengo cosas que decir», sentencia Diego Guzmán. Y los niños, sobre todo los de Málaga, aún tienen mucho que ver y oír.

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