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José María Luna posa en una de las salas de la Colección del Museo Ruso instalada en Tabacalera
José María Luna: «La intención del Pompidou es continuar en Málaga»

José María Luna: «La intención del Pompidou es continuar en Málaga»

«Podemos hacer las cosas mucho mejor, pero no creo que eso justifique un balance negativo del proyecto», defiende el director de la Casa Natal de Picasso y de las delegaciones del Pompidou y del Museo de San Petersburgo

Antonio Javier López

Domingo, 28 de mayo 2017, 00:35

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Una antigua lesión en la pierna le ha dejado un lento andar caribeño. Tampoco ayuda a la recuperación el ritmo marcado por tres museos. Mañana se cumplirán seis años de su nombramiento al frente del primero de ellos, la Casa Natal de Picasso, al que ha sumado desde hace dos años y medio las delegaciones en Málaga del Centre Pompidou y del Museo de Arte Ruso de San Petersburgo. A punto de marcharse a un nuevo viaje, José María Luna repasa este periodo frenético del que reivindica las luces frente a las sombras.

¿Qué balance realiza de estos seis años al frente de la Casa Natal y de los dos y medio en el Pompidou y el Museo Ruso?

En lo personal y en lo profesional, positivo, evidentemente. Extenuante algunas veces, pero muy positivo. A nivel de la ciudad, no me corresponde valorarlo, pero creo que hemos hecho un trabajo muy importante en Casa Natal y ahora se está haciendo un trabajo realmente importante en los otros dos centros que gestionamos. Estoy muy contento de haber aceptado el reto de llevar la Casa Natal, en su momento, y luego de haber aceptado los retos de poner en marcha la Colección del Museo Ruso y el Centre Pompidou Málaga.

En relación a los nuevos museos, como adelantó este periódico (SUR, 16-1-2017), en su primer año natural recibieron un tercio menos de los visitantes anunciados. ¿Aun así cree que el balance es positivo?

Parece que es obligado que diga que está siendo muy positivo, pero es que creo que realmente lo ha sido. La ciudad se ha visto proyectada. Es un refuerzo a una oferta de la ciudad importantísima que la ha situado y singularizado con respecto a otras ciudades españolas y que ha convertido a Málaga en un referente nacional e internacional por su oferta cultural y de museos. Luego uno puede entrar en matices y en considerar que hay cuestiones manifiestamente mejorables. En cualquier obra humana las hay. Pero para mí el balance es positivo y a la vista está con el retorno del público que viene a los tres centros y de las actividades que se proponen.

Ya que habla de la recepción en la ciudad, el Pompidou recibe un 27,7% de público local y el Museo Ruso, un 46,4%. ¿Dan esos datos la razón a quienes piensan que son proyectos dirigidos a los turistas?

Creo que esa crítica, si se produce, es por desconocimiento, porque estamos trabajando con el público local en todos los niveles. El año pasado, el Museo Ruso realizó 180 actividades; el Centro Pompidou, más de 150 y la Casa Natal, un centenar y muchas de ellas se están conectado con agentes artísticos y culturales de la ciudad. Evidentemente, esas actividades están más enfocadas al público local que al turista.

¿No le parece decepcionante que apenas un tercio de los visitantes al Pompidou sean malagueños?

Hablamos de dos parámetros distintos. Esa también es una tergiversación perversa de las estadísticas. En todos los museos del mundo, el público local siempre es de menor porcentaje que el foráneo. No me parecen malos números. Si esos porcentajes los extrapoláramos a la participación en las actividades que desarrollamos, serían muy superiores.

Más ilustrativo parece el 5,5% de visitantes malagueños en la Casa Natal de Picasso.

Es distinto. La Casa Natal es un espacio físico pequeño, que tiene un discurso muy concreto. El visitante local ya lo conoce y ha crecido con él. Tenemos además dos museos Picasso en la ciudad. Son propuestas distintas, pero en las actividades que desarrollamos participa el público local. Cuando se replantee todo el edificio, quizá podamos trabajar en atraer a otro tipo de público, pero ahora mismo no es algo que me parezca que ocasione una preocupación especial.

El futuro de la Casa Natal

Habla de la sede la Casa Natal. Su ampliación se mantiene sin resolver desde hace más de una década. ¿Por dónde pasa la solución a las estrecheces de la institución?

La solución pasa por ser prácticos, por aprovechar y optimizar los recursos que tenemos y en esa línea iba la nueva museografía que se hizo hace cuatro años. En la oferta actual de la ciudad, el planteamiento de una gran Casa Natal con grandes instalaciones quizá, en mi opinión, tenga un sentido diferente.

¿No cree que tenga sentido ampliarla?

No digo eso. Digo que ahora esa ampliación tendría que estudiarse en otro sentido.

¿En qué sentido?

En un sentido más práctico, como digo, y de reforzar lo que ya estamos haciendo en nuestra línea de investigación y publicaciones.

De sus palabras se deduce que el crecimiento de la sede de la Casa Natal queda aparcado por ahora.

Soy pragmático. Tengo lo que tengo y juego con las cartas que tengo.

¿Cree que habría sido más rentable apostar desde la política municipal por Picasso en lugar de embarcarse en delegaciones de museos foráneos?

La marca Picasso, entre comillas lo que marca y lo de Picasso, la recuperó el Ayuntamiento en 1988. Creo que ha hecho un trabajo inestimable. Lo digo siempre: sin la experiencia de la Casa Natal nada de lo que está sucediendo habría sucedido de la misma manera. El Museo Picasso Málaga fue un referente esencial en 2003. También hay sectores muy críticos, que yo no comparto. No creo que Málaga esté excesivamente picassisaza como se dice en determinados sectores. Picasso está presente en su justa medida, pero había que apostar también por la diversificación. El éxito de Málaga está en la diversificación de su oferta.

Sin embargo, en la política municipal y en diversos ámbitos del sector cultural se cuestiona el gasto público en museos que, en principio, tienen fecha de caducidad.

Lo que está costándole a la ciudad es una cantidad aceptable y, segundo, hay que considerarlo nunca como un coste, sino como una inversión. Una inversión tiene un rédito a corto, a medio y a largo plazo. El rédito de la apuesta que la ciudad está haciendo no con estos dos centros, sino con los centros que cuelgan de su presupuesto, es un rédito que es viable, sostenible en el tiempo y desde luego muy rentable. Y es rentable a medio y a largo plazo. Si quiere lo ponemos en datos. El Ayuntamiento, en su presupuesto de 2017, está rondando los 15 millones de euros destinados a los distintos centros museísticos y expositivos de la ciudad. El Guggenheim de Bilbao tiene un presupuesto anual de 33 millones de euros. Nadie ya después de más de 20 años, discute los beneficios del Guggenheim para Bilbao. La ciudad de Málaga con 15 millones al año está posicionándose en lugares de referencia similares a Barcelona y Bilbao. Podemos hacer las cosas mucho mejor y estamos trabajando en hacerlas mejor, pero no creo que eso pueda servir para justificar un balance negativo del proyecto que se está realizando en la ciudad. La apuesta por el Pompidou y por el Museo Ruso ha supuesto el salto definitivo a la escena internacional.

Las cuentas

Ha sacado a colación el presupuesto municipal. El año pasado el Ayuntamiento debió destinar un millón de euros extra para cuadrar las cuentas de la agencia que gestiona estos tres museos y este año ese millón ya está incluido, asta representar el 77,59% del total. ¿Cuánto tiempo cree que se mantendrá esta situación?

Ese 77,59% quiere decir que los recursos propios son un 22,41%. El director del Museo del Prado, Miguel Zugaza, poco antes de su salida del cargo decía que uno de los elementos sobre los que había que reflexionar en torno al Museo del Prado era que someter a un museo como El Prado al estrés de tener un porcentaje de recursos propios del 60 o del 70% era bastante importante para una institución de ese nivel. Si me lo permite, sostener al estrés de una institución como la agencia el tener que estar pendiente de ese equilibrio es bastante injusto, en el sentido de que es una apuesta de futuro y además iremos creciendo. Ese promedio va a ir mejorando. Más lentamente de lo que nos hubiera gustado, pero va a ir mejorando. También me gustaría que constara que cuando este director llegó a la Casa Natal estábamos en un 97% de aportación pública y un 23% de recursos propios y en el último años hemos estado en un 60-40. Eso merece también un margen de confianza, porque el proyecto es muy ambicioso, estamos hablando de apenas dos años y medio de andadura estamos en un setenta y tantos frente a un veintitantos y ese es un balance que no todos los museos en España pueden presentar, aunque por supuesto esa mejorable.

¿No cree que esa evolución de la Casa Natal se contradice con el papel secundario que ha jugado desde su conversión en agenda para acoger a las filiales del Pompidou y del Museo Ruso?

No comparto esa visión. La Casa Natal tiene su papel, sus espacios y sus colecciones y las estamos aprovechando en la mejor manera que podemos. Estamos creciendo por la parte que mejor podemos crecer y no me parece nada desdeñable, porque además es un crecimiento de continuidad. Las exposiciones pasan, pero los libros y la investigación, que se viene haciendo desde hace muchos años, quedará. Tenemos afortunadamente una oferta realmente amplia y diversa como para que la Casa Natal produzca exposiciones con el hilo conductor de Picasso y eso me parece muy interesante.

En relación a esta oferta amplia y diversa, el director del CAC Málaga, Fernando Francés, defendió en este periódico (SUR, 28-4-2017): «No necesitamos un Pompidou para que haga un nivel inferior al nuestro, para eso ya estaba este museo. Y encima, siendo mucho más caro». Por alusiones, ¿cree que la propuesta del Pompidou es inferior a la del CAC?

Creo que el director del CAC es libre de tener su opinión, pero creo que los ciudadanos están comprobando los resultados que está teniendo el Pompidou con sus exposiciones y, sigo insistiendo, con sus actividades complementarias. La oferta concurrente de los centros y museos de Málaga está consiguiendo el éxito al que estamos asistiendo.

Un éxito franquiciado.

Es una expresión que hacía tiempo que no le escuchaba o leía, pero veo que la ha vuelto a rescatar del cajón.

¿Por qué le molesta?

Porque se emplea con una connotación peyorativa.

Pero el Pompidou y el Museo Ruso son franquicias.

Se ha utilizado con una connotación peyorativa. Pero mire, mire hacia allá (señala hacia el ventanal de la sala que da a la entrada de Tabacalera). Un grupo de niños a punto de entrar en la Colección del Museo Ruso. Gracias a estos acuerdos, tenemos acceso a unas colecciones de primerísimo nivel a un precio realmente barato y a partir de ahí también, en el caso del Pompidou, a una marca mundialmente conocida. En el caso de Rusia, la marca no es tan mundialmente conocida, pero sus artistas son de una proyección internacional.

El peso de la experiencia

Respecto a esa marca, ¿sería un fracaso no aplicar la renovación del acuerdo con el Pompidou por otros cinco años?

Soy más que moderadamente optimista en el sentido de que el Pompidou va a renovar. Y en el peor de los casos, creo que tampoco sería un fracaso. ¿Por qué? Porque creo que el terreno que se ha abonado, la experiencia que se ha tenido y la experiencia que se ha vivido, el equipamiento que queda... Todo eso es de una magnitud fácilmente mantenible. Pero insisto, que quede claro, en el caso de la renovación del Pompidou y con los datos que tengo y con las manifestaciones que ya se han hecho públicas por su presidente, la intención del Pompidou es continuar porque estamos contentas las dos partes.

La agencia nació con la intención de unificar servicios relacionados con equipamientos museísticos locales. ¿Cree que debería asumir competencias en otros centros municipales o con participación municipal, como el CAC Málaga, el Museo del Patrimonio y el Museo Carmen Thyssen?

Eso es una decisión que no me corresponde, pero la agencia es un instrumento del que el Ayuntamiento se ha dotado para, por economía de escala, optimizar recursos en servicios generales. A partir de ahí, las decisiones no las toma el director, las toman las personas responsables de las decisiones estratégicas de la ciudad.

Hablemos pues del director. Seis años al frente de la Casa Natal, dos y medio con el Pompidou y el Museo Ruso, en la gestión de museos ¿tres también son multitud?

Me parece una estrategia de mucho sentido común. Creo que hemos mantenido la singularidad de estos espacios y, aunque insisto en que todo el mejorable, creo que la experiencia está siendo muy positiva para todos y estamos igual de entusiasmados y de ilusionados que al principio. Hay mucho margen de mejora y crecimiento y vamos a explorar esos caminos.

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