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El arquitecto en su estudio de Génova.
«Las limitaciones ayudan a los arquitectos a concentrar esfuerzos»

«Las limitaciones ayudan a los arquitectos a concentrar esfuerzos»

Autor del museo Pompidou en París, el arquitecto Renzo Piano detalla el proceso de construcción del Centro Botín de Santander, que se inaugura el 23 de junio

GUILLERMO BALBONA

Miércoles, 24 de mayo 2017, 00:51

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En uno de los primeros bocetos fundacionales de lo que es ya su primera obra en España, fechado en otoño de 2011, Renzo Piano (Génova, 1937) en apenas unos trazos y unas palabras en inglés e italiano sobre una pequeña hoja, apuntaba lo que hoy es una realidad frente a la bahía de Santander: el Centro Botín, un doble volumen, Oeste y Este, en voladizo; el lenguaje de luz y mar y el abrazo diáfano con la ciudad.

Piano es en el fondo un constructor de relatos. El octogenario arquitecto genovés, premio Pritzker y autor del centro de arte Pompidou de París junto a Richard Rogers, expone el argumento al combinar su idea del edificio y el entorno; el espacio y el agua son sus personajes; la trama es un diálogo casi invisible entre los elementos, materiales y poéticos; y el desenlace, una mirada que mezcla el carácter recio de la identidad de la tierra con la levedad de la luz. «No se trata de enseñar músculo, sino de ser sutil», insiste.

El arte, la cultura y la formación vertebrarán desde el próximo 23 de junio la vida del primer proyecto en España del arquitecto. El edificio sobre el muelle santanderino consta de unos volúmenes ligados por un conjunto de plazas y pasarelas de acero y vidrio, revestido por una piel de cerámica integrada por más de 280.000 piezas.

- Dentro de un mes se inaugura el Centro Botín. ¿Qué valoración hace del edificio ya concluido?

- Ha sido una bonita aventura que al final duró lo que ha tenido que durar. Estos proyectos siempre se prolongan cuatro o cinco años, pero cuando vino a verme Emilio Botín su sentido práctico se impuso y quisimos acortar tiempos. Era un hombre de gran intuición, un banquero, un hombre de negocios pero con una pasión verdadera por la enseñanza, la educación de los jóvenes, lleno de interés por el arte... Entendió que la obra tenía que volar por encima de la ciudad y lograr un edificio de dos almas, una para el arte y otra para la educación.

- Y para el arquitecto, ¿cuál fue la clave?

- Lo bonito de Santander es que como Génova también es una ciudad ante el mar, en este caso sobre la bahía, en una permanente relación entre la ciudad y el agua y siempre con una belleza escondida. Hay que mirar a los dos rostros de la ciudad: yo soy navegante y desde el principio para mí Santander posee dos caras, la de la luz de la bahía y la del edificio que se apoya en la parte tranquila elevándose sobre los jardines.

- ¿Hubo que modificar muchas cosas para afrontar imprevistos o para enfrentarse a adaptaciones en el paso del tiempo?

- El Centro Botín representa lo mismo que un hijo pequeño en una familia. Si le preguntas al padre responderá que es el hijo más pequeño el importante porque es el que tiene más necesidades. En mi trayectoria representa y ocupa un sitio decisivo porque es la primera obra levantada en España y detrás está todo el imaginario de ese país para un italiano. Luego, los materiales y la luz han confluido a propósito para seducir. Gaudí en el parque Güell de Barcelona también hizo uso de la cerámica con un sentido similar. No es sencillo porque siempre se discute esa colisión entre la fantasía y lo técnico. Y luego tienes que tener muy en cuenta el futuro de la ciudad.

- ¿En qué sentido?

- Un proyecto público está concebido para durar siglos. Si te equivocas, si el edificio no posee la dignidad que merece y tiene un error, eso quedará marcado para siempre. Y ello lo diferencia de los proyectos privados o personales, domésticos. El Centro Botín, por ejemplo, tiene unos retos. Debe volar. En la arquitectura hay que diferenciar entre gestos formalistas y academicistas y las cosas que se hacen por una buena razón. El vuelo en este caso no es un gesto cualquiera, de decisión formal, sino que tiene que ver con el vínculo con la ciudad, por eso están ahí esas 280.000 piezas de cerámica. Este es un edificio con sentido público que nos sirve para dar a Santander durante siglos un elemento de transformación en un punto de referencia para la ciudad. Estará ahí para el ocio, para gozar de la visita... por lo que el deber del edificio es que tenga dignidad y se transforme en esa referencia de la que hablaba.

- ¿Ha existido libertad de actuación o siempre hay un margen para concesiones?

- Las cosas las puedes hacer por el placer de sorprender y son un capricho; pero si las haces por una razón noble y porque es necesario, es otra cosa. Por suerte nadie es nunca totalmente libre. La libertad es necesaria en el arte. Pero no necesitas una libertad total. Las limitaciones en arquitectura nos ayudan a concentrar los esfuerzos. En Santander se trataba de que el edificio no tomase la ciudad, que fuera ligero. Otra cosa son las limitaciones presupuestarias.

Las claves

  • Función

  • «La arquitectura sirve para hacer lugares para la gente. No empiezas por la forma, sino por la gente»

  • Relación con Santander

  • «La obra no debía tomar posesión del lugar, sino volar. Y ser un edificio para el arte y la educación»

  • Futuro

  • «El centro estará ahí durante siglos, para el ocio, para gozar de la vista...»

Pantalla polémica

- Es difícil contentar a todos y congeniar todas las voces....En esta etapa final se han discutido decisiones estéticas como la ubicación de la gran pantalla sobre la fachada lateral del edificio Oeste.

- En el caso de la pantalla, si hay unas bonitas imágenes, puede ser interesante. Es evidente que, cuando la miras, sólo tiene sentido funcional si hay imágenes frente a la plaza en la que se ubica. No creo que rompa la armonía del edificio. Si está apagada es feo pero su uso no condiciona el resto. Es un instrumento de diálogo con el público. En el Pompidou también se utilizó de modo parecido para hablar con la plaza. La cuestión del diálogo es saber qué hay que decir. Hay que escuchar a la ciudad, lo que no quiere decir obedecer.

- ¿La 'piel' de cerámica ha sido el verdadero 'tour de force' de este proyecto?

- La piel ha sido lo más complicado pero a su vez lo más importante. Amo Santander por esa luz difusa y gris que sale de la bahía, así que el edificio tenía que reflejar esa condición.

- ¿Hasta qué punto el Centro Botín tiene vocación de escultura para ser transitada?

- Un arquitecto que decidiera hacer una obra como una escultura no vale. Lo primero es hacer un lugar para la gente. La diferencia entre arquitectura y escultura es que la primera sirve para construir lugares para la gente. No empiezas por la forma sino por las personas.

- ¿En todo arquitecto hay un artesano, un técnico y un creador?

- A las nueve un arquitecto es un artista; a las diez es un constructor y toma el lápiz y dibuja; y a las 12 uno ya es sociólogo porque te transformas y piensas en la vida comunitaria, no en aquello que va más allá de los dibujos, sino en el placer de la gente, en lograr un nuevo lugar donde encontrarse.

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