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Rosa Montero, Jesús Nieto Jurado y Majo Siscar recibieron ayer el Premio de Periodismo Manuel Alcántara en el Rectorado de la UMA.
«Hay gente dispuesta a leer buenas crónicas»

«Hay gente dispuesta a leer buenas crónicas»

Majo Siscar y Rosa Montero reciben el Premio de Periodismo Manuel Alcántara, que también distingue a Jesús Nieto Jurado

Antonio Javier López

Lunes, 22 de mayo 2017, 23:16

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Una se mueve inquieta al otro lado del atril, cambia la posición de los brazos y de las piernas a cada instante, habla deprisa y se atusa la melena. La otra charla pausada, relajada pero firme, como quien dialoga con un viejo amigo. La primera está ahí como joven promesa convertida en realidad; la segunda, por su larga trayectoria. Majo Siscar y Rosa Montero se pasaban el turno de palabra, pero también, aunque fuera de manera simbólica, el testigo durante la entrega ayer por la tarde del Premio Internacional de Periodismo Manuel Alcántara en su décimo cuarta edición, que también ha distinguido con una mención especial a Jesús Nieto Jurado.

«Hay gente dispuesta a leer buenas crónicas», reivindicaba Siscar (Pego, Alicante, 1983), distinguida justo por una de esas crónicas: Los desenterradores de la paz, publicada en la revista 5W. Una publicación en papel especializada en información internacional puesta en marcha por una generación de periodistas «repartidos por el mundo» que, como la propia Siscar, ejercen su labor como freelances, es decir, sin la cobertura estable de un medio de comunicación.

Montero (Madrid, 1951) ha recordado que ella misma ha trabajado de esa manera durante casi toda su carrera que ayer se venía reconocida con el premio convocado por la Universidad de Málaga (UMA), Prensa Malagueña editora de Diario SUR y la Fundación Manuel Alcántara. «Este premio une a alguien mayor con alguien joven, es como pasar el testigo a las nuevas generaciones. Pero también está Manuel Alcántara, así que hay tres generaciones de periodistas», resumía Montero antes de rematar: «Ante este caos actual, nunca ha sido más necesario que existan periodistas con rigor, valientes».

Una valentía que llevó a Siscar al otro lado del charco, primero durante unos meses y después, durante un periodo más largo. «A los 25 años perdí mi primer y único trabajo en condiciones como periodista (...) Empecé a freelancear, aproveché el paro, agarré la mochila y me fui a México», rememoraba la informadora, que desde allí saltó a Honduras para cubrir el golpe de Estado en el país centroamericano.

«Es algo que siempre me había gustado, pero me encontré haciendo eso», ha compartido Siscar sobre su trabajo como reportera. Y justo esa labor fue también glosada por Nieto Jurado en su intervención: «A mis alumnos les digo que hay un género brillante que es el reporterismo».

Tanto Siscar como Montero han criticado la precariedad laboral en el sector y han reivindicado la necesidad de informadores independientes frente a los abusos del poder y la confusión traída por el aparente deseo de inmediatez en el consumo de información. «Internet es como el oeste americano», espetaba Montero, quien mostraba sus serias dudas sobre la capacidad de las redes sociales para convertir en informador a cualquiera con un dispositivo conectado a Internet. «El periodismo ciudadano es mentira (...) Siempre tiene que haber un periodista que verifique, que ponga en contexto», defendía la periodista y escritora, que quiso marcar distancias antes «todo ese caos de aturdimiento informativo en las redes».

Y frente al ruido y la furia en el teclado, el informador. «Basta echar un vistazo a sus trayectorias para ver que son periodistas de raza. Hoy más que nunca se necesitan periodistas de verdad, comprometidos, que pongan en cuestión todo lo que sucede a su alrededor, con ese virus de la curiosidad y de la absoluta rebeldía a la hora que buscar la verdad», ha sostenido el director de SUR, Manuel Castillo, que ha entregado los galardones junto a la vicerrectora de Cultura de la UMA, Tecla Lumbreras y el director de la Fundación Manuel Alcántara, Teodoro León Gross.

«La posverdad de hoy es la manipulación de siempre. La mentira cochina», zanjaba Montero, que acaba de estrenar tatuaje: un verso del poeta Raúl Zurita escrito en el desierto de Atacama y ahora en tinta sobre su piel. Un lema como escudo de armas para periodistas en tiempos inciertos: Ni pena ni miedo.

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