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Manzanares con su primero durante la corrida de ayer en la Maestranza.
Domingo de penitencia taurina en Sevilla

Domingo de penitencia taurina en Sevilla

Dos tercios de quites y sendas tandas de naturales de Manzanares lo más destacado de un festejo marcado por la mansedumbre de los toros de Núñez del Cuvillo

Antonio M. Romero

Domingo, 16 de abril 2017, 23:44

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Aunque la Semana Santa puso su punto y final, para los aficionados taurinos continuó la penitencia ya que la esperada corrida del Domingo de Resurrección fue un auténtico petardazo. El cartel con dos de las figuras más destacadas del escalafón, Morante y Manzanares, y uno de los jóvenes que más interés despertó en la temporada de 2016, Roca Rey, había generado una enorme expectación, la reventa hizo su agosto en pleno abril, la Real Maestranza lució su mejor cara y el público se vistió de gala, pero ¡ay! faltó lo principal, la materia prima del espectáculo: el toro. Porque sí, al albero saltaron seis reses de Núñez del Cuvillo ganadería predilecta de las figuras, pero su comportamiento estuvo muy alejado de lo que es exigible a un toro de lidia. Desde El Grullo llegó una auténtica mansada, sin fuerza, que no embistió y ante la que se estrellaron las ansias de triunfo e ilusiones de una terna que alguna responsabilidad tendrá al pedir este ganado. La emoción, base de la fiesta nacional, brilló por su ausencia. El público, mientras tanto, aguantó estoico dos horas y media de festejo con poca historia.

Y es que el balance artístico de lo sucedido en el albero maestrante es muy pobre: sendos piques en quites, dos tandas de naturales en el quinto y algún detalle suelto de Morante. Uno de los momentos de más intensidad de la tarde se vivió con el capote. En el segundo de la tarde, Roca Rey hizo un quite por chicuelinas al que respondió con torería Manzanares con la misma suerte dejando un ramillete de chicuelinas de mano bajo; en el tercero, Morante dibujó en el quite dos verónicas a pies juntos y una media soberbia, a la que dio cumplida réplica el joven diestro peruano con el capote a la espalda, donde los lances más ajustados fueron los tres últimos.

Con la muleta, los más destacado lo firmó Manzanares en el quinto con dos tandas por la izquierda donde hubo ligazón con muletazos hondos y largos, temple y empaque. Morante sólo pudo dejar algún detalle pinturero y algunos naturales sueltos así como un par de buenos pases de pecho en el cuarto. Roca Rey demostró que es un torero valiente, firme y poderoso, pero ayer le faltó toro para poder desarrollar su tauromaquia.

Morante recibió a su primero con unas buenas verónicas aunque sin terminar de romper. Desde los primeros tercios Rescoldito dio muestras de su falta de fuerzas y pegó arreones, en uno de ellos arrolló sin consecuencias a Lili. El núñez llegó a la muleta rehuyendo los engaños. El diestro sevillano tuvo la virtud de fijarlo en la franela y lo intentó por ambos pitones en otra ocasión se hubiera inhibido pero sin lucimiento. Con la espada estuvo mal, cinco pinchazos antes de cobrar una media estocada.

En el cuarto no se pudo estirar con el capote. En el caballo apenas se picó a Postinero. Mal banderilleado. Morante brindó a Mario Vargas Llosa una faena en la que sobresalieron, como queda dicho, algunos naturales que supieron a poco al respetable. Dejó una estocada y necesitó tres golpes de descabello.

Bueno fue el recibimiento capotero de Manzanares al segundo de la tarde, al que Chocolate dosificó en el caballo. Tras el pique con Roca Rey en quites, el diestro alicantino estuvo voluntarioso, aunque el trasteo no tuvo enjundia ni el diestro apretó a Blanquito, dada su falta de fuerzas. Lo mejor fue el estoconazo con el que hizo rodar al toro.

El quinto fue un animal que no dio opciones en los primeros tercios dada su falta de fuerza. Manzanares se percató de que Currillo tenía más fondo que sus hermanos y construyó una faena donde los pasajes más destacados llegaron por la izquierda, el mejor pitón del toro, con sendas tandas, mientras que con la diestra aguantó un par de miradas del burel. Dejó un pinchazo antes de cobrar una estocada caída y trasera.

Roca Rey es la sensación entre los jóvenes toreros que vienen empujando fuerte en el escalafón. La faena de su primero, un toro melocotón de nombre Asturiano, la inició con el pase de las flores, pero ahí quedó todo; voluntad y poco más ante las nulas opciones del burel.

En el último del festejo, Roca Rey intentó verónicas de pie y de rodillas en el recibimiento capotero con más predisposición que lucimiento. Al igual que a su primero, apenas lo picó en el caballo. El público protestó con fuerza a Flojillo porque el toro hizo honor a su nombre dada su falta de fuerza. El peruano lo intentó, pero la historia se repitió y el núñez era un animal sin raza, como toda la corrida. Hoy ya es Lunes de Pascua.

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